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La estadística dice que en Cantabria crecen los matrimonios y los divorcios. De momento –desafío lógico– es posible una cosa y la contraria. La dinámica ... se contagia a las relaciones políticas que reproducen esta tensión paralela: emergen y se sumergen nuevos partidos.
Los dos ‘psoes’ cántabros parecían disfrutar las vacaciones por separado, meditando si en septiembre –bautizando calendario escolar, pilar de su impronta gestora– se dan otra oportunidad. Pero agosto se está haciendo muy largo para los consejeros socialistas desautorizados por su militancia, tras acusar una sonora derrota electoral interna.
Toda su preocupación –pregonaban durante el duelo con Zuloaga– era la estabilidad del Gobierno de Cantabria. Pues bien. Díaz Tezanos –ella baila sola– se ha declarado en rebeldía y dice que no se apea del cargo. Predicaban paz y han acabado declarando la guerra, enfangando en ella al Gobierno cántabro.
Las tramas de suspense reúnen a los sospechosos en una habitación. En una atmósfera de inquietante tensión siempre hay alguien que se derrumba. La vicepresidenta no ha soportado la incertidumbre sobre el futuro de los suyos. La presión del silencio, la calma tras la tempestuosa victoria de Zuloaga, han vencido su templanza y se ha atrincherado en las barricadas del Gobierno antes de tiempo, cuando los otros ni siquiera han movido ficha. Aprovechando la desconcertante inmovilidad del estrenado secretario –desconocemos si por estrategia o por falta de determinación– los perdedores toman las riendas e imponen las condiciones. La respuesta de Zuloaga sigue siendo una humillante indiferencia: más silencio.
En la literatura negra quien se sabe descubierto suele incurrir en contradicciones. La vicepresidenta no quiere ser una marioneta, pero manda una carta a Zuloaga pidiendo instrucciones sobre los presupuestos. Antes de franquearla aireó su contenido para hacernos partícipes de este paripé. Pero, en un giro de guión, se descubre que los consejeros socialistas son agentes dobles. Cuando proclaman que no obedecerán a su nuevo secretario general porque sólo aceptan la autoridad de Revilla, que es quien reparte los sillones. Con lo fácil y ético que hubiese sido poner sus cargos a disposición de su partido. No a disposición del PRC.
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