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El actual es un «momento apasionante, de verdadera transformación» de la Formación Profesional, que está permitiendo hacer de estas enseñanzas «una opción socialmente atractiva para el alumnado y sus familias y verdaderamente útil para la sociedad». Son palabras de la consejera de Educación, Marina Lombó, ... que apunta que la FP ha sido, desde el inicio de la legislatura, una «prioridad» para su departamento -presente en la misma denominación de la Consejería- y para todo el Gobierno de Cantabria. Por dos factores fundamentales: por un lado, porque la sociedad, el alumnado, «necesita» una opción académica que tiene una alta tasa de inserción laboral y, en paralelo, porque el tejido productivo necesita así mismo de la cualificación de los estudiantes de FP.
Las cifras respaldan esta valoración, empezando por la matriculación: en el curso objeto de estudio en este reportaje, el 2019/20 -para observar así su inserción laboral posterior-, hubo en los distintos niveles de FP un total de 13.186 alumnos, 228 más que en el anterior, un millar más que dos años antes y 1.300 más que tres años antes, confirmando la tendencia creciente del último lustro. Y a pesar de todos los condicionantes del confinamiento y la pandemia, completaron su formación 2.901 estudiantes de 92 titulaciones distintas, correspondientes a 23 familias profesionales. Esta cifra supone un aumento del 1,2% respecto al curso anterior y coloca además a Cantabria en los primeros puestos del país en número de graduados.
Las estadísticas muestran también que, a los seis meses de titularse, la tasa de alumnos que continúan sus estudios o trabajan se sitúa en un 84%. De ellos, el 46% ha accedido al mercado laboral y el otro 38% se ha encaminado hacia estudios superiores, mientras que sólo un 16% está en el paro.
La tasa de inserción laboral debe ser contemplada simultáneamente junto con la tasa de titulados que continúan estudiando, puesto que la progresión académica también es uno de los objetivos de estas enseñanzas. Aquellos que completan la Formación Profesional Básica, cuya titulación es equivalente a la ESO, tienen la oportunidad de continuar sus estudios en los ciclos de Grado Medio; estos estarían capacitados para acceder al Bachillerato o a ciclos de Grado Superior; y, por último, las titulaciones de cualquier Grado Superior dan acceso a realizar estudios universitarios.
En este sentido, el porcentaje de estudiantes de Grado Medio que continúa estudios ha crecido con respecto a años anteriores, situándose en un 44% (seis puntos más), lo que demuestra su interés por conseguir la más alta cualificación profesional. Con respecto a los ciclos de Grado Superior, también crece el número de alumnos que decide continuar sus estudios una vez titulados, en este caso un 8%.
Extendiendo el análisis a las familias profesionales, más de la mitad del alumnado graduado el ejercicio 2019/20 se concentra en las correspondientes al ámbito de la Sanidad (488 alumnos), Servicios socioculturales y a la comunidad (472), Administración y gestión (422) e Informática y comunicaciones (279). Y si se añaden tres familias más -Electricidad y electrónica, Actividades físicas y deportivas y Transporte y mantenimiento de vehículos-, la proporción supera el 75%. Las familias donde más crecieron los titulados de un año a otro fueron Actividades físicas (de 87 en 2019 a 176 en 2020), Servicios socioculturales (de 432 a 472) y Hostelería y Turismo (de 89 a 124).
Por su parte, la inserción laboral más alta de los titulados de FP el pasado año se da en las familias profesionales de Textil, confección y piel y de Energía y agua, ambas con el 100%, mientras que en Instalación y mantenimiento se alcanza el 90%. Con altísimas tasas de ocupación se encuentran también otras ocho especialidades, entre ellas Administración y gestión, Fabricación mecánica e Informática y comunicaciones, donde el porcentaje supera el 85%.
Si se comparan los resultados con los de los años anteriores, se observa cómo hay familias profesionales donde la alta inserción laboral se mantiene de forma sostenida en el tiempo, sin apenas variaciones entre cursos. Es el caso de familias vinculadas a la Instalación y mantenimiento, Fabricación mecánica, Informática y comunicaciones, Servicios sociales y a la comunidad y Transporte y mantenimiento de vehículos.
Del mismo modo, se aprecia un crecimiento destacado en otros ámbitos, como Textil, confección y piel (del 33% tras el curso 2018/19 al 100% tras el 2019/20) y Química (del 40% al 88%), lo que pone de manifiesto la variabilidad de las necesidades del mercado laboral. Unos cambios que precisamente afronta la FP proporcionando una formación polivalente que permita al alumno adaptarse a los cambios laborales que pueden producirse a lo largo de su vida.
13.186alumnos estudiaron en el curso 2019/20 algunos de los ciclos de FP ofertados en Cantabria
En lo que respecta a la tasa de inserción laboral efectiva, descartando ese porcentaje que opta por continuar sus estudios profesionales o de otro tipo, cabe señalar que 10 de las 23 familias que se ofertan en Cantabria tienen una tasa de ocupación igual o superior al 50% y representan un poco más de la mitad (54%) del alumnado que titula. De entre ellas, destacan las familias de Energía y agua (88% de inserción laboral), Sanidad (64%), Fabricación mecánica (58%), Industrias alimentarias (58%), Transporte y mantenimiento de vehículos (57%) e Instalación y mantenimiento (57%). Hay además siete familias profesionales que tienen una tasa de ocupación notable, que fluctúa entre el 55% y el 45%.
En el lado opuesto, solamente dos familias tienen porcentajes de ocupación inferiores al 10% y representan a apenas el 0,5% de los titulados.
A raíz de todos estos datos desgranados, Lombó considera que Cantabria vive hoy en día un «momento clave» para potenciar la Formación Profesional, ya que al «impulso» que, en su opinión, le está imprimiendo el Gobierno regional, se unen dos circunstancias que van a favorecer una «verdadera transformación» de esta opción académica: una es la nueva Ley de Formación Profesional (el anteproyecto ya está preparado y el Gobierno central prevé que entre en vigor en 2022); y la otra, la llegada de fondos europeos, que en el caso de la FP lo hará por dos vías (el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que gestiona el Ministerio de Educación y Formación Profesional y los fondos React).
Todo ello, explica la consejera, se resume en cinco realidades «tangibles»: más docentes, más plazas, más titulaciones, más centros integrados y más conexión con la empresa. En concreto, Cantabria contará el próximo curso con la oferta de FP más amplia y diversa de su historia: 108 titulaciones, doce de ellas nuevas, de 23 familias profesionales.
Otro dato destacado es la polarización por géneros en ciertas familias profesionales que tienden, un año más, a estar concentradas en su matrícula bien por hombres, bien por mujeres. Ello es una muestra más de las diferencias por sexo de personas con estudios de FP en el mercado laboral. Este hecho plantea a la Consejería el reto, aún pendiente, de disminuir la segregación ocupacional entre géneros y que desaparezcan los sectores feminizados o masculinizados. Así, las mujeres sólo son mayoría en los servicios personales y de cuidado y atención a personas, mientras que por el contrario son una pequeña minoría en sectores de la construcción y energía. En el caso concreto de familias como Sanidad, Servicios Socioculturales y a la comunidad e Imagen personal, el número de mujeres es sensiblemente superior al de hombres. Y en el caso de Transporte y mantenimiento de vehículos, Electricidad y electrónica o Fabricación mecánica, el caso es el contrario: alta matrícula de hombres y casi nula de mujeres.
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