«El uso de sustancias para anular a una persona y abusar de ella va en aumento»

-¿Cómo funciona Cavas?

-Atendemos a todas las personas, independientemente de la edad, de si son hombres o mujeres, aunque es cierto que la mayoría de personas que sufren estos delitos son mujeres. Realizamos la asistencia, tanto si el hecho es actual, como pasado. Trabajamos con adultos con abuso sexual en la infancia que, por lo que sea, han pedido ayuda en este momento. Nos derivan casos de usuarios de Salud Mental, también desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, desde Atención Primaria y desde Servicios de Urgencias de los hospitales, entre otros lugares. Cuando son conocedores, también desde los Servicios Sociales de base, desde Servicios de Menores, desde el ámbito educativo... Se nos conoce, en general, bastante. Tenemos una larga trayectoria y trabajamos mucho en la prevención y en la sensibilización de este tipo de violencia.

-¿Cuáles son las cifras en cuanto a asistencia?

-Si hacemos un balance general, atendemos unos 120 casos al año, de los cuales unos 70 u 80 son nuevos y el resto suele ser casos con los que ya estábamos trabajando. La importancia de todo esto es que no todas las situaciones de violencia sexual se denuncian, no todas las víctimas acuden para atender esa problemática. Si no, estaríamos hablando de cifras más altas.

-¿Se podría hacer una lectura sobre el ascenso o descenso de casos?

-La violencia sexual se ha dado siempre y se sigue dando. Se está trabajando mucho en la prevención, pero, lamentablemente, de momento seguirá habiendo este tipo de delitos, independientemente de la condición social, económica o de dónde vivas. Todos los años recibimos incluso cincuenta casos nuevos de menores en tema de abusos y también de adolescentes por acoso sexual.

-En relación con los jóvenes, ¿cómo influye el uso de las nuevas tecnologías en este ámbito?

-Pueden darse diferentes cuestiones. Desde una pareja que ha dejado su relación, han estado compartiendo fotos íntimas y una de las partes decide mostrar ese contenido para hacer daño a casos en que una persona adulta se haga pasar por un menor para tener acceso, precisamente, a menores de edad y pedirles fotos o vídeos íntimos y llegar a hacer chantaje con la difusión e incluso intentar actos de abuso presenciales. La juventud usa la tecnología y no se le puede prohibir, pero es fundamental que la emplee bien y que sepa las consecuencias que puede tener hacer un mal uso de ello.

-¿Qué otras situaciones nuevas detectan?

-En los últimos años hemos notado un incremento de casos con la sumisión química. Es decir, utilizar un tipo de sustancia para anular a una persona para abusar de ella. Esto no era tan común hace unos años y, aunque todos los años recibimos varios casos, vemos que ha habido un aumento. Son personas que no han consumido una gran cantidad de alcohol o nada y se despiertan en un sitio con dolores o molestias. En general, lo intuyen y van a Urgencias. De todos modos, tenemos de todo: menores que han sufrido abusos sexuales recientes o hace tiempo atrás... Hay de todo y en todos los ámbitos, pero puedo decir que en más del 90% de los casos, el agresor suele ser un conocido de la víctima. Tenemos la idea del asalto callejero, en el que un desconocido viene y agrede, pero estas situaciones son las que menos se dan.

-De todo ello se deduce la importancia de la prevención.

-Es una tarea que trabajamos mucho. Tenemos una Educadora Social que, a través de una subvención de Igualdad y de otras ayudas con las que intentamos financiarnos, acude a los centros educativos y también en los últimos años a unidades familiares, otras asociaciones de ocio y tiempo libre, colectivos que trabajan con jóvenes y profesionales que acompañan a esa gente joven que se encuentra directamente con las problemáticas, para que las sepan prevenir y abordar con las herramientas que tenemos.

-Y también es fundamental que se cree conciencia.

-Hemos trabajado mucho en concienciación y sensibilización. En el verano de 2019, a través de la Dirección General de Igualdad, pusimos en marcha la campaña 'Parar es cosa de uno, seguir es cosa de dos'. Había diferentes ejes y uno de ellos era la visibilidad. Se trabajó mucho durante las fiestas en los municipios. Pusimos puestos con paneles informativos. Después, en 2020, se paralizó esta acción por la pandemia, pero conservamos los paneles y los cedemos a diferentes municipios o entidades para que puedan hacer una exposición de concienciación sobre qué es la violencia sexual.

-En este sentido, ¿qué esperan de la Carrera de la Mujer?

-Queremos que más gente conozca la asociación y que la sociedad esté más concienciada sobre este problema. Esperamos que la sociedad se una, que se involucre y participe en la Carrera de la Mujer, pues es una forma de unirse contra este tipo de violencia. Este tipo de iniciativas son importantes para que asociaciones como la nuestra puedan seguir desarrollando su labor. Si ayudamos a una sola persona, ya ha valido la pena.