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1
Conocido como el 'bombón de La Gomera', Agulo es un inmenso mirador teñido por el verde de sus cultivos sobre el océano Atlántico. Sus calles empedradas llevan a la iglesia de San Marcos con sus blancas cúpulas, en contraste con el tono rojizo de las tejas de las casas. Es una de las poblaciones más pequeñas a la par que más antiguas de la isla de La Gomera y su casco antiguo es uno de los mejor conservados de todo el archipiélago.
2
Alcúdia es la antigua capital de Mallorca y goza de una historia, una geografía y una dinámica social que la convierten en una de las localidades más singulares de la isla. Destacan los restos arqueológicos de la ciudad romana de Pol·lèntia y los dos recintos de murallas, uno medieval y el otro renacentista. El término municipal está situado en el noreste de Mallorca formando una península entre dos bahías, con muchos kilómetros de costa, con playas y grandes acantilados.
3
En la Sierra de Huelva, en los límites del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, se encuentra Almonaster, un pequeño pueblo con algo más de 600 habitantes. La localidad misma, así como sus 14 aldeas, se convierten en lugar de visita obligada para descubrir un patrimonio único y un paisaje rico en vegetación, lleno de colorido. Posee una arquitectura popular de gran interés, con calles empedradas y rincones singulares y un legado histórico, cultural y monumental que lo hacen bien merecedor de la catalogación Conjunto Histórico Artístico desde 1982.
4
El pueblo conocido como 'los jardines del visir' ha ido creciendo a lo largo de un terreno escalonado, herencia de sus fundadores árabes, y muestra todo su esplendor entre castaños, encinas y alcornoques. Para el periódico The Times, a pesar de su tumultuosa historia de levantamientos, bandidajes y represalias, «Genalguacil es un lugar de profunda tranquilidad que se ha vuelto dedicado al arte, con unas 150 instalaciones para descubrir en calles y jardines y un festival de artes que se celebra, inexplicablemente, en pleno calor de agosto».
5
En el barranco de Poqueira y dentro de la comarca de La Alpujarra, se encuentra este bonito pueblo blanco que ha mantenido su aspecto bereber. Tanto Pampaneira como Bubión y Capileira, en la vertiente sur de Sierra Nevada de Granada, están en la lista de Pueblos Más Bonitos de España, pero, para The Times, «en verano y especialmente los fines de semana están demasiado congestionados para ser divertidos», por lo que recomienda ir a visitarlos entre semana y fuera de temporada, para apreciar mejor «su belleza bereber, una combinación de agua corriente, deslumbrantes casas blancas y cascadas de geranios, es más embriagadora que la altitud».
6
Dice The Times que este pueblo de 600 habitantes al este del desierto de Tabernas y a una hora de Almería «es sospechosamente bonito». Curiosa la definición del carácter de sus habitantes, «demasiado amistosos, demasiado felices para reírse (...) Es casi como si te hubieras topado con un set de filmación en el desierto en el que eres la estrella involuntaria», destaca el periodista Chris Haslam. Los habitantes mantienen con exquisito cuidado sus calles y fachadas y adornan sus viviendas con flores, un mimo que transmiten a los visitantes en cuanto llegan a su pueblo.
7
El Castell de Guadalest ha sabido mantener, a través del tiempo, los rasgos más típicos de las poblaciones del interior alicantino. Situado en lo alto de un peñasco a 595 metros de altitud, sus casas encajadas en la roca, dominan un extenso valle. Sus elementos más singulares están construidos sobre escarpados pináculos de roca, a los que se accede por sinuosos caminos empedrados. Para The Times, su verdadera magia comienza «después de que los excursionistas se han ido: comenzando con una copa de tinto en la plaza mientras los vencejos chillan en lo alto».
8
Las impresionantes defensas de doble muralla de Morella delatan su importancia estratégica en el camino del Ebro a la llanura valenciana. Sus dieciséis torres, seis portales y casi dos quilómetros de muralla configuran una silueta única, coronada por el imponente castillo del siglo XI que se dice que fue reconstruido por El Cid.
