«Hay que trabajar con los chicos cuando se dé el primer insulto, antes de que sea acoso»

Su decano, Francisco Javier Lastra, destaca la importancia de este programa, dedicado a la formación de profesores y alumnado de los centros educativos con el objetivo de construir una convivencia que facilite la prevención de la violencia y el acoso escolar. «El respeto, la empatía y el compromiso son los pilares básicos de su desarrollo en los colegios», subraya.

«El objetivo es llegar antes de que se dé el acoso, porque entonces todo es mucho más complicado. El daño ya está hecho. Es como una enfermedad diagnosticada a tiempo o cuando ya es crónica», incide. Por ello, el concepto de prevención es el eje sobre el que se articulan las ponencias y mesas redondas del congreso.

El método busca convertir a los profesores y, sobre todo, a los alumnos, en personas de referencia, «en los que se puedan apoyar y confíen los chicos que reciben algún empujón o insulto», especifica Lastra.

También quiso dejar claro qué supone el acoso: «un niño que es insultado en el patio, no es una víctima del acoso escolar. Sólo lo será si se mantiene la violencia de una manera sostenida en el tiempo. De ahí la importancia de trabajar en las fases iniciales, para que no se llegue al bullying».

Así, el responsable del Colegio de Psicología explica que la tutorización emocional entre iguales implica que en Educación Infantil sean los alumnos de cinco años los tutores emocionales de los de tres; en Primaria, los de quinto curso sean los de tercero; y en Secundaria, los tercero hagan lo propio con los de primero. Por su parte, en Formación Profesional, los alumnos de los ciclos básicos son tutorizados por los grado medio.

De esta manera, «son los propios alumnos los que gestionan el conflicto. Los chicos saben que tienen a otro compañero, mayor que él, en el que confiar. Los profesores también deben de estar atentos a estos conflictos que se pueden dar en el patio, por ejemplo, de manera puntual, pero que se pueden convertir en algo sistemático», indica Lastra.

En España ya hay 1.300 colegios que aplican este método TEI. En Cantabria se desarrolla en 50 centros, pero no cuenta con el apoyo de la Consejería de Educación, algo que el decano considera fundamental. «No entiendo por qué no se implican. El Colegio de Psicología está aquí para ayudar en todo lo posible. En la región, llevamos con este programa cinco años y los resultados son muy buenos. Tendrías que ver cómo los niños de cinco años atienden a los de tres, cómo les leen un cuento, cómo les cuidan. Es pura bondad. Y esto es lo que perseguimos, implantar la bondad en la comunidad. Porque del colegio se traspasa a las familias y así creamos una sociedad mucho mejor», especifica Lastra.

Relata que, desde que es decano, lleva tratando con tres consejeros y de ellos «sólo recibo buenas palabras». Por ello quiere agradecer el apoyo brindado desde el principio por el Ayuntamiento de Santander. «Los colegios pioneros en implantar esta metodología fueron el Elena Quiroga y el Quinta Porrúa. Para desarrollar este programa se necesita apoyo económico, ya que la formación así lo requiere. Les damos a los profesores unas herramientas consolidadas con las que trabajar. Hay que apoyar a estos profesores y poner los medios necesarios a su alcance», explica a continuación.

Mientras que el jueves y ayer el congreso se difundió de manera virtual (con casi 900 participantes de diferentes partes del mundo), hoy sesenta personas podrán disfrutar del mismo de manera presencial. Además de los contenidos, se reconocerá la labor de apoyo a los programas y a los menores afectados del Ayuntamiento de Santander y el trabajo de los colegios Las Esclavas y Quinta Porrúa, entre otras entidades.