Los temporales arrastran a la costa cántabra a seis delfines en una semana

Un delfín listado (Stenella coeruleoalba) ha aparecido este martes varado y muerto en la Segunda playa de El Sardinero. Este ejemplar de más de dos metros (2,05) y casi cien kilos («unos 95») ha acaparado las miradas después de ser arrastrado por el oleaje hasta una de las playas más transitadas de Cantabria. Pero no ha sido el único. En apenas una semana, el mar ha arrastrado a seis cetáceos hasta los arenales de Noja, Isla, Laredo, Santoña y Santander. Lo explica Diego de Vallejo, de la Red de Varamientos de Cantabria (Revarca): «Llegan a las playas cántabras unos treinta al año, así que seis en tan poco tiempo son muchos, pero es un fenómeno habitual, son animales enfermos o en estado débil que los temporales de invierno arrastran hasta los arenales y en invierno suele haber un aumento».

Los delfines listados, presentes en las aguas del Cantábrico y muy frecuentes en las del Mediterráneo, no suelen acercarse mucho a la costa. De hecho, no es habitual verlos nadar y saltar en la bahía: «Es raro que entren, muy mala señal, normalmente encontramos comunes o mulares, pero los listados no llegan tan cerca, eso explica que haya sido arrastrado porque estaba herido, de hecho, tenía marcas de haberse peleado o tenido contacto con otros animales», apunta de Vallejo, quien puntualiza que el animal fue retirado este martes con una pala excavadora en un operativo dirigido por los Agentes del Medio Natural. El ejemplar ya ha sido trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, donde se llevará a cabo la necropsia para conocer las causas de su muerte. Este mismo martes otro delfín, también listado, acabó varado en Laredo, donde el lunes fue avistado otro ejemplar muy enfermo en La Salvé por un grupo de personas que practicaba Kitesurf. Aunque llegó con vida, el animal falleció poco después.

La semana pasada, el domingo, fueron hallados otros dos delfines comunes muertos, uno en la playa de Helguera (Noja) y otro en Isla. El primero tenía «evidentes marcas de mordeduras de tiburón carroñero», explican desde Revarca, que «habría aprovechado el cadáver del animal tras su muerte».

A estos cinco se suma una hembra juvenil de delfín listado encontrada con vida en la playa de Berria (Santoña). Los agentes del Medio Natural del Gobierno de Cantabria, junto con veterinarios y demás personal experto de Revarca intentaron salvarle la vida, pero finalmente no pudo sobrevivir por una fuerte brucelosis, una enfermedad muy habitual entre los delfines y contagiosa a través de la respiración. De hecho, el personal tuvo que protegerse con mascarilla para evitar el contagio a través del aire exhalado por el espiráculo (orificio de la parte superior de su cabeza), ya que se han dado algunos casos de trasmisión de la enfermedad entre delfines y humanos.

La Red de Varamientos de Cantabria del Gobierno regional es la encargada de llevar a cabo el seguimiento de estos casos con el trabajo en conjunto de los Agentes del Medio Natural del Gobierno de Cantabria para registrar, analizar y, en los casos en los que es posible, rescatar animales vivos y contribuir a la investigación y conservación de la fauna marina en la región.

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