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Cruz Roja de España comenzará a distribuir a partir del próximo día 1 de mayo las tarjetas monedero con las que las familias que se ... encuentran en situación de vulnerabilidad podrán comprar los alimentos que, hasta la fecha, venían recogiendo en las asociaciones benéficas organizadas para este fin. Piedras angulares de un modelo «mucho menos estigmatizante», según dice el Gobierno central, que en realidad lo que pretende es retirar de las calles cualquier rastro de miseria visible, como el que dejan las colas del hambre, esas tarjetas plantean serias dudas tanto al Gobierno regional, que alerta de que llegan tarde «y solo van a cubrir a un 10% de los demandantes de esta ayuda», como al Banco de Alimentos, que coincide en que este sistema «va a dejar fuera a miles de personas necesitadas». Según calcula el Ejecutivo autonómico, los productos distribuidos a través de este nuevo canal solo van a llegar a 500 de las 5.000 familias que los venían recibiendo. Además, las personas beneficiarias los van a tener que comprar en comercios autorizados que solo existen en 17 de los 102 municipios de la región y a un precio superior al que los adquirían las organizaciones benéficas que se los entregaban.
«Un caos», dice el director general de Dependencia del Gobierno regional, Eduardo Rubalcaba, que no oculta su «preocupación» ante la inminente puesta en funcionamiento, el día 1 de mayo, de este nuevo sistema de reparto de productos de primera necesidad, que consiste en sustituir la entrega presencial de tal ayuda, que hasta ahora realizaban los bancos de alimentos y la Cruz Roja, por la concesión de una tarjeta dotada con una determinada cantidad de dinero para la adquisición de esos productos.
Eduardo Rubalcaba
Director General de Dependencia
Gema Díaz
Pdta. del Banco de Alimentos
«El primer y más grave problema que plantea este modelo es que no va a cubrir, ni de lejos, las necesidades de todas las personas que necesitan esta ayuda», explica Rubalcaba, que cuestiona los requisitos requeridos para aplicar a una tarjeta monedero y la insuficiente dotación económica del programa.
Sobre lo primero, los requisitos, el director general recuerda que de este programa solo van a poder beneficiarse familias con al menos un menor de 14 años al cargo cuyos ingresos sean inferiores al 40% de la renta mediana nacional», de manera que «quedan excluidas, de entrada, todas las personas individuales, todas las familias que no tengan hijos menores de 14 años y todos los solicitantes con ingresos de más de 6.725 euros al año». Además, por si ello fuera poco, «también van a quedar excluidas las miles de personas que cumpliendo con todos los requisitos no van a poder acceder a la ayuda porque la cuantía apartada para ejecutar este programa –el Gobierno central ha destinado 890.000 euros a Cantabria– no va a alcanzar para cubrir las necesidades de todos los cántabros demandantes».
18.000 personas
solicitaron en 2023 ayuda alimenticia en Cantabria a través de Cruz Roja, Banco de Alimentos y Cáritas Diocesana de Santander.
9.500 personas
buscaron ayuda alimenticia en Cantabria en 2023 a través del Banco de Alimentos de la región.
1.250 toneladas
de alimentos valorados en 2,5 millones de euros distribuyó el Banco de Alimentos de Cantabria durante el pasado año 2023.
890.000 euros
es la cantidad que recibirá Cruz Roja en Cantabria para gestionar el reparto de alimentos en la región mediante las tarjetas monedero.
3.171 personas
cubrieron sus necesidades alimenticias en la región acudiendo a Cáritas Diocesana de Santander.
375.000 euros
invirtió el año pasado Cáritas Diocesana de Santander en ayudas a los necesitados mediante tarjetas, transferencias y vales de compra.
La suma de todas las personas que necesitando ayuda alimentaria no la van a obtener por este canal pone los pelos de punta. «La propia Cruz Roja, la entidad que va a gestionar el programa, ha estimado que con ese dinero podrá llegar a unas 500 familias». Considerando que el año pasado las organizaciones benéficas concedieron ayuda alimentaria a 18.000 personas en Cantabria, «estamos hablando de que se van a quedar fuera 4.500 familias», es decir, «el 90% de los demandantes de la ayuda».
