Secciones
Servicios
Destacamos
A Francesco Calandra, un siciliano que ya tiene acento de Santander, le gusta darse un baño sabiendo dónde se mete. O, al menos, a qué temperatura está el agua. Así que durante el primer 'cole' lleva un termómetro en forma de pececito. Veinte grados, le ... marcaba este lunes en la Segunda del Sardinero a última hora de la mañana. «Está estupenda. No me ha costado nada meterme», decía recién bañado en la orilla. Como un pincel. Tirando de datos oficiales, los de la boya Augusto González de Linares (fondeada en 2007 por el Instituto Oceanográfico Español y que registra la temperatura superficial del océano a tres metros de profundidad), ayer el agua llegó a 21,56 grados. Pero es que el domingo rozó los 22 (en concreto, 21,92). Nunca en octubre llegó tan alto. De hecho, esa cifra está más de dos grados por encima de la temperatura promedio (valor climatológico). Desde que hay registros, un octubre con récord de temperatura fuera (eso lo confirmó la Aemet hace días) y también dentro del agua.
Raquel Somavilla, investigadora del Instituto Oceanográfico (IOE) enseña un gráfico para hacerse una idea de los datos. Está llena de puntos grises. Son todas las mediciones que ha tomado la boya en estos años. En medio, una línea negra, el valor promedio, lo esperable para un día. Sobre ambos símbolos, en octubre, una línea naranja. Las mediciones de 2023. A diario, récord de la serie. Por encima de todo lo demás. «Desde el 25 de Septiembre, según el ciclo climatológico, hasta ahora, la temperatura debería haber descendido 1,5 grados. Sin embargo, no ha descendido nada», explica la experta. «En esta época del año, lo típico es que la radicación solar no sea capaz de compensar el resto de pérdidas de calor del océano a la atmósfera y que el océano empiece a perder calor. Pero este final de verano y comienzo de otoño esas pérdidas de calor no son muy grandes». Días de sol intenso.
Raquel Somavilla
Instituto Oceanográfico Español
Todo, tras un verano de registros ya altos. Hablar de causas específicas es incompleto. No es sólo una cosa. «Partimos de una situación cálida en todas partes». El fenómeno de El Niño, el calentamiento global, una condición oceanográfica atípica en todo el Atlántico Norte... Y eso, en la orilla, se intensifica por la falta de vientos (que afecta a la temperatura del agua en la línea de costa, no tanto en océano abierto). Con todo, Somavilla indica que, «aunque seamos capaces de explicar con procesos específicos estas anomalías», no se puede dejar de citar el cambio climático. «Lo normal cualquier año sería alternar anomalías positivas y negativas, así como que, espacialmente –en toda la tierra o en todo el Atlántico–, se den tanto anomalías negativas como positivas. Pero este año 2023 en el que estamos las anomalías sólo tienen un signo: positivo».
21,56 grados
registró la boya Augusto González de Linares a tres metros de profundidad.
20,60 grados
era hasta el momento el registro más alto para un 9 de octubre.
19,58 grados
sería lo esperado, como valor promedio, para un día a estas alturas del año.
De la explicación científica a la playa. La única diferencia con un buen día de agosto en El Sardinero es que cuesta menos aparcar –y, aún así, no está fácil–. Sol radiante y agua caliente. «Está buenísima, como no ha estado ningún año», dice Juan Carlos Puente secándose con la toalla. Él habla de esa «impresión» tan típica al meterse al agua en el Cantábrico, del «cuidado» a la hora de entrar al agua en Santander. Del poco a poco, de los saltitos cuando viene la ola. «Pues ahora entras y prácticamente nada». Carmen De Mateo, a su lado, insiste en que «como este año» no ha disfrutado «jamás» del baño. «Está buenísima y te metes encantada. Casi da igual estar dentro que fuera».
Lo dicen los cántabros y los que vienen de fuera. «Venimos desde Valladolid y hemos elegido el día perfecto. No cuesta nada meterse al agua y ha sido un baño relajante. Está súper bien para las alturas del año en las que estamos», apunta África Marcos.
¿Hasta cuándo? Según explican desde la Agencia Estatal de Meteorología, para «la parte del Golfo de Vizcaya que nos afecta», estaremos, en cuanto al agua, «esta semana por encima de los 21 grados». «La semana que viene debería bajar un poco y situarse entre 20 y 21. Y la siguiente (a partir del día 23), entre 19 y 20. Tiende a suavizarse la temperatura, a refrescar», explica el delegado territorial de la Agencia, José Luis Arteche.
Con valores, en todo caso, que estarán aún por encima de lo previsible a estas alturas y que seguro que capta Francesco Calandra con su pececito-termómetro. Ayer, el hombre estaba encantado. Radiante tras el baño: «Lo he pasado muy bien. Me he metido al agua, he hecho ejercicio, he eliminado toxinas y estoy contento. Todo eso levanta mis defensas y, así, viviré más años».
En Tama los termómetros llegaron ayer a 33,1 grados. En San Felices, a 30,3. En Valderredible también hizo calor (29,8 grados), aunque su estación marcara la mínima de España (2,2) pasadas las ocho de la mañana. Cantabria vivió otro día de altas temperaturas y sin rastro de precipitaciones, algo que, según las previsiones de la Aemet, se mantendrá de forma más o menos estable hasta el viernes. Y no tanto porque bajen las máximas (pasarán de 30 en varios municipios). Más bien por las «lluvias débiles y dispersas a partir del mediodía» en un mapa de pronóstico en el que ya sí que aparecen las nubes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.