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Los conductores que desde la semana pasada circulan por la A-67 hacia Torrelavega han podido comprobar cómo uno de los dos estrechamientos que Transportes colocó en abril para seguridad de los trabajadores de la construcción del tercer carril ha desaparecido. Los automovilistas disfrutan ya del ancho habitual de la calzada en el tramo en sentido a la capital del Besaya, a la altura de la factoría de Solvay, en la localidad de Barreda. El otro, el que se dirige hacia Santander, continúa aún reducido.
El Ministerio vinculó esta medida, que se ha dilatado en el tiempo –en principio, era para sólo dos meses–, dentro del contexto de las obras que se están ejecutando para construir el ramal de continuidad de Sierrapando-Barreda y de mejora de los enlaces de Sierrapando, Barreda y Torrelavega. Según explicó en su momento el organismo público, el diseño del nuevo enlace de Barreda preveía la ampliación de la estructura del río Cabo para poder aumentar de dos a tres carriles las calzadas actuales de la autovía hacia Polanco. Por ello, y para poder desarrollar los trabajos con seguridad, se produjo el estrechamiento de las calzadas en los dos sentidos de circulación. La actuación desató en un primer momento las quejas de los conductores. La medida redujo la plataforma a sólo 6 metros: 3,2 para el carril derecho y 2,8 metros para el izquierdo. Además, se limitó la velocidad a 60 kilómetros por hora y se prohibió el adelantamiento en esa zona a los vehículos pesados. Tráfico pidió «prudencia y respeto», sobre todo para no poner en peligro la seguridad de los operarios. Para ello, se instalaron pretiles de hormigón en el arcén derecho para impedir que los vehículos pasasen cerca de ellos.
También fue polémica la colocación de una señal de prohibición de velocidad –60 km/h– en una caseta igual a la de los radares fijos. Esto provocó retenciones, ya que los vehículos que avanzaban más rápido 'clavaban' los frenos en ese punto. Tráfico, como ya había sucedido en otras obras, como la de los túneles de la misma A-67 en Los Corrales de Buelna y Arenas de Iguña, desmintió que se tratase de un radar fijo. Eso sí, advirtió de que habría controles aleatorios. Al poco de entrar en funcionamiento, esta instalación desapareció pero aún continúa instalada una igual en el otro sentido de la circulación –el que se dirige hacia Santander–.
La construcción del ramal de Torrelavega para desdoblar la A-67 y la A-8 es una de las obras más caras y complejas de la Red de Carreteras del Estado. Cuenta con un presupuesto de 125,5 millones y está ejecutado un 79% (99 millones). El ministro Óscar Puente anunció durante su última visita del mes pasado que las máquinas se retirarán por completo el próximo verano tras siete años de trabajos, que son el doble de lo previsto cuando comenzaron en el verano de 2018.
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