Tráfico avisa de controles en Cantabria para evitar gente bebida y drogada al volante en Navidades

El año pasado por estas fechas, en Cantabria se hicieron 4.815 pruebas de alcohol, de las que 75 salieron positivas (el 1,5%). De drogas se hicieron muchísimas menos: solo 112, pero 46 test fueron positivos (el 41%).

Esta vigilancia extra, recalca el jefe provincial de Tráfico José Miguel Tolosa, no acaba el domingo, porque luego viene todo el periodo navideño en sí, pero en esta semana se echa el resto debido a que «hay muchas comidas de empresa». Se ha invitado a que se sumen a la campaña los 18 ayuntamientos de la región cuyas policías municipales manejan equipos adecuados, de modo que los controles se instalarán tanto «en todo tipo de carreteras como en los cascos urbanos». En Santander tienen experiencia de sobra. A finales de octubre, la Policía Local detectó en el entorno de la calle Vargas, en solo una hora de control, a cuatro personas que conducían tras haber consumido cocaína.

«Y, además, los habrá a cualquier hora del día y de la noche», con el objetivo de evitar que se sienten al volante personas que no se encuentran en condiciones óptimas. Tolosa ha señalado que la Guardia Civil de Tráfico se vuelca con esta iniciativa. «Sacan a toda la plantilla. Hasta 180 agentes» podrían ejercer esta labor en Cantabria estos días.

El conductor al que las pruebas le den por encima de los límites de consumo establecidos está expuesto a multas de entre 500 y 1.000 euros, ha recordado el alto cargo de la Administración. Que, además, ha especificado que la persona que dé una tasa de 0,60 mg/l ya entra de lleno «en la responsabilidad penal y en la vía judicial». Además, en el momento del control, hay que dejar el vehículo en otras manos y el carné de conducir por puntos se queda sin seis de golpe.

Quien es cazado bajo la influencia de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas incurre en un delito que conlleva de tres a seis meses de prisión, entre otras posibles sanciones. También se le puede privar del derecho a conducir vehículos a motor o ciclomotores por un tiempo superior a un año (y hasta cuatro).

El consumo de este tipo de sustancias sigue siendo uno de los tres factores principales de riesgo en los siniestros de tráfico, tanto en los mortales como en los siniestros con heridos. Según datos oficiales, las copas o las drogas estaban presentes en el 13% de los accidentes con víctimas en 2023 y, como factor concurrente, en el 26% de aquellos que registraron víctimas mortales, con 246 casos asociados.

Además, la memoria que elabora el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses señala que más de la mitad (53,6%) de los conductores fallecidos en carretera el año pasado que fueron sometidos a autopsia y a un análisis toxicológico dieron positivo en alcohol, drogas o psicofármacos, aisladamente o en combinación, un porcentaje que un año más aumenta con respecto al ejercicio anterior (+0,8% comparado con los datos de 2022).

Aunque la DGT considera que la sociedad española ha avanzado mucho en la concienciación de los riesgos que entraña el consumo al volante, las cifras «ponen de manifiesto que este tipo de campañas siguen siendo imprescindibles para afianzar la idea de que, en carretera, la única tasa segura es 0,0%».