Con 304 positivos activos registrados el 18 de septiembre, el confinamiento del barrio de La Inmobiliaria –foco inicial de aquel brote– se efectuó para frenar la debacle vírica que se iba extendiendo al resto de Torrelavega. Aún con todo, en este caso no se superó la cifra histórica de infectados que la capital del Besaya registró el 24 de abril, con 318 contagios. Pero ahora, cuando el resto de municipios ven sus gráficas picar hacia arriba en esta segunda oleada, el caso torrelaveguense es uno de los pocos caracterizado por la contención. Se identificaron el pasado jueves 163 vecinos con la infección activa.
Santoña es otro ejemplo parecido. Cuando el 2 de septiembre se decretó el confinamiento del municipio –en un avance de lo que ha llegado ahora con el aislamiento de todos los consistorios de la región–, ya se temía que el peor escenario en la villa marinera estaba por llegar. El 5 de septiembre el brote detectado en dos barcos pesqueros y en una empresa conservera elevó hasta 81 los positivos. Es la cifra más alta hasta el momento en el pueblo. Ahora, por contra, la situación es mucho más sostenible. El jueves sumaba tan sólo 24 contagiados, nada que ver con lo de entonces.
En el arco de la bahía, en uno de los municipios más poblados, El Astillero, sucedió pocos meses después algo similar. El peor momento del último brote desatado en diversas aulas del ayuntamiento llegó a dejar 77 vecinos infectados, una cifra todavía superior a los 59 comunicados este jueves por Salud Pública.
Un dibujo casi idéntico
Salvo estas excepciones, la tónica general que impera en la región es la de una segunda ola que está fuera de control. Gráficas como la de Santander, Laredo, Los Corrales de Buelna, Castro Urdiales, Reinosa o Camargo responden a un mismo patrón. El que caracteriza a la región, con un primer pico en la primera oleada de la pandemia, en los meses de marzo y abril, seguido de un descenso de casos llegado como consecuencia del confinamiento. Que volvió a subir en un segundo pico entre mediados y finales de verano, por la movilidad turística, y que volvió a bajar brevemente después para picar de nuevo hacia arriba desde que pasó el puente del Pilar, con un horizonte que parece no tener fin.
Precisamente Camargo es el paradigma de la fuerza con que está atacando esta segunda ola porque es un municipio que apenas alcanzó los 51 positivos activos en marzo, que no superó los 94 en septiembre, pero que ahora se ha convertido en foco de preocupación de Sanidad porque el jueves sumaba ya 187 vecinos contagiados con un crecimiento diario vertiginoso.
La envidia de todos sigue estando en la Cantabria más rural. Con la excepción de salvedades como Villacarriedo, o San Roque de Riomiera, que sufrió en septiembre un brote con hasta 16 contagios, lo normal es que el virus no haya logrado entrar en algunos municipios de interior porque la movilidad social allí está más restringida. Cabezón de Liébana, Pesquera, Tresviso, Tudanca y Valle de Villaverde siguen por ahora sin conocer ni un solo caso.
Santander: Una segunda ola mucho más acentuada
La capital cántabra, que superó la primera ola con menor impacto, sufre en mayor medida la segunda, derivada de la movilidad turística estival. Ahora, el crecimiento de los contagios no parece encontrar fin.
Camargo: Presenta el crecimiento más alarmante
Con una tasa de 617 enfermos activos por cada 100.000 habitantes, las cifras de contagios están disparadas en la actualidad como en ningún otro municipio cántabro. El ayuntamiento vive su peor momento de la pandemia
Santoña: Contagios a la baja tras el brote de septiembre
Un brote localizado en sendos barcos pesqueros y en una empresa conservera obligó en septiembre al cierre del ayuntamiento. Ahora, cada día presenta menor número de contagios. El jueves registró 24 positivos activos.
Los Corrales: Se disparan los contagios
Los Corrales de Buelna pasó con cierta solvencia la anterior ola y es ahora cuando parece que los datos se disparan con 13 nuevos contagios registrados el jueves. Es, también, uno de los ayuntamientos que preocupan a Sanidad.
Castro Urdiales: Comienza a estabilizar los positivos
Tras alcanzar un pico a finales de septiembre, fruto de la afluencia turística, parece que los datos de contagios comienzan a estabilizarse. El 1 de noviembre tenía 159 positivos, la mayor cifra de toda la pandemia.
Torrelavega: Encaja mejor el embate de estos últimos días
El primer estado de alarma y el brote sufrido en septiembre, que obligó al confinamiento del barrio de La Inmobiliaria, donde se localizó el foco descontrolado de contagios, marcaron picos que no se alcanzan en estos últimos días.
Piélagos: Reacciona mejor a la segunda ola
El municipio con mayor extensión de la región encaja mejor cada nuevo ataque del microorganismo. La peor parte la llevó en abril, en pleno confinamiento. Ahora, con 187 casos por 100.000, su situación no es tan preocupante.
Laredo: Una tendencia similar a la media
El dibujo en Laredo no se diferencia de lo que viene siendo la tónica general en otros territorios. Una primera ola que castigó especialmente en abril, y la segunda, que comenzó en septiembre, continúa disparando los datos.
Reinosa: Igual que en el confinamiento
Los datos de Reinosa son en esta segunda oleada muy similares a los que registró en pleno confinamiento. Si el 29 de abril sumaba 48 positivos, el pasado día 3 alcanzó los 47. Aunque parece que estos días los datos se contienen.
El Astillero: Cerca de alcanzar al brote de septiembre
Un brote detectado en las aulas en el mes de septiembre saltó las alarmas en el municipio. Se marcó entonces el récord de 77 positivos. Ahora, con 62 contagios activos registrados el día 2, todavía no ha alcanzado el pico de entonces.
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