El susto de dos marineros de Suances al toparse con dos orcas: «¡Vamos a tierra, que nos están atacando!»

Dos marineros de la cofradía de Suances difícilmente podrán olvidar el tremendo susto que se llevaron ayer en alta mar al toparse con dos orcas. Estaban faenando a tres millas de la costa cuando notaron que uno de los aparejos que tenían dispuestos para pescar calamares dio un tirón y desapareció, al tiempo que sintieron un golpe en el casco del barco.

Entonces hicieron acto de presencia las aletas dorsales de dos orcas, que por el tamaño parecen hembras, ya que los machos son más grandes. Consumidos por los nervios de ver a los imponentes ejemplares nadando al lado de la embarcación, activaron el motor y, a toda la velocidad que da el barco, pusieron rumbo al puerto. «¡Que nos están atacando, vamos para tierra, que las tenemos debajo del barco!», se escucha decir a los marineros, en un estado de alteración notable, en un vídeo que ellos mismos grabaron y que ya circula por las redes sociales.

El susto no es para menos. Una orca hembra puede llegar a pesar cuatro toneladas y medir seis metros de largo. Los machos, hasta ocho. Y aunque son animales autóctonos se dejan ver pocas veces. «Son como el calamar gigante aparecido en Llanes. Forman parte de nuestra fauna marina, pero singulares al mismo tiempo. En Cantabria se dan pocos avistamiento de orcas, una vez cada dos o tres años», señala Diego de Vallejo, divulgador de la Red de Varamientos de Cantabria (Revarca).

Y en caso de dejarse ver lo hacen precisamente en estos meses, entre septiembre y octubre, pasando de Este a Oeste (de País Vasco a Asturias). Los ornitólogos profesionales llevan años avistando orcas durante las observaciones de aves marinas. «No se dice porque se teme siempre que la noticia pueda acabar haciendo daño a las orcas, porque haya concentración de gente y barcos para verlas», puntualiza De Vallejo. En 2016 unos pescadores grabaron de regreso al puerto de Laredo un espectacular vídeo de una vaina de orcas. «El superdepredador por excelencia estaba ese día ahí para que lo pudiéramos comtemplar», reza la descripción del vídeo.

Sobre la reacción de los dos marineros de Suances, De Vallejo subraya que es comprensible, «los nervios al ver un animal tan grande pueden jugar una mala pasada», se sintieron atacados, pero encender el motor y emprender la marcha a la costa a toda velocidad no es lo idóneo. «Es un error. Es como si fuesen perros mastines en el monte. Son animales muy curiosos e inteligentes. Al ver que acelera algo son capaces de perseguirlo, para ellos es como un juego. Estas orcas se alimentan de crías de ballenas, las matan persiguiéndolas, dándolas golpes y acaban hundiéndolas. Para ellas ver algo correr es como un gato cuando tiras una pelota, sale el instinto», explica el divulgador.

Por tanto, lo más aconsejable en caso de cruzarse con una familia de orcas es dar aviso por radio, aminorar la marcha, no hacer ruido y esperar a que se vayan. «Siempre se van», apunta De Vallejo.

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