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Javier Peñalba
San Sebastián
Miércoles, 1 de mayo 2019, 12:16
Entre diez y doce. Ese fue el número de personas que presuntamente agredieron al cántabro Santi Coca, de 17 años, la madrugada del ... pasado viernes hasta provocarle una hemorragia cerebral y una posterior parada cardiorrespiratoria que le sumió en un estado de coma profundo que le produjo la muerte. Así se desprende de las declaraciones efectuadas por tres amigos del fallecido y también su hermano, que en el momento de la agresión se encontraban con él en el escenario de los hechos.
Las manifestaciones de estos testigos directos de lo acontecido a las cinco de la madrugada, en la calle Ijentea de San Sebastián, entre el Real Club Náutico y el Ayuntamiento, vienen recogidas con mayor o menor extensión en los autos de prisión que el magistrado titular del Juzgado de Instrucción numero 1 de Donostia emitió la noche de lunes.
En las resoluciones, el juez considera que existen «indicios claros» de la participación de los seis investigados que fueron enviados a la cárcel de Martutene en la agresión que desembocó en el fallecimiento del joven. Los tres amigos y el hermano habían permanecido en la discoteca Gu y tras el cierre salieron al exterior, donde se unieron con Santi, que esa noche había estado en Bataplán con otras personas. Del contenido de lo manifestado por todos ellos en dependencias policiales y judiciales, queda claro que el incidente comenzó por el paquete de tabaco.
El episodio, sin embargo, se desarrolló en dos fases. Detallaron que en la primera, uno de los integrantes del grupo de los agresores le pidió a un amigo del fallecido un cigarro y que al negárselo se apropió del paquete entero. Fue el preludio de las agresiones que luego se sucedieron, después de que la misma persona que le había arrebatado el tabaco, en un acto que pareció un desaire, ofreciese un pitillo de la misma cajetilla al chico al que se lo había quitado, que no era Santi Coca. Ahí estalló todo.
Según la declaración, en ese momento uno de los integrantes del grupo sí zarandeó al joven fallecido, al que golpeó tirándole al suelo. Este testigo manifestó que, a continuación, se unieron más personas «hasta formar un grupo de unas 10 ó 12», y que presenció cómo le dieron «todo tipo de golpes a Santiago, con puñetazos y patadas». El amigo, igualmente, declaró que el menor quedó inconsciente, y precisó que cuando tres de los amigos acudieron a socorrerle, los agresores no solo no dejaron de pegarle, sino que golpearon también a los amigos.
El hermano de Santi, por su parte, relató que habían quedado tras la salida de Bataplán para regresar a casa. Fue ahí cuando él se enteró de lo ocurrido. Un amigo le puso al corriente del incidente con el tabaco y entonces presenció cómo tres individuos volvían a acercarse a ellos. Añadió que en aquel instante apartó la mirada hacia atrás y que lo siguiente que vio fue cómo agredían a su hermano con patadas y puñetazos. Ante aquella situación, trató de defenderle y en el intento resultó también herido.
El auto analiza asimismo el contenido de las imágenes que fueron obtenidas por las cámaras de seguridad de uno de los edificios municipales cercanos al lugar. El vídeo muestra un primer incidente entre Santi y uno de los integrantes del grupo de agresores, que «comienzan a empujarse», y continúa con la agresión en la que intervinieron otras personas «hasta unirse unas diez», se indica en el auto. La secuencia muestra asimismo cómo todas ellas agreden a la víctima incluso cuando se encuentra ya en el suelo. «Le arrinconan contra la pared de la discoteca y durante unos veinte segundos continúan dándole patadas, hasta que un varón interviene para separar», afirma el juez.
La resolución también recoge las palabras de otro testigo que afirmó que «alguien» propinó un puñetazo a uno de los detenidos y «este se volvió loco, cogió del cuello a este chico -Santi-, le llevó contra la pared del Náutico» y que una vez allí, con la víctima en el suelo, «continuó pegando patadas y puñetazos».
El magistrado sustenta su decisión de ingreso en prisión de seis de los detenidos, por un lado, en la gravedad de los hechos. En este sentido recuerda que el delito de homicidio está sancionado con penas que oscilan entre 10 y 15 años y precisa que en este caso podría concurrir la agravante de «clara superioridad» que dejó a la víctima en una «situación de indefensión».
Los seis autos de prisión dictados pueden ser recurridos por las defensas ante el mismo juez o ante la Audiencia Provincial.
Cientos de personas despidieron el martes al joven Santi Coca en San Sebastián, donde vivía con su madre (su padre reside en Reocín). Lo hicieron en el transcurso del funeral que se ofició a las siete de la tarde, en la parroquia de San Ignacio, en el donostiarra barrio de Gros. Al acto acudieron familiares y amigos del menor fallecido, entre quienes se vivieron momentos de gran emotividad.
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