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Fue una sorpresa. Arcadio Blasco apenas llevaba un año al frente de la Delegación Territorial de la Aemet tras la jubilación de José Luis Arteche, ... pero quedó libre el mismo puesto en Aragón y él había estado allí destinado muchos años. Un traslado lógico. Sergio Fernández González (Palencia, 1987) trabajó con los dos. Con Blasco y con Arteche. Conoce el puesto y la casa. Le toca. Joven y con pinta de prudente, cuenta con un currículum sólido. Esta entrevista es la carta de presentación del nuevo delegado territorial de la Aemet.
–¿Cómo le suena ser el nuevo hombre del tiempo en Cantabria?
–Bueno, cuesta adaptarse a ese término y hay mucha responsabilidad. He asumido el reto una vez que Arcadio Blasco ha pasado a ocupar el mismo puesto en la delegación de Aragón y a intentar hacerlo lo mejor posible.
–Preséntese. Porque no es nuevo en el centro ni en Cantabria.
–Soy de Palencia, pero tengo antecedentes en Cantabria. Mi abuelo era pasiego y con mi abuela vivieron aquí una temporada. Y, por la parte de mi padre, también estuvieron viviendo. Además, Palencia y Cantabria están al lado. En Aemet llevo desde 2017. Estuve año y medio en Madrid y, desde 2019, estoy en Cantabria. Primero como técnico de Estudios y Desarrollos, y, luego, desde 2021, como jefe del Grupo de Predicción y Vigilancia de Santander. Son ya seis años.
–Sabe que su teléfono va a sonar mucho, ¿no?
–Sí, lo sé. Al final, una de las principales labores del delegado es la portavocía de la Delegación. Y eso supone, entre otras cosas, atender a los medios. Estaré encantado de hacerlo siempre que necesiten alguna información.
–A los medios y a sectores que ven en las predicciones algo básico para su labor. Hablo de la hostelería o del turismo en épocas próximas como Semana Santa, por ejemplo. ¿Es consciente?
–Claro. Arcadio, en este último año, me preguntaba en ocasiones cuando tenía que atender a los medios. Yo estaba más encima de la predicción, al estar en el grupo de Predicción y Vigilancia, y estoy acostumbrado, así que no hay problema. Al final sabes que la predicción influye para la estación de esquí de Alto Campo o para el teleférico de Fuente Dé, que, si hay fuertes vientos, se cierra, por poner un ejemplo. Siempre que hay un puente o Semana Santa o cualquier periodo vacacional la gente está preocupada y en Cantabria hay muchas reservas de última hora. Y no solo en turismo. Es importante para un montón de actividades deportivas o económicas. Para saber si podemos ir a la playa o para ver qué actividades podemos hacer sin asumir riesgos.
–Alguna vez ha habido alguna polémica. Recuerdo una con Revilla... El problema es ese simbolito sobre el mapa para un territorio amplio y un día entero.
–Es que ese es el problema, que tenemos que resumir las 24 horas en un simbolito para lo que aparece, por ejemplo, en los medios. En el periódico, en la tele, en la web... Y, al final, en el pronóstico para un día te puede aparecer sol, nubes, lluvia... Ayer (el lunes pasado) empezó el día con viento sur y veinte grados. Luego cambió a componente norte y terminamos con cielos nublados y lluvias. Es tan cambiante que yo recomiendo no quedarse sólo con el simbolito. Hay una predicción textual que puede orientar.
–Ya que estamos, ¿qué tal pinta la Semana Santa?
–El pronóstico en Cantabria es más complicado, incluso, que en otras zonas debido a la orografía. Estamos muy influenciados por el mar Cantábrico y la nubosidad que se queda retenida cuando viene el viento del norte. Si viene el viento del sur, tenemos condiciones distintas. Ahora mismo, con el desarrollo de los modelos numéricos de previsión meteorológica, se ha mejorado mucho. A 48 o 72 horas somos bastante precisos. A una semana va bastante bien. Pero, más allá, la predecibilidad disminuye y aumenta la incertidumbre. Para Semana Santa todavía no podemos dar un pronóstico fiable. Queda mes y medio y seguramente lo que diga luego cambiaría. Sí podemos avanzar que esta semana y la siguiente lo más probable es que las temperaturas se sitúen por encima de los valores normales para la época, y que las precipitaciones estén en torno a los valores normales o por debajo.
–Podemos confirmar que es más difícil hacer el pronóstico aquí que en su tierra, Palencia, ¿no?
–En ese sentido, sí. En general, en las zonas de costa suele ser más complicado. Nosotros estamos muy influenciados por el paso de borrascas, sistemas frontales que en el interior de la península no siempre entran. Suele haber tiempo más estable allí.
–¿Con el cambio climático resulta aún más difícil?
–Sí, porque se va notando que los patrones meteorológicos que había hace décadas ya no se cumplen siempre, y el tiempo cada vez es más variable, más cambiante. Vamos hacia un territorio un poco desconocido. Por ejemplo, que el Mar Cantábrico se caliente en verano más de lo que se calentaba hace varias décadas nos aporta más vapor de agua disponible y, luego, cuando puede haber tormentas, las precipitaciones pueden ser más intensas. En ese sentido, es un reto añadido, sí.
–Se habla, de hecho, de más fenómenos extremos.
–Sí, eso es. En el caso de Cantabria, por ejemplo, si vemos las precipitaciones de las últimas décadas, no se aprecia una tendencia clara por la que podamos decir que están claramente descendiendo. Pero lo que sí parece es que se concentran en menos días.
–En general, si le pido tres evidencias de cambio climático en Cantabria, ¿las tiene?
–Ya comentábamos que la temperatura del Cantábrico en verano los últimos años está subiendo con respecto a las últimas décadas. La temperatura del aire también. En el interior también está subiendo claramente. Podemos ver que los últimos diez años han sido más cálidos que la media. Se esperaría que algunos años fuesen cálidos, otros fríos, pero ya cuando los diez últimos están por encima de la media, está claro que hay una tendencia. Y con las precipitaciones, pues eso, que hay más irregularidad. Y otra cosa que está muy clara sería la cobertura del manto nivoso, el espesor de nieve que hay en las montañas. Estamos viendo que las temporadas de las estaciones de esquí son más cortas. Tienen que tirar de cañones para hacer nieve y la semana pasada ni siquiera se pudo crear nieve porque las temperaturas estaban por encima de cero grados, incluso a 2.000 metros.
–Ha trabajado con los dos últimos delegados. Cada uno con sus ideas, con sus planes, con su línea. ¿Cuál es la suya?
–La intención es seguir una línea continuista. Una de las prioridades es la atención a los medios y estar en contacto con los distintos sectores de la sociedad para intentar estar cerca de la ciudadanía. Somos un servicio público y queremos poder ayudar a toda la comunidad. Por otra parte, vengo de la predicción operativa y creo que es fundamental estar en contacto con los principales usuarios. Delegación del Gobierno, Protección Civil... Poder transmitir la información lo más precisa posible e intentar aportar recomendaciones para minimizar riesgos.
–Ahí tenemos que hablar de la dana. Juegan un papel decisivo.
–Sí, lo que quiero transmitir es eso, que estamos disponibles aquí para consultar cualquier duda y poder ayudar dando la información más precisa que tengamos.
–¿Qué fenómeno extremo es el que más puede preocupar en Cantabria?
–A bote pronto diría que las inundaciones. Es a lo que más población puede estar expuesta. Y más infraestructuras, viviendas... Las inundaciones de los principales ríos de Cantabria, que no están regulados por embalses la mayoría, así que hay poco margen para regular los caudales. Eso podría ser lo más perjudicial.
–Han comentado que no se conoce todo lo que hacen...
–Sí, a veces hablas con la gente y no saben dónde está la delegación de Cantabria. Dicen: 'he pasado por la senda norte y he visto un edificio que no sabía lo que era'. En ese sentido, tenemos un proyecto que se llama Meteoescuela. Se acude a centros escolares a instalar garitas meteorológicas para que los alumnos aprendan cómo hacer las observaciones y, también, una vez a la semana durante el curso, en colaboración con la Consejería de Educación, acuden a visitarnos centros escolares.
–También les toca invitar a que se consulte el tiempo en la Aemet. Ahora mucha gente tira de móvil. ¿Qué le parece?
–Hay que hacer divulgación tanto por nuestra parte como por los medios. Para diferenciar entre los pronósticos que están basados en la ciencia, en metodología contrastada, y otros pronósticos o titulares sensacionalistas que no tienen base por detrás. En las próximas semanas se actualizará la aplicación de Aemet para intentar adaptarnos e intentamos a través de redes sociales compartir la información para llegar al mayor número de personas posible.
–¿Y qué le parecen los métodos populares como las témporas?
–Están basados en cómo era la climatología hace décadas. Y, como decía, el clima está cambiando. Te contaban cosas basadas en tendencias: que en enero nieva, que en marzo se siembra un cultivo... Pero ese pronóstico no tiene base científica. Yo siempre recomiendo basarse en la ciencia contrastada.
–Me decía su predecesor que evitaba decir su trabajo porque le preguntaban por el tiempo hasta en el chat de vecinos.
–A mí me tienen fichado porque vivo en Cueto y vengo andando hasta aquí. Me preguntaban: '¿Dónde vas, que para allá no hay nada?'. Así que ya saben dónde trabajo desde el principio.
–Así que usted también habla del tiempo en el ascensor...
–Sí. Lo típico que te preguntan a ver si pueden poner la lavadora hoy.
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