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El transporte público de Cantabria ha necesitado tres años largos para sobreponerse a los efectos demoledores de la pandemia del coronavirus y colocarse si no ... a la misma altura sí al menos en las inmediaciones del espacio razonablemente saludable que ocupaba antes del mes de marzo del año 2020, cuando la irrupción del covid-19 obligó a aparcar toda actividad. También esta, a la que los descuentos aplicados a los viajeros –contemplados dentro del plan anticrisis del Gobierno central para combatir la escalada de precios por la guerra en Ucrania–, el fin de las ayudas al pago de la gasolina –y por consiguiente la vuelta al transporte público de quienes no se pueden permitir llenar el depósito de su coche–, y el notable incremento del turismo, han revivido.
Conforme a los datos facilitados por la compañía ferroviaria, entre enero y julio de este año Renfe incrementó el número de viajeros transportados en sus servicios de Cercanías en Cantabria un 61,2% en relación con el mismo periodo del año anterior. En ese arco temporal, siete meses, 2.977.059 pasajeros se desplazaron por la región utilizando alguna de las tres líneas del servicio; Santander-Reinosa, Santander-Cabezón de la Sal y Santander Liérganes.
Muchos de esos viajeros lo hicieron beneficiándose de los abonos gratuitos a los que tienen derecho siempre y cuando efectúen con ellos al menos 16 desplazamientos cuatrimestralmente. Entre el 1 de septiembre de 2022 –fecha en que se puso en marcha la aplicación de esta medida– y el 31 de agosto del año presente se han expedido 107.789 abonos: 34.747 en el primer cuatrimestre (de septiembre a diciembre de 2022), 34.125 en el segundo (de enero a abril de 2023) y 38.917 en el tercero (de mayo a agosto de este año).
2,9 millones
de personas utilizaron las Cercanías de Renfe entre los meses de enero y julio.
3,2 millones
de personas utilizaron los autobuses regionales entre enero y agosto.
Por cierto que la creciente utilización de los trenes del servicio público, según afirma Renfe, no solo ha permitido atender la demanda diaria de los viajeros, en un constatado incremento. «También ha evitado el consumo de 3 millones de litros de gasolina y la emisión de 8.5 millones de kilos de CO2 y 40.000 kilos de dióxido de nitrógeno», subraya. Para hacerse una idea próxima, esas emisiones equivalen al consumo energético de 3,3 millones de hogares en un solo día.
Con todo, sí, «el servicio de Cercanías de Renfe en Cantabria ha experimentado un significativo aumento de viajeros a lo largo de este último año».
También el transporte por carretera, que sin haber alcanzado todavía las cifras que registraba antes de sobrevenir la pandemia, ya está comenzando a dar síntomas de recuperación.
De acuerdo con los datos que maneja el director general de Transportes y Comunicaciones del Gobierno regional, Pablo Herrán, recién llegado al puesto, «el número de personas que utilizan este tipo de servicios, las líneas regionales de autobuses, se ha incrementado durante los primeros ocho meses de este año cerca de un 16% en relación con el mismo periodo del anterior». Si entre enero y agosto de 2022 utilizaron este servicio alrededor de 2.750.000 viajeros, entre enero y agosto de 2023 lo han hecho 3,2 millones.
Pablo Herrán
Director General de Transporte
Daniel Álvarez
Gerente de la empresa Alsa
«La cifra es muy buena», admite Herrán. «Pero aún está un 8% por debajo de los 3,5 millones que se movieron en 2019», que es el año de referencia para valorar la evolución de este y de cualquier otro sector que quiera saber cómo le marcha en realidad, si crece, si decrece o si se ha estancado. «El bajón fue enorme», asegura el director general, que calcula que la crisis sanitaria dejó en tierra ese año nefasto a «entre un 45% y un 50%» del pasaje habitual.
En cualquier caso satisfecho, «porque la recuperación es evidente», Herrán valora la influencia que en esta crecida de datos ha tenido la aplicación de descuentos en el precio de los abonos –de un 30% entre septiembre y diciembre de 2022 y de un 50% a partir de enero de 2023– así como la supresión de la mascarilla obligatoria en los autobuses, una medida que, afirma él, «ha derribado una barrera invisible que a muchos viajeros les costaba superar».
Cerca del 80% de los pasajeros que utilizan el servicio regional de transporte por carretera son clientes de la empresa Alsa, operadora de diez concesiones y, en consecuencia, el mejor termómetro posible para medir la temperatura del sector en la comunidad autónoma.
Las cifras recogidas este año, así como su comparación con los anteriores, son prácticamente calcadas a las que por su lado muestra la Dirección General de Transportes.
«Entre enero y agosto de 2023 el número de pasajeros ha aumentado en torno a un 14% respecto al mismo periodo de 2022», explica el gerente de contrato de la compañía, Daniel Álvarez. «Pero todavía andamos un 10% por debajo de las cifras de 2019», aclara el portavoz, que no obstante, y los mismo que Herrán, confirma que la tendencia es «muy positiva».
Según dice Álvarez, los descuentos aplicados en los abonos «han conseguido que la gente aparque el coche en el garaje y se decante por viajar en autobús». Eso, los descuentos aplicados, «y el fin de las ayudas al pago de la gasolina», reconoce el empresario, que, no obstante, lamenta que lo que Alsa está recuperando por un lado lo esté perdiendo, al menos en parte, por otro. «Nosotros prestamos a un precio un servicio que, al tiempo, también está prestando el ferrocarril completamente gratis», recuerda el gerente, que se refiere a la línea Santander-Torrelavega-Reinosa. «Estamos sufriendo unas pérdidas de un 4%», calcula Álvarez, que acusa a Renfe de «competencia desleal».
La recuperación del sector del transporte de pasajeros también se percibe en los servicios municipales de los dos grandes núcleos poblaciones de Cantabria, en los que las cifras comienzan a cobrar ya la forma que tenían antes de que las cercenara la pandemia del covid-19.
Tal y como ya informó en julio la Concejalía de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Santander, el Servicio Municipal de Transporte Urbano de la ciudad –el TUS– alcanzó durante el primer semestre del presente año los 9.079.969 viajeros, esto es, un 21% más respecto al mismo periodo del ejercicio anterior (7.532.987).
En su comparecencia de entonces, el concejal, César Díaz, valoró muy positivamente la tendencia «alcista» de estas cifras, que en junio no solo alcanzaron sino que superaron en un 10% a las recogidas en el mismo mes del año 2019.
Como en los casos anteriores, la causa de este notable incremento se recuesta sobre los descuentos aplicados a las tarifas –de un 50% para la tarjeta monedero, el carné joven y la tarjeta para las personas con discapacidad– y las bonificaciones o directamente la gratuidad total para los pensionistas mayores de 65 años con las rentas bajas, los niños menores de ocho años, las personas con discapacidad igual o superior al 65%, las familias numerosas y monoparentales y los desempleados de larga duración. Ventajas, todas ellas, que suponen un incentivo a la hora de decantarse por el transporte público antes que hacerlo por el vehículo particular, y que se mantendrán al menos hasta el mes de diciembre.
Y de las que también se benefician los usuarios del servicio municipal de transporte urbano de Torrelavega, el Torrebús, que igualmente da muestras de su recuperación.
Conforme a las gráficas que tiene en la mesa de su despacho la concejala de Movilidad, Jezabel Tazón, el año pasado utilizaron este servicio 636.944 viajeros, casi 90.000 más que los que lo hicieron en 2021 (546.626). El aumento es muy significativo, aunque el dato está todavía un poco alejado del recogido en el año 2019, previo a la pandemia, cuando el Torrebús, que dispone de un total de seis líneas, desplazó por la capital del Besaya a 746.627 personas.
El año en curso, al que le restan tres meses largos, lleva camino de mejorar los registros obtenidos en 2022, si bien parece que no con la suficiente contundencia como para igualar sus mejores guarismos.
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Ana del Castillo
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