
Carmen Sarabia Cobo
«La tasa de abandono en Enfermería es muy baja: quien entra tiene claro que va a seguir»Secciones
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Carmen Sarabia Cobo
«La tasa de abandono en Enfermería es muy baja: quien entra tiene claro que va a seguir»A quienes como Carmen Sarabia Cobo se entregan a la profesión sanitaria se les suele preguntar por el papel que juega en ello la vocación. « ... No, no soy enfermera por vocación. Yo iba para ingeniero de 'teleco', pasé las Olimpiadas de Física, e hice doble bachillerato con idea de dedicarme a ingeniería o ciencias de la salud», repasa con rapidez y la misma precisión que exhibe en sus charlas de divulgación o presentando estudios científicos ante grandes auditorios. En el camino de Sarabia se cruzó, no obstante, el sueño (sin cumplir) de su madre y tras estudiar la carrera y sumergirse en la profesión, la vocación acabó abriéndose paso. «Aprendes a querer una profesión cuando la ejerces, que ese es mi caso. Entonces yo soy enfermera vocacional posformación».
Acreditada como catedrática desde 2023, Sarabia coordina el grupo de investigación de Enfermería del Idival, aparece en el ranking del CSIC como una de las 10.000 investigadoras más influyentes de España, y, hace solo unos días, ha tomado las riendas de una Facultad que conoce aldedillo, donde es profesora titular y donde esta mañana de primavera sigue recibiendo felicitaciones por el pasillo adelante. «Esto es la Casa Valdecilla, la escuela-facultad más antigua de España, en funcionamiento desde 1939», nos recibe la segunda decana de Enfermería de la historia de un centro con altísima demanda en sus plazas de nuevo ingreso. Sarabia es consciente de que hay «muchas personas» esperando formarse como enfermeras en la universidad pública de Cantabria y que ese «nivel de competición» hace que los solicitantes ya sean «excelentes».
–Enfermería tiene una nota de corte de 12,214 puntos. ¿Es la más alta hasta la fecha?
–La nota de corte siempre hay que ponerla en el contexto social y en comparativa con otras carreras. Las notas más altas siguen siendo Medicina o los dobles grados de Matemáticas y Física, de Educación Infantil y Primaria... Puede ir cambiando unas décimas, pero nosotros siempre hemos ido muy a la zaga de Medicina y eso suele repetirse prácticamente en toda España. La realidad es que Medicina tiene un número clausus de unos 120, nosotros de 83, y durante los últimos diez o quince años tenemos un porcentaje –entre 10 y 12 estudiantes– que entran en Enfermería con intención de irse a Medicina en 2º, una pérdida importante para nosotros.
Eso va a cambiar ahora con el nuevo real decreto 822, y ya no va a poder haber 'ese puente'. Con lo cual la gran consigna siempre es: ¿es realmente la nota media de la EBAU la que va a determinar el tipo de profesional que vas a ser? Obviamente no tenemos otro criterio por ahora, y es posible que las 400 personas que tenemos en lista de espera todos los años y eso no ha cambiado...
–¿400 personas?
–Sí, cada año. En los años que más, 600. Cuando yo entré en 1997, había 560. Muchas de ellas sí quieren hacer Enfermería, pero compites con la nota. Pero ahora, con el nuevo real decreto se va a modificar de tal manera que el salto no va a ser tan fácil.
–La idea es afianzar a quien elige el grado en primera opción.
–No somos la única profesión que tiene esa particularidad, pero ese real decreto viene un poco a estabilizar la cuestión a nivel nacional.
Por otro lado, también tiene uno derecho a equivocarse y la tasa de abandono tiene que ver con eso. Si nos comparamos, la tasa de abandono en Enfermería es de las más pequeñas: quien entra tiene claro que va a seguir –o puede dar su salto a Medicina, pero es lo raro–. Generamos un sentido de pertenencia con la carrera.
Carmen Sarabia Cobo
Decana de la Facultad de Enfermería
–Faltan profesionales. El Consejo General de Enfermería lo cifra en unos 123.000. ¿Hay cifras para Cantabria? ¿Se plantea la Facultad ampliar las plazas para dar respuesta a la demanda social?
–2021, pandemia, reunión del Ministerio de Sanidad con Universidades de cara a ampliar el número clausus de todas las profesiones sanitarias. Se negocia y se da una orden: aumenten en la medida de lo posible el número clausus porque tenemos que dar respuesta a la demanda en la sociedad. Obviamente faltan profesionales y la pandemia lo puso en evidencia.
