Felipe Martínez, en el Parque Municipal de Bomberos de Santander durante una de sus guardias. Roberto Ruiz
Felipe Martínez | Bombero
«Nos tomamos la temperatura tres veces al día»
En primera línea ·
Los bomberos del Parque Municipal de Santander estos días colaboran desinfectando las calles y notan el descenso de la actividad industrial y de la circulación en el menor número de fuegos y de salidas
El estado de alarma ha cambiado la realidad por completo. Ahora la situación poco o nada tiene que ver con la de hace apenas unas semanas. Las carreteras y las calles del centro de Santander, donde antes se escuchaba el sonido de las bocinas y donde las protestas por los atascos estaban en boca de todos, ahora son la cuna del silencio. En algunas zonas, incluso, se oye el sonido de los pájaros. Los autobuses, que la mayoría de los días paraban en las marquesinas llenos, estos días pasean con unos pocos pasajeros. Amanecen con la persiana bajada la mayoría de las tiendas y en las terrazas sólo se ven un montón de sillas colocadas una encima de otra a la espera de volver a la normalidad. Todos esos cambios y la paralización de algunos sectores, rebota y tiene consecuencias en aspectos menos pensados. Los bomberos, por ejemplo, han «bajado el número de actuaciones» en estas semanas. También han cambiado las medidas de seguridad y extremado las precauciones.
Felipe Martínez es sargento del Parque Municipal de Bomberos de Santander. Mientras organiza las maniobras explica que se han reducido sus acciones porque, entre otras tantas cosas, «ha bajado la circulación de personas por la calle y hay menos tráfico». El tránsito de vehículos y peatones ahora es prácticamente inexistente o debiera serlo. No sólo eso. La realidad es que también hay «menos actividad industrial», añade Martínez, algo que «se nota» y repercute en que haya menos incendios provocados en la maquinaria de las fábricas o en el desarrollo de cualquier actividad.
La máxima del confinamiento es quedarse en casa, una obligación transformada ya en lema y eslogan que muchas personas han hecho suyo. Pues bien, no desplazarse y estar más tiempo que nunca en casa también ha conseguido que baje la lista de «fuegos en los domicilios que se originan por descuidos». Y es que el hecho de que desde hace semanas todos los vecinos pasen las jornadas encerrados -y en caso de salir no sea por un largo periodo de tiempo- sirve para que esos despistes de dejarse el fuego encendido no ocurran o se den cuenta enseguida «del mal funcionamiento de una estufa», por ejemplo, explica el bombero. Y que el susto quede ahí. En resumen, «disminuyen los pequeños conatos».
«El hecho de que la gente esté en casa hace que no se originen los fuegos por descuido y bajan los pequeños conatos»
Pero, evidentemente, el trabajo no ha parado porque «los problemas siguen surgiendo», señala Martínez. A pesar de haber menos, sí se ha producido algún incendio en la industria. Y «seguimos haciendo servicios de emergencia para la atención a personas necesitadas u otras de apertura de puertas con urgencia». Siempre con la mira puesta en garantizar el bienestar de las personas mayores -las más vulnerables en esta crisis sanitaria por ser a quienes el virus afecta con más virulencia- y que «viven solas, están aisladas o no tienen medios».
El cuerpo de bomberos sigue al pie del cañón aunque haya disminuido la necesidad de su asistencia en algunos ámbitos. Además, han arrimado el hombro en otras tareas importantes que les han encargado en la lucha contra el Covid-19. «Hemos salido con el camión a desinfectar algunas calles», apunta; «nosotros seguimos aquí para trabajar y la mayor recompensa es saber que esa tarea está bien hecha».
«En las instalaciones y en las salidas seguimos rigurosas medidas, y al llegar a casa extremo las precauciones»
Sin casos confirmados
A estas alturas del estado de alarma y con más de tres semanas de confinamiento a las espaldas, hablar de que se observan medidas de seguridad y prevención para evitar contagios es evidente. Además de insistir en la limpieza y en mantener la distancia entre compañeros, en el cuerpo de bomberos «nos tomamos tres veces al día la temperatura», explica Martínez. Unas medidas «muy estrictas» en las que «todo el mundo está colaborando». El seguimiento y el esfuerzo tiene su «recompensa» en que, por el momento, y con la esperanza de continuar así, «no tenemos ningún caso confirmado», comenta.
Entre esos rigurosos protocolos que los bomberos cumplen cada día a rajatabla, tanto en las instalaciones como en cada una de las actuaciones -«Llevamos guantes y mascarillas en cada salida» apunta-, está también la desinfección de los camiones cuando regresan al parque de alguna operación «y la limpieza de útiles».
Todas las precauciones se trasladan al hogar. Cuenta Felipe Martínez que en su casa están «tranquilos» con la idea de que él siga yendo a trabajar. Ahora, simplemente, «extremo las precauciones» con gestos sencillos y útiles como «tratar mi ropa de manera individualizada para limpiarla», detalla.
También están «concienciados» y saben que superar la situación de crisis sanitaria es «una labor de todos». Y aquí aporta tanto quien va a su puesto y allí extrema la precaución como quien es responsable y se queda en casa. Eso hacen sus dos hijos. Una de ellas va a la universidad y «no para». La suspensión de las clases presenciales ha dejado paso a las virtuales gracias a las cuales «sigue estudiando cada día». Y no deja de hacer trabajos. El coronavirus no da tregua a nadie, ni a los estudiantes.
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