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Temores y dudas por la salida de los niños

José Carlos Rojo

Santander

Jueves, 23 de abril 2020, 07:10

Las familias celebran que los más pequeños puedan dar paseos a partir del domingo, pero muestran incertidumbre por lo difuso de las condiciones y preocupación por si traerá un repunte de contagios

Familia Navarro-Berian /// Pablo (17 años);Lucía (16 años) y Javier (13 años)

«Los adolescentes quizá tienen más necesidad de salir que los niños»

Entre el matrimonio, los tres hermanos y la abuela, la familia suma seis miembros. Pablo tiene 17 años; Lucía, 16 y Javier, 13. De ellos, sólo uno podrá salir a la calle a partir del próximo domingo. «Me parece bien poder airearme un poco, porque en casa llega un momento en que ya llegas a agobiarte», cuenta el más pequeño. Pero sus hermanos consideran que la medida anunciada por el Gobierno, que fija la norma para los menores de 14, es una injusticia. «Deberían haberlo puesto para todos los que están por debajo de 18. ¿Por qué los más pequeños pueden salir y yo no tengo derecho?», protesta Lucía.

«Entiendo que deberían abrir la mano para los más pequeños, pero no deberían haberse olvidado de nosotros», razona el mayor.

De hecho, son los adolescentes quienes quizá tienen mayores necesidades de socialización. «Al más pequeño le veo menos preocupado. Mantienen mucha relación con sus amigos con los videojuegos en red, pero los más mayores están pasándolo peor, tienen más necesidad», acredita el padre, Roberto Navarro.

Es una idea que comparte la madre, Gema Berian:«El mayor está con la incertidumbre de que este año hace la prueba de acceso a la universidad y no sabe si va a poder disfrutar del que se supone que puede ser el mejor verano de su vida».

Quien no se queja es la abuela Conchita, que con 89 años está aguardando también el día en que permitan las salidas controladas a la gente de su edad. «Tengo la suerte de que vivo con mi familia y estoy muy bien acompañada; pero tengo amigas que están solas en casa y lo están pasando mal. Hay gente que está leyendo, que hace alguna manualidad, pero no mueven las piernas y eso a nuestra edad es un peligro para la salud», justifica

Familia De la Vega-Sánchez /// Noa (8 años) y Alba (4 años)

«Hemos hecho un horario con los vecinos para repartir los paseos»

El anuncio del Gobierno de España que autoriza a los niños a salir a dar un paseo corto cerca del domicilio familiar va a permitir a las hermanas Noa y Alba De la Vega – de ocho y cuatro años– volver a correr por los montes que rodean su casa de Oruña. Su madre, María José Sánchez, agradece esta medida. «Las niñas lo estaban pidiendo a gritos y necesitan un poco de aire libre. Son muy activas y ya te piden salir de casa».

Desde un primer momento, María José relativizó la anterior normativa, que solo permitía a los niños acompañar a los padres al supermercado, a la farmacia o al banco. «Sabía que iban a rectificar porque no era normal. Yo tenía clarísimo que no iba a ir a ningún supermercado con ellas, pero con este nuevo anuncio y viviendo en una zona de campo, nuestra prioridad es pasear por aquí con la mayor seguridad posible».

A lo largo de esta semana, varios vecinos de su urbanización han hablado y van a «autogestionar las salidas». «Hemos hecho una especie de horario para conciliar los paseos de los niños. Unos por la mañana, otros por la tarde, y a varias horas para no coincidir», relata.

Aunque todavía hay mucha incertidumbre sobre la normas concretas, María José cree que podrá llevar ella sola a sus dos hijas. «Dar un paseo por el pueblo de unos veinte minutos sería suficiente». Si no es posible, señala que su marido trabaja por las mañanas, por lo que se turnarían a Noa y Alba para que salieran las dos todos los días.

Su trabajo como maestra también permite a María José estar en contacto con otras familias y conocer situaciones diferentes durante este confinamiento. «Hablo con madres que viven con tres niños en un piso de cincuenta metros y el primer mes lo llevaron bien pero ya se les está empezando a hacer duro. Pienso que esta medida es beneficiosa sobre todo para esos niños y esas familias».

Familia Catalán-Ruiz /// Deva (3 años)

«Hace falta que concreten bien todo lo que se podrá hacer y lo que no»

Jorge Catalán y Blanca Ruiz, padres de Deva, de tres años, agradecen la medida que permitirá salir a su hija:«La primera semana lo llevó bien porque todo parecía un juego. Y la segunda también... pero cuando llegó la tercera, la cuarta y sobre todo en esta quinta, a veces se tira toda la tarde preguntando cuándo vamos a salir a la calle», cuenta la madre.

Deva tiene mucha energía, pasa los días completando actividades, juegos, correteando de acá para allá. «Cuando son así de pequeños no tiene sentido que los dejen salir a hacer compras. Si Deva entra en un supermercado va a querer tocarlo todo y no se puede evitar porque no puedes estar a todo», explica su padre. Por eso ven más lógico que el paseo pueda darse con mayor libertad en plena calle, en los alrededores de la casa. «Si puede salir a un kilómetro de distancia y puedes soltarla en un sitio para que corra y se desfogue sin que entre en contacto con nadie más, volverá a casa mucho más tranquila», concreta Ruiz.

Los progenitores entienden que soltar la mano con el confinamiento de los más pequeños era una medida necesaria. «Siempre que se haga con las condiciones de protección, porque de lo contrario podríamos tirar a la basura lo que hemos conseguido hasta ahora. A ver si concretan bien todo lo que se puede hacer y lo que no, que aún no está del todo claro».

Familia Ortega-Cires /// Marco (5 años)

«Marco saldrá con mascarilla y guantes por los alrededores de la casa»

«Los niños necesitan salir. Es lógico, porque se les está haciendo muy cuesta arriba, pero hay que ser responsables y estar atentos a ellos porque corren el riesgo de contagiarse». Esa es la opinión de Estiben Ortega sobre la nueva medida del Gobierno que permite las salidas de los menores de casa durante una hora y a menos de un kilómetro de sus domicilios. Es padre de Marco, un niño de cinco años, al que el confinamiento «se le está empezando a hacer pesado».

Desde el inicio del estado de alarma, Estiben y su mujer han puesto en marcha una rutina para la adaptación de Marco a esta situación. Se levanta, desayuna y después comienza la hora de hacer la tarea que le manda su profesora a través de una aplicación electrónica. El resto del día es para divertirse con juegos de mesa en familia o con sus juguetes. «También tenemos un pequeño jardín donde puede desahogarse», añade Estiben.

El pequeño Marco tiene una enfermedad del corazón por lo que la familia extremará todas las precauciones. «Saldrá con mascarilla y guantes». Al vivir en Prellezo, no esperan encontrarse a mucha gente durante sus salidas. «Le dejaré un rato con la bici o con el patinete en las afueras de casa y vuelta». Y es que Estiben no se muestra del todo confiado con la medida. «Habría que dar más pautas específicas de seguridad y no dejar algunas cosas en el aire».

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