La lluvia calma los montes abrasados por los cien incendios provocados este fin de semana

El giro meteorológico que se ha producido sobre las dos de la tarde en Cantabria ha llegado en el mejor momento para ayudar en el operativo de extinción de incendios, un ingente ejército de personas y medios que llevan 48 horas trabajando sin descanso. Este fin de semana se provocaron 99 incendios forestales en 44 municipios de la región, todos a manos de «malnacidos» que aprovechan el viento sur para quemar, tal y como los ha definido el consejero de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, que, en declaraciones a este periódico, ha confirmado al filo de las seis de la tarde que, gracias a la lluvia y el viento que ha rolado a Norte, «prácticamente están todos los fuegos extinguidos y solo queda algo activo en Los Tojos».

Antes de esta conversación con el consejero quedaban 27 incendios activos, unos pocos menos que al inicio de la jornada, y algunos de ellos «especialmente preocupantes» que afectaban a las localidades de Lamiña (Ruente), Vejorís (Santiurde de Toranzo) y La Busta (Alfoz de Lloredo).

Las situaciones de mayor riesgo que se dieron a primera hora de la mañana, en la central hidroeléctrica de Vega de Liébana y en la localidad de Saja, en Los Tojos, han quedado resueltas hace unas horas.

Es una fórmula matemática. Cuando las suradas del invierno hacen acto de aparición en Cantabria, los incendiarios se tiran a los montes, prenden la mecha y llenan todo el territorio de columnas de humo. Y ha vuelto a ocurrir para disgusto de las brigadas forestales y de los servicios de emergencia regionales, que desde la tarde del viernes están en vilo y trabajando sobre el terreno para conseguir que estos fuegos no deriven en daños humanos ni materiales.

Y así ha sido. No ha habido que lamentar desgracias más allá que la pérdida de bosques y montes por todo el territorio regional. La zona más afectada, según un balance realizado por el consejero, ha sido Cabuérniga y Los Tojos, también Cabezón de la Sal, Alfoz de Lloredo, Ruiloba y Riotuerto.

Es imposible contabilizar ahora las hectáreas calcinadas en tantos focos y tan dispersos, ha dicho Guillermo Blanco, que sobrevoló las zonas más afectadas para observar el alcance de los daños y el trabajo de las brigadas. «Desde lo alto, es enorme la extensión quemada en Lamiña, y en toda esta zona del Saja... muchísimas hectáreas afectadas. Y Correpoco, Los Tojos... Una pena. Encima de Lamiña vemos una gran superficie quemada, imposible de contabilizar...»

Blanco ha querido destacar el «gran trabajo» realizado por todo el operativo de lucha contra incendios que su Consejería, «400 personas entre bomberos forestales, agentes del medio natural, la BRIF de Ruente, además de los efectivos del 112... Sin olvidar a los voluntarios de Protección Civil, que ayer estuvieron colaborando en el incendio de Santa María de Cayón, en La Encina. Todos día y noche trabajando, de forma abnegada, con sus batefuegos, con todo el esfuerzo y el peligro que conlleva». Y ha recordado que este fin de semana se dio, por desgracia, la combinación pefecta, «viento Sur y delincuentes. Siempre ocurre. Esos malnacidos salen con la virulencia del viento Sur».

Desde el Ejecutivo se sigue solicitando la máxima colaboración ciudadana para no realizar prácticas de riesgo, ya que la quema está prohibida en toda la región, y para cualquier información que pueda ayudar a identificar a los causantes de incendios pónganse en contacto con el 112, agentes del medio natural o guardia civil.