¿Y qué va a pasar con ellos? «Nos tendremos que hacer cargo el resto de las administraciones públicas», es decir, las comunidades autónomas y las entidades locales, «con cargo a nuestros propios presupuestos», matiza el director general.
El nuevo sistema de distribución de la ayuda alimentaria no solo va a causar la desprotección de miles de personas vulnerables. Además, va a provocar una considerable devaluación del dinero destinado a este programa. La cantidad asignada al mismo (95,5 millones) no cambia significativamente con respecto a otros años (97 millones en el año 2023). Pero lo que se va a poder comprar con ella, sí.
Así funciona el nuevo modelo, en vigor desde el 1 de mayo
Requisitos Podrán solicitar la tarjeta las familias con menores de 14 años e ingresos inferiores al 40% de la renta mediana nacional. Es decir, sus ingresos no pueden superar los 600 euros al mes, los 7.200 euros anuales distribuidos en doce pagas o los 8.400 euros anuales distribuidos en catorce pagas.
Solicitud Para solicitar la tarjeta monedero será necesario acudir a una oficina de Servicios Sociales, donde un trabajador social analizará los datos de la familia y, en función de esa información, decidirá si la persona que demanda la ayuda alimentaria tiene o no derecho a percibirla. De ser así, el requiriente habrá que acudir, con cita previa, a la sede más cercana de Cruz Roja, para recoger allí la tarjeta.
Importe El importe dependerá del número de personas que formen parte de la unidad de convivencia. Tendrán un saldo de 130 euros mensuales si es de dos miembros (una persona adulta y una persona menor), de 160 si es de tres, de 190 si es de cuatro y de 220 si es de cinco o más.
Recarga La recarga de la tarjeta se facilitará por uno, dos o tres meses, y se podrá prolongar hasta un máximo de un año.
Utilización Los receptores podrán comprar con ella alimentos frescos o alimentos de naturaleza infantil, además de productos de higiene y limpieza.
Establecimientos En Cantabria podrá utilizarse en Carrefour, Alcampo y Eroski, supermercados que cumplen los requisitos fijados por el Real Decreto y por el Programa Básico, como disponer de un sistema que excluye su uso en productos que no son de primera necesidad, como alimentos ultraprocesados o bebidas alcohólicas.
«Las tarjetas tienen un saldo de 220, 190, 160 y 130 euros, según la condición del solicitante. ¿Sabe usted al precio que están los alimentos en los supermercados? ¿Lo que se puede comprar ahí por 130 euros?», pregunta la directora del Banco de Alimentos de Cantabria, Gema Díaz. «Yo no compro en un supermercado los alimentos que reparto. Cuando yo compro leche, compro un camión que me cuesta 17.000 euros porque me sale a cero setenta y pico el litro», revela la directora del banco, que no cree que los 890.000 euros que se han asignado a Cantabria cundan lo mismo gastándolos en un supermercado que comprando al por mayor.
«Eso por no hablar de los establecimientos en los que van a poder utilizarse las tarjetas monedero», dice Díaz. A saber, Carrefour, Eroski-Caprabo, Alcampo, Spar Gran Canaria, Más y Más, Alimerka y Dinosol.
En Cantabria solo operan tres. Los tres primeros, en concreto, que tienen abiertos establecimientos únicamente en 18 de los 102 municipios de la región. «Usted imagínese a una familia que vive en Pesaguero o en Lamasón y que tenga que bajar a Torrelavega para poder comprar», dice el director general de Dependencia, que cuestiona la elección de estos establecimientos ya no solo por su ausencia en 84 ayuntamientos sino por el perjuicio que supone ello para el comercio local.
«A mí esta situación me estresa mucho», reconoce Gema Díaz. Porque la certeza de que el nuevo modelo «va a dejar fuera a miles de personas necesitadas» le hace pensar que muchas de ellas van a tocar a la puerta del Banco de Alimentos de Cantabria en busca de ayuda desesperada. «Y claro, habrá que darles cobertura como sea», dice la directora, que ya avisa que en sus estantes no va a haber más alimentos de los que hubo el año pasado sino más bien todo lo contrario. «Habrá menos».
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Ana del Castillo
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