La respuesta que han dado las facultades es que esto depende de dos cosas: espacio físico y profesores perfectamente cualificados para dar esta formación. Nosotros somos un departamento muy pequeño. Ahora mismo, a nivel de plantilla de profesorado, estamos entre lo más bajo en la Universidad de Cantabria. La nueva rectora, Conchi López, ha dicho que va a hacer una mirada especial a Enfermería porque necesitamos profesores para poder formar estudiantes y, sobre todo, necesitamos espacios. ¿Que eso es posible? Entonces podemos dimensionar un número clausus adecuado. Ahora mismo entra unas 83 y se ha incrementado un 10%, el esfuerzo se ha hecho.
–¿Qué posición ocupa la Facultad de Enfermería de la UC en el mapa nacional?
–Resumen histórico: somos la Facultad, antes Escuela Casa de Salud Valdecilla -una pena que se perdiese el nombre, yo voté en contra porque creo que marca Valdecilla sigue siendo un gran marchamo de calidad, sobre todo, por el 'engagement' histórico-. Aquí había un régimen de internado, antes de llegar a la formación de A.T.S., estamos hablando de 1939, cuando la marquesa de Pelayo funda esta escuela a imagen y semejanza de la Escuela británica Florence Nightingale. Es decir, fuimos y fueron muy pioneras, y seguimos en funcionamiento.
Valdecilla sigue siendo un gran referente a nivel nacional. Tenemos una nota de corte muy alta, es decir, expedientes muy altos, y en los últimos veinte años, en la prueba EIR (Enfermera Interna Residente), siempre hay una egresada de la Casa de Salud Valdecilla entre las 30 o 40 notas más altas. Esto no es solo fruto del buen nivel académico de los profesores, sino especialmente del nivel de prácticas: rotan no solo por Valdecilla, sino por todo el SCS. Seguimos siendo un buen sistema sanitario a pesar de ser muy pequeñitos, somos muy competitivos, exportamos especialistas y egresados por España, y somos muy valorados en Europa. Adquirimos competencias que otras enfermeras, como las británicas, no tienen. 180 créditos en diplomatura, 240 en grado: hacemos más horas, muchas más prácticas. Y con buenas prácticas, buenos profesionales y una buena partida de expedientes altos, el resultado es que somos de esas facultades bien posicionadas a nivel nacional.
–En cuanto a las especialidades de Enfermería, ¿cuáles hacen falta?
–En este caso concreto, las especialidades de Enfermería han existido siempre y tienen que seguir existiendo, eso va a hacer que demos mejor calidad asistencial. Una persona no tiene por qué saber de todo, las especialidades las necesitamos. El problema que tenemos es la disyuntiva. Se sacan títulos de matrona, enfermera, especialista en salud mental..., pero luego el campo laboral no les da una respuesta. Por lo tanto, nosotros podemos generar que haya especialistas y vamos a animar que lo haya porque estando bien formadas, especializadas, van a dar mejor calidad asistencial. Pero tiene que haber una respuesta por parte de los sistemas sanitarios para crear esas figuras adecuadas, no solo en competencias y en responsabilidad, sino también a nivel económico.
Dentro de todas las especialidades, aquí, en Cantabria, tenemos la gran suerte de que recientemente ya se ha aprobado la que, para mí, hacía falta -puesto que soy profesora de Geriatría-, que es la de especialista en Enfermería Geriátrica. Somos un país que llevamos abocado al tsunami gris. Somos el segundo en número de personas mayores y en 2040 seremos el país con mayor número de personas mayores. Vamos a tener una revolución real de cuidados y esa especialidad se ha peleado desde el Servicio Cántabro de Salud, me consta, y ya va a ser aprobad.
La única que tiene muchísimas dificultades es la llamada médico quirúrgica. ¿Por qué? Porque aglutina todas las especialidades clínicas y sólo está desarrollada en el ámbito militar. Desde aquí siempre se va a apoyar porque todo lo que sea conocimiento especializado va a permitir tener mejor calidad asistencial en la sociedad.
Carmen Sarabia Cobo
Decana de la Facultad de Enfermería
–La enfermería es una profesión asistencial y también tiene una dimensión investigadora. Prueba de ello es usted, que coordina el grupo de investigación en Enfermería del Idival. ¿Se nos olvida esa condición?
–La Enfermería es una ciencia y a la vez es una profesión. Todo lo que sea una ciencia conlleva desarrollar dos ámbitos importantes: tener conocimientos propios que solamente produce esa ciencia -nosotros tenemos conocimientos propios solo de enfermería-; y hacer una producción de investigación que sustente el avance. Por lo tanto, Enfermería es una ciencia desde hace 200 años.
El 80% de las personas que se dedican a este ámbito profesional tienen una labor asistencial, pero las competencias que marca la OMS (Organización Mundial de la Salud) para cualquier enfermera a nivel mundial tienen que ver con una labor asistencial; con una labor de investigación -no tanto que hagan investigación, sino que todas las enfermeras deben consumir investigación y aplicar evidencia, como en todas las profesiones sanitarias-; con un ámbito de gestión -somos grandes gestoras, y, de hecho, es la única carrera sanitaria que tiene una asignatura específica de derecho sanitario, gestión y administración, que, por ejemplo, no tiene Medicina-; y con una parte de docencia, es decir, somos una ciencia abocada a formar a futuros profesionales en grado y posgrado. Y también hay una quinta parte, que acaba de incorporarse hace siete años, que es la divulgación.
La divulgación está muy relacionada con la educación para la salud que hacemos las enfermeras, que es transmitir en un lenguaje llano y cercano a todas las personas términos que son complejos en salud. Cualquier enfermera, da igual el lugar en el que trabaje, tiene que desarrollar esas cinco, aunque el 80% de su trabajo pueda ser asistencial en un centro de salud.
A nivel academia, nosotros somos como cualquier otra carrera universitaria: el 60% de la labor de un académico es la investigación y el 40% es la impartición de ese conocimiento a través de la docencia. En mi caso concreto, estoy dirigiendo el grupo Investigación de Enfermería del Idival, que se crea en el 2017, precisamente porque no existía un grupo de investigación como tal.
–Que investigase directamente...
–... que investigue todos los ámbitos donde una enfermera interviene, que son todos los relacionados con el desarrollo integral de la persona y con el cuidado de la persona, tanto la salud como la enfermedad en todas las etapas de la vida.
–Los cuidados son una de sus principales líneas de investigación y mencionaba antes la irrupción del 'tsunami gris'. ¿Qué papel va a jugar aquí la enfermera? ¿Hablamos de investigación aplicada?
–Las enfermeras hacen una investigación teórica, pero fundamentalmente hacemos investigación aplicada: cómo lograr que las personas cuiden mejor de su salud para frenar el avance de las enfermedades crónicas, que es la pandemia del siglo XXI. Cómo logramos que las personas envejezcan con más salud, cómo hacemos intervenciones y ensayos clínicos, etcétera, etcétera. La palabra cuidado es inherente a la enfermera, de hecho, es la base competencial de una enfermera. Todas las profesiones sanitarias cuidan, pero el líder en cuidados siempre son las enfermeras desde hace 200 años, y, además, lo dice la OMS.
Hoy tenemos dentro de la agenda a futuro tres grandes patas. Una es el 'tsunami gris', porque vamos a ser el país más envejecido y tenemos personas mayores que envejecen con enfermedades crónicas que tenemos que cuidar, y da la casualidad que yo soy profesora de envejecimiento. Luego tenemos ese avance de las enfermedades neurodegenerativas: la demencia, el alzhéimer, que es otro campo de investigación, siguen siendo una gran debacle a nivel mundial. Y luego tenemos que cuidar al cuidador, es decir, esa persona que va a dar ese soporte. Recordemos que el 80% del cuidado a cualquier persona en España lo dan las familias. Ese es un 'suspenso' que tiene el sistema sanitario y el sistema social, que en nuestro caso van muy de la mano, y nosotras entramos a poder seguir cuidando ese cuidador.
–Es usted una divulgadora impenitente, además de promotora de la ciencia abierta.
–Cuando acabé de Enfermería, hice la carrera de Psicología porque me faltaba el conocimiento de la psique humana; y luego hice Antropología porque la cultura y la sociedad son importantes para poder comprender al ser humano en su totalidad, pero eso era más a título personal.
Yo empecé a trabajar en un centro de salud en Cazoña y luego en El Alisal (ambos en Santander) y, como buena enfermera de comunitaria, soy una educadora para la salud impenitente. Perseguimos a la gente para que cuide su salud, para que hagan deporte, para que dejen de fumar.
Cuando aparece el tema de la divulgación científica en mi ámbito, yo estaba haciendo la tesis doctoral y descubro que es un altavoz maravilloso, en un lenguaje muy cercano para llegar a las personas. Y entonces dije: no voy a hacer divulgación científica, voy a hacer educación para la salud para todo aquel que me quiera escuchar. Y ahí es cuando empiezo mi saga como monologuista, empiezo a hacer PechaKucha, el Pint of Science... y aprovecho cada altavoz desde el que poder transmitirle a la gente educación para la salud, para que cuiden su cerebro y envejezcan bien.
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