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Tras un año comisionado en el cargo, Rubén Aldaco (Reocín, 1976) acaba de ser nombrado defensor universitario de la Universidad de Cantabria (UC), puesto que ... ocupará los próximos seis años y que describe bella y brevemente: «Es un canalizador de empatías».
Su labor, que es clave a la hora de velar por los derechos y libertades de los alumnos y del personal de la UC de toda condición, se basa en la confianza y en la más «estricta confidencialidad». En ello insistirá a lo largo de la entrevista Aldaco, catedrático de Química y genuinamente entusiasmado con las posibilidades y el retorno que le da este cargo, además de con el soporte que encuentra en otros departamentos de la UC -es el caso, por ejemplo, del Servicio de Gestión Académica , del cual alaba «su vocación de servicio público» en su memoria de actividades-.
«Creo que la UC es una gran universidad en el ámbito académico e investigador, pero también en el humano», asegura Aldaco, y para mantener y reforzar el clima de convivencia del campus, su departamento hace recomendaciones, como la del cuidado de la salud mental, «un tema muy importante» que las universidades han de extender a todos los colectivos.
–¿Sobre qué pilares sustentