Revilla: «Ni un taxi voy a pasar»
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Revilla disfruta de su estancia en México, «que me he pagado yo de mi propio bolsillo», antes de la investidura de su amigo AMLONACHO GONZÁLEZ UCELAY
Santander
Viernes, 30 de noviembre 2018, 07:35
En febrero de 2012, cuando Andrés Manuel López Obrador era candidato a la presidencia de su país, México, dijo que si perdía unas elecciones limpias y libres se marcharía a vivir a 'La Chingada'. Aquella expresión sonó tan mal que al día siguiente ... la tuvo que matizar. No era una chanza cutre y grosera propia del más vulgar mexicano. Era el nombre del rancho que heredó de sus padres, Andrés y Manuela, y en el que en estos días se refugia antes de tomar posesión como nuevo presidente azteca.
AMLO no está solo en su retiro. En las horas previas a su gran día le acompañan tres buenos amigos cuyo único vínculo es, precisamente, la fuerte amistad que les ata a él: el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbin, el cantautor cubano Silvio Rodríguez y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que en cuanto llegó al rancho y alzó la vista al pórtico no pudo contener una carcajada.
Hoy, viernes. Miguel Ángel Revilla visitará la Casa de Cantabria en México, donde se reunirá con la comunidad cántabra afincada en el país azteca para conocer «su situación y sus necesidades».
Mañana, sábado. El presidente de Cantabria asistirá al acto de investidura del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, previsto a las once de la mañana -hora local-en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
«Como para no», admite el presidente en una conversación telefónica que confirma por sí sola, por lo embarullada, que efectivamente está hablando desde 'La Chingada'.
«Un sitio maravilloso», por lo demás, del que Revilla y Aurora, su esposa, que le acompaña en la visita, se han quedado prendados. «Estamos en el centro neurálgico de la civilización maya. Es impresionante, oiga. Un lugar mágico», resume el presidente recién desayunado en el frondoso jardín de la residencia privada del próximo gobernante de México.
— Miguel Ángel Revilla (@RevillaMiguelA) 29 de noviembre de 2018
Por la invitación, por la compañía y por el entorno, Revilla disfruta de unos días «inolvidables» que, quiere aclarar, ha pagado de su bolsillo. «No estoy aquí a cuenta del erario público. Aunque he venido en calidad de presidente de Cantabria, tanto mi viaje como el viaje de mi mujer y los demás gastos los he pagado con mi propio dinero. Ni un taxi voy a pasar», asegura el presidente anticipándose a los críticos.
«Y no me está resultando barato, no, porque entre una cosa y la otra....», añade Revilla, que da por bueno un esfuerzo que, según dice, va a repercutir muy positivamente no sólo en el futuro de los empresarios cántabros afincados en México -con los que se piensa reunir este viernes- sino en el de Cantabria por lo que al país azteca respecta.
«Mañana (por hoy, viernes) voy a hablar con los cántabros que residen aquí. Quiero saber de sus preocupaciones, de sus dificultades, de sus anhelos, transmitirles mi seguridad de que López Obrador va a ser un presidente justo, que no es ningún Maduro, y pedirles que le apoyen porque es la persona que necesita México, un país en pleno crecimiento y lleno de oportunidades», resumió Revilla, que el sábado acudirá a la investidura de su amigo AMLO en una fastuosa ceremonia prevista en el Palacio Legislativo de San Lorenzo (Ciudad de México) a la que también asistirán el Rey Felipe VI, el presidente español, Pedro Sánchez, y el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Entretanto, el presidente de Cantabria seguirá disfrutando de su estancia en la hacienda de 'La Chingada', donde invierte todo su tiempo en largas charlas con el resto de invitados, con los que arregla el mundo «platicando, como dicen por aquí, sobre la corrupción, sobre la pobreza, sobre la inestabilidad, sobre la situación de España y de México...», con los que hace coro a Silvio Rodríguez, «un personaje muy humano», con los que degusta los platos típicos del país, «un poco picantes», y con los que planea excursiones «a lugares maravillosos».
Lugares, la mayoría de ellos, ubicados a la misma puerta del rancho, levantado piedra a piedra en la ciudad chiapanesca de Palenque, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987 por el inmenso yacimiento arqueológico que preserva de la cultura maya y del que se estima que apenas se ha explorado un 2%. «Es una maravilla», repite una y otra vez Revilla, que reconoce que jamás en su vida «hubiera pensado que yo fuera a hacer un viaje como este».
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