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El galardón que la Asociación de Empresarios de Campings de Cantabria ha otorgado a Ribamontán al Mar (el XVIII premio Tejo Cántabro que su alcalde va a recoger por el proyecto 'Surf a toda costa') no es una condecoración más. Además de un reconocimiento a ... su esfuerzo por alargar la temporada turística promocionando la región como destino surfista -algo de lo que se beneficia el sector de la hostelería, en general, y el del camping, en particular-, la distinción es otra prueba más de la creciente relevancia que esta práctica viene cobrando de punta a cabo de la costa regional, donde el surf vive subido en la cresta de la ola.
Según los datos recabados por la Universidad de Cantabria (UC) y el Instituto Nacional de Estadística (INE) en colaboración con las empresas Cegos y Exceltur, la industria del surf en la región facturó durante el año pasado un total de 14,2 millones de euros, seis más en relación a 2009 (8,2) y 400.000 euros más en comparación con 2018 (13,8).
14,2millones de euros generó la industria del surf en Cantabria en el año 2021.
48.000turistas vinculados a las actividades surfistas acogió la región el año pasado.
En los últimos trece años, pues, este sector ha visto crecer sus ingresos en un 40%.
Y no solo eso. Al mismo tiempo ha visto crecer, y hasta doblarse, otros números también relevantes a la hora de poner de relieve el exponencial crecimiento que está experimentando la actividad surfista en la provincia.
Así, y de acuerdo con los datos que manejan estas mismas fuentes, en Cantabria había en 2021 un total de 60 escuelas de surf. Son 25 más que las que operaban en 2009 (35) en una región que si aquel año recibió alrededor de 29.000 turistas vinculados a las actividades surfistas, el pasado acogió a aproximadamente unos 48.000.
El notable aumento observado durante la última década en todos los guarismos relacionados con esta práctica deportiva trasciende, de la misma manera, al ámbito exclusivamente competitivo, donde también los números se han disparado hasta casi duplicarse.
«La media de federados ronda los setecientos», explica el presidente de la Federación Cántabra de Surf, Óscar García, que matiza que esa cifra aglutina a «surfistas que compiten habitualmente». Hace diez años, añade, «la media estaría situada en torno a los 350/400».
García, que recuerda que la cifra de inscritos llegó a los 1.500 en 2020, el año de la pandemia, insiste en que ese, setecientos, es el número de surfistas que cuentan con ficha federativa, porque el número de personas que practican surf en Cantabria sin vínculos con la Federación, es decir, que surfean por libre, «puede rondar los 4.000 tranquilamente», dice.
Un dato, este, que prueba que el surf ha pasado de ser una práctica deportiva más bien marginal a convertirse en un valioso recurso socioeconómico para los municipios de la franja costera -Santoña, Noja, Ribamontán al Mar, Santander, Piélagos, Suances, San Vicente de la Barquera- con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.
Hace un año, un informe encargado por el Gobierno autónomo a la Universidad de Cantabria concluía que la gestión del surf «no se está interpretando de la manera adecuada en la región» y sugería, por ese motivo, una reorientación del modelo vigente «ante sus graves problemas de masificación».
Sobremanera en la época estival, donde los municipios surferos absorben a una cantidad ingente de surfistas de todo tipo -profesionales, amateurs y principiantes- que llegan con hambre de buenas olas y dinero sonante para gastar.
Considerado por los aficionados como la 'zona cero' del surf en la comunidad autónoma, el municipio de Ribamontán al Mar, reconocido internacionalmente por sus excelentes condiciones para la práctica de este deporte -«La playa de Somo se ha convertido en la capital europea del surf», escribió el Sunday Mirror-, hace tiempo que enfocó su mirada, y sus planes de desarrollo, hacia este universo.
Allí, el surf genera 4,4 millones de euros al año, además de 171 puestos de trabajo directos, que son los que pueden proporcionar sus veinte escuelas de surf (por las que en el año 2021 pasaron cerca de 12.000 alumnos), además de sus nueve surf-houses, sus ocho tiendas especializadas y sus dos talleres de fabrica- ción de tablas.
A los mismos pies de dos playas que reúnen las mejores condiciones posibles, Somo y Loredo, dos de los destinos surferos más conocidos de toda España, Ribamontán al Mar, que ofrece 300 días de olas al año, vive por y para el surf, un producto que cuida y mima porque, en suma, le reporta nada menos que el 30% de sus ingresos anuales.
A la vista de estos números, que año tras año desprenden enormes destellos económicos en el sector hostelero de la zona, no puede extrañar que la Asociación de Empresarios de Campings haya decidido premiar al municipio surfista de la región por excelencia y, más concretamente, a su plan de desarrollo local, alumbrado, entre otras cosas, para alargar la temporada turística y abrirse a nuevos mercados vinculados con lo mejor que sabe hacer, que es surfear.
LA FRANJA COSTERA
La Universidad de Cantabria elaboró el año pasado un completo informe sobre la actividad surfista en la región que incluía un mapa del surf inédito en el que se desmenuzaban cuales son y qué características técnicas y ambientales tienen todas aquellas zonas aptas para la práctica de este deporte en Cantabria.
Los autores de ese trabajo
inventariaron, cartografiaron y caracterizaron un total de 54 rompientes surfeables. Están en Ribamontán al Mar, San Vicente de la Barquera, Suances, Liencres, Noja, Santander y Santoña. Se reconocen siete conjuntos singulares como un patrimonio natural y un recurso estratégico deportivo, socioeconómico y cultural para los intereses generales de una comunidad autónoma que goza de un alto potencial de surf.
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