9
Visitar Tazones es todo un viaje para los sentidos, empezando por la imponente visión que ofrece el contraste entre el azul del Mar Cantábrico, el verde de la costa asturiana y los tonos multicolor de las casas marineras que cuelgan sobre las laderas del pueblo, con la banda sonora de las gaviotas, la brisa del mar y todo lo rico que ofrece su gastronomía.
10
Setenil de las Bodegas es una de las localidades más singulares de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz debido a su particular entramado urbano. En él, las casas se dan cabida a diferentes niveles, situándose unas bajo la roca y otras sobre ella, configurando calles cueva, miradores y rincones de una belleza extraordinaria. «Cuando vivir en cuevas pasó de moda en otras partes de Europa, los ciudadanos de Setenil, escondidos en un desfiladero de piedra caliza diez millas al norte de Ronda, simplemente construyeron fachadas tipo casa en las suyas y continuaron con normalidad», destaca The Times.
11
Entre murallas, a 993 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la villa de Mirambel, un lugar donde parece que el tiempo se haya detenido, donde el visitante encontrará «tranquilidad y sosiego, ideal para descansar y pasear con calma por sus calles», según destaca la asociación Pueblos Más Bonitos de España. Para The Times, «las almas sensibles pueden escuchar ecos del pasado en las calles silenciosas de Mirambel».
12
El pueblo de Bagergue es el más alto de la Val d'Aran, situado a 1.419 metros de altitud, un lugar en el que todas las épocas del año tienen su esplendor: los inviernos con nieve abundante, en primavera las flores cubren todos los prados, el verano llena de vida todas las montañas y en otoño tenemos un festival de colores.
13
Dice The Times que Bulnes es una aldea de montaña tan remota que ni siquiera hay un camino para llegar. De hecho, solo se puede llegar por funicular o andando por un camino estrecho y empinado, lo que le ha permitido mantener su patrimonio y una gran belleza.
14
Cudillero es un pintoresco pueblo marinero -declarado Conjunto Histórico Artístico– en el que las casas cuelgan de la montaña luciendo alegres colores. Dispone de un paisaje increíble, con playas únicas, verdes valles, ríos y cascadas, vertiginosos acantilados y media montaña con brañas vaqueiras.
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Los que recorren la llanura extremeña de La Vera en busca del célebre pimentón o de las rapaces de la Sierra de Gredos es posible que pasen de largo y no reparen en Valverde de la Vera, «porque desde la carretera se ve un poco desaliñado», según The Times. Pero merece mucho la pena penetrar en sus calles empedradas, a través de las cuales el agua de la montaña se canaliza hacia los verdes jardines, en un «exquisito corazón medieval que es claramente el orgullo y la alegría de sus habitantes».
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Teguise es la capital original de Lanzarote y está construida detrás de un volcán lo suficientemente lejos de la costa «para disuadir los ataques de los piratas, a quienes está dedicado el museo de la ciudad», relata The Times, que considera que este pueblo canario ha cambiado poco desde sus orígenes del siglo XV: «brillante, blanco y con la sensación espartana y fortificada de un puesto colonial inseguro de su futuro».
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Situada en un entorno rocoso con su magnífico castillo que parece vigilar todo desde las alturas, Castellar de la Frontera, en Cádiz, está considerado el pulmón verde de esa región. Sus orígenes se remontan a la Edad de Bronce aunque tiene muchos orígenes musulmanes, lo que demuestran edificios como la Torre de la Almoraima.
18
Alcalá del Júcar se encuentra situado en el noroeste de la provincia de Albacete, englobado dentro de la comarca de La Manchuela. Está considerado como uno de los pueblos más espectaculares y pintorescos de la provincia. «Aquí las rocas se superponen como milhojas, están llenas de cuevas y rematadas con el fuerte árabe que da nombre a la ciudad», destaca The Times.
19
«Después de un kilómetro y medio vi Urueña, sus murallas medievales anaranjadas bajo el sol poniente, y me pregunté por un momento si había tropezado con un portal del tiempo (...)». Así describe el periodista de The Times su impresión la primera vez que visitó este pueblo de Valladolid, un conjunto amurallado del siglo XIII que es, sin duda, el mejor conservado de toda la provincia.
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