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En la Primera playa de El Sardinero un grupo de jóvenes apuraba ayer el día de arena hasta casi las 21.00 horas. Mientras tanto, algunos aprovechaban la buena temperatura para darse un paseo y otros tantos llenaban las terrazas de la zona. Allí el ' ... tardeo' arranca a una hora parecida a la de Cañadío, sobre las ocho o nueve, pero se nota que son «sitios diferentes», dice Eduardo Castrillo del bar Caribe, en la calle Joaquín Costa.
¿Y en qué se distinguen? El ambiente parece algo más tranquilo y, en general, «la gente que viene es de la zona». Vecinos que aprovechan la cercanía. Eso se nota en la clientela, «ahora hay poco turismo», añade el trabajador. Aunque hay algo que sí tienen en común todas las zonas de bares: la pelea con la obligación de llevar la mascarilla. «Es difícil y tenemos que recordarlo constantemente», reconoce Castrillo. A pesar de los despistes, la sensación es que la gente lo entiende y lo respeta. En ese mismo bar, en una de las mesas de la terraza, estaba sentado Jesús Sotillo junto a su familia. En su caso, se decanta por el 'tardeo' en la zona de El Sardinero, por una sencilla razón: la cercanía. «Para mí es lo práctico porque vivo por aquí. Y, además, me parece más tranquilo». Eso y que las terrazas de por allí le gustan más. Sobre todo, «el picoteo». Y, con sinceridad, «lo de llevar mascarilla es un incordio», pero «hay que llevarla», dice. En general «la gente se porta bien y lo respeta», valora el vecino.
Junto al bar Caribe, el restaurante La Cañía también lucía lleno. Con algún que otro cliente de pie preguntando por sitios libres. No obstante, quien quiso tomar algo por allí tuvo que conformarse con consumir en el interior del local o esperar un rato. Siguiente parada de la calle, el bar Dondenando, con cartel de completo. Y un poco más adelante, en el restaurante La Bodega, Javier ocupaba una mesa junto a sus amigos. El reloj ya marcaba las 21.30 horas. ¿Cómo va el tardeo? «Pues esta es nuestra primera parada», decía una de las amigas. En su caso suelen variar. Unas veces toca tomar algo por Peña Herbosa y otras por El Sardinero. Aunque prefieren el centro porque «hay más sitios abiertos», cuenta Javier y el 'tardeo' «se alarga más. Aquí a partir de las once de la noche ya no hay nada». Es precisamente esa tranquilidad la que buscan algunos vecinos de la zona. «Los sitios están más alejados unos de otros, así que hay menos aglomeraciones», explica Paloma mientras busca mesa. Y a eso le suma que los turistas «van más al centro» con lo cual bares como El Clandestino o la terraza del BNS «están más tranquilos», añade y eso, ahora, también da «seguridad».
Por no hablar de las vistas, que son «inmejorables».
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