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Cuando el Gobierno de Pedro Sánchez comenzó por fin las obras de la Alta Velocidad a la Meseta tras dos décadas de promesas incumplidas y ... Miguel Ángel Revilla daba ya por hecho que Cantabria tendría AVE en un horizonte temporal relativamente aceptable –la última previsión es que los primeros trenes lleguen en 2030 con la apertura parcial del trazado y en 2033 una vez finalizada ya toda la línea–, el regionalista sacó del cajón otro de sus grandes anhelos en materia ferroviaria: la unión entre Santander y Bilbao en condiciones suficientemente dignas como para que este transporte sea competitivo con la carretera. Ya lo venía anunciando... En la campaña de las elecciones generales de 2019 que llevaron a José María Mazón al Congreso, Revilla hizo el trayecto con prensa para demostrar que el viaje dura hoy más de tres horas, el mismo tiempo que sesenta años atrás. A partir de ahí se puso en marcha la maquinaria reivindicativa del bipartito PRC-PSOE, que culminó con una visita del regionalista a Bruselas en noviembre de 2021 para pedir que esa conexión se incluyera dentro de la Red Básica del Corredor Atlántico, la manera más rápida de obtener financiación europea y, al mismo tiempo, la que obligaba al Gobierno de España a tener las obras acabadas antes de 2040.
Aquella vía fracasó porque la UE no incluyó el nuevo tren rápido en la revisión de sus mapas, pero en paralelo Cantabria sí logró que el Ministerio de Transportes avanzara en su parte del trabajo:la realización de los estudios para concretar la viabilidad de la futura línea. En marzo de 2022, antes de que la UE echara el jarro de agua fría definitivo, la entonces ministra Raquel Sánchez presentó en la Estación Marítima de Santander el primer borrador del proyecto. Un estudio de alternativas que ponía sobre la mesa seis opciones, todas a través de un nuevo trazado paralelo a las vías actuales. «Hoy asistimos al nacimiento de esta nueva línea», afirmó. Avisaba de que aún faltaba tiempo para que pudieran iniciarse las obras y todavía quedaba por determinar cómo financiar los trabajos, pero sí se comprometía a escoger una de estas alternativas y empezar a diseñar el proyecto constructivo cuanto antes. Tres años después, no hay novedad. Y lo peor es que en el Ministerio de Transportes, ahora en manos de Óscar Puente, no dan respuestas: ni dan plazos ni confirman la vigencia del compromiso político.
Revilla bromeaba en aquel acto de 2022 con la idea de que, aunque por edad él ya no lo vería, ese era un día importante para la comunidad autónoma porque se ponía la primera piedra de un proyecto –el de dotar a Cantabria de un tren que llegue a Bilbao en una hora desde Santander– que sí disfrutaría la próxima generación. A este paso, quizás tengan que pasar unas cuantas generaciones más para que los primeros cántabros y vascos disfruten por primera vez de esta conexión, que si no hay cambios debe incluir dos paradas: en el entorno de Laredo-Colindres y de Castro.
A falta de respuestas de quien las tiene que dar, lo que sí hay es documentación oficial a la que agarrarse. El Ministerio adjudicó en septiembre de 2020 a la UTE de consultoras formadas por WSP-APIA y Sener el contrato para la redacción de un estudio informativo por algo más de un millón de euros y un plazo de ejecución de 24 meses, por lo que el trabajo tendría que estar terminado desde el otoño de 2022.
Transportes no dice ni palabra de aquel estudio, que sí arrojó una primera conclusión, la que presentó la exministra Sánchez en Santander: que el presupuesto de la obra se disparaba hasta superar los 2.000 millones y que el 70% del trazado tenía que ir por túneles. Su elevado coste y las implicaciones ambientales daban argumentos a quienes pensaban que esa obra nunca se haría. Tres años después, el Gobierno de Cantabria, ya con el PP, sigue reclamando el estudio. Al menos, las conclusiones definitivas. Porque parece muy difícil pensar que el Ministerio vaya a priorizar la ejecución de esta obra al mismo tiempo que realiza en paralelo la del AVE a la Meseta, que también está requiriendo una gran cantidad de recursos.
Aunque la presidenta María José Sáenz de Buruaga no ha hecho del tren a Bilbao la gran reclamación de Cantabria a España y a Europa, la popular sí incluye este proyecto entre los más importantes de su agenda reivindicativa al Estado. Esta semana, desde Bruselas, volvió a insistir en la necesidad de disponer de ese tren de alta velocidad –la petición es que sea mixto, de mercancías y pasajeros– para que las empresas exportadoras del Puerto y las que se instalen en La Pasiega tengan una salida ferroviaria a Europa por Francia. «Necesitamos aliados para conseguir la conexión que ponga a nuestras empresas en igualdad de condiciones con nuestras comunidades vecinas», afirmó.
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Ana del Castillo
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