El toque de queda y las restricciones horarias en hostelería de hace quince días no frenan al virus
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País Vasco o Asturias, con limitaciones más estrictas que las cántabras, tampoco presentan una mejoría de los datos en los últimos díasLo que debería traducirse en una secuencia lógica causa-efecto en las cifras del covid, de disminución de los contagios con las restricciones adoptadas hace 15 días, no se está demostrando así de fácil en Cantabria. Pasadas dos semanas de la aprobación del ... segundo estado de alarma, con el toque de queda fijado en Cantabria de doce de la noche a seis de la mañana; y transcurrido el mismo periodo desde la limitación de horario a la hostelería, obligada desde el 26 de octubre a bajar la persiana a las once de la noche, nada parece cambiar por ahora en la incidencia de la pandemia en la comunidad.
Este lunes Sanidad comunicó otras 236 PCR positivas en 24 horas y en tan sólo una semana la región ha pasado de un nivel de riesgo medio a alerta máxima. ¿Sirven de algo las medidas? «Es pronto para evaluarlo. Aún hay que esperar porque este efecto de la pandemia podría explicarse como el caso de la estrella que observas en el cielo. La luz que ves probablemente pudo emitirse hace millones de años», explica en una metáfora el director del Observatorio de Salud Pública de Cantabria, Adrián H. Aginagalde.
Puede que los efectos de esas dos medidas estén aún por llegar; aunque todo apunta a que se juntarán con los derivados de las últimas restricciones adoptadas en los últimos días en este contexto. De un lado, el confinamiento de municipios, publicado en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC) el pasado miércoles después del varapalo judicial sufrido por el Gobierno regional al ver tumbado su plan de suspender las clases la pasada semana en los colegios e institutos. De otro, la nueva limitación a la hostelería, que se tradujo en que desde el pasado sábado sólo se puede servir en terrazas, prohibiéndose el uso del interior del establecimiento.
«Si todas las medidas juntas son eficaces, todo apunta a que a finales de esta semana ya podríamos notar algún indicador de estabilización de los contagios, que no de decrecimiento», apunta el responsable de Salud Pública.
El ejemplo está en comunidades como Madrid, donde ya se deja notar una caída sostenida de los contagios. «Pusieron en marcha un paquete de medidas completo hace días y lo que está pasando es lógico». Casos como el de Navarra suponen otro paradigma de cambio. Allí la cifra de positivos se redujo este pasado domingo por cuarto día consecutivo hasta 182, el número más bajo desde el pasado 6 de septiembre, cuando se contabilizaron 108. En Navarra, el toque de queda comprende de las once de la noche a las seis de la mañana y toda la hostelería permanece clausurada.
«Un descenso de los casos positivos precederá a un decrecimiento de la incidencia en nuestra región. Esta semana podríamos ver una estabilización de nuevos positivos y más adelante una bajada de la incidencia», aclara Aginagalde.
Pero existen otros ejemplos a la inversa. En las comunidades vecinas de Asturias y País Vasco, con medidas restrictivas más severas que las cántabras, entre ellas el toque de queda de diez de la noche a seis de la mañana o el cerrojazo total a la hostelería, las curvas aún crecen sin freno. En Asturias se ha prohibido además la entrada y salida en los concejos de Oviedo, Gijón y Avilés, que se mantendrá en vigor, como mínimo, hasta el 18 de noviembre, pero los nuevos casos diarios de contagios continúan desbocados. La Consejería de Salud confirmó ayer 470 nuevos infectados, con 74 hospitalizaciones en planta y 15 más en UCI. Un crecimiento descontrolado que ha llevado a las autoridades sanitarias a recomendar a las personas mayores de 65 años o con patologías crónicas que se autoconfinen y extremen las medidas de protección.
Y en País Vasco, con otros 1.178 casos detectados este lunes, la pandemia continuó sin bajar de los mil contagios por séptimo día consecutivo.
Lo peor de todo, dicen los expertos, es que una vez se estabilicen los nuevos infectados diarios, aún tardará un tiempo en invertirse la tendencia en la presión asistencial. «Esto es muy importante porque una cosa son los positivos y otra muy distinta los hospitalizados. Y es que por norma general, un ingreso en UCI no está de alta en dos semanas, por desgracia. Es probable que una vez estabilizada la pandemia, incluso una vez que hayamos podido entrar en un descenso de los casos positivos detectados por día, aún tengamos que mantenernos en nivel cuatro de alerta por culpa de la presión asistencial, porque estos indicadores están ahora muy mal, y presumiblemente van a continuar subiendo en los próximos días», aclara el director del Observatorio de Salud Pública. En concreto, la ocupación en UCI es del 27,6% y en hospitalización llega al 12,1%.
Nada parece indicar, por ahora, que el próximo miércoles 18, cuando el presidente regional Miguel Ángel Revilla revisará las restricciones, vaya a retirarlas a la luz de los datos de los hospitales. Y es que la ocupación de camas en los centros sanitarios comienza a decrecer pasadas dos semanas después de haber doblegado la curva de contagios. Por municipios, cada día continúa marcando importantes ascensos, porque el pasado jueves Santander sumó hasta 56 positivos activos, y este domingo reveló un nuevo incremento de 47. Habrá que esperar unos días, por tanto, para ver si aparecen tendencias de decrecimiento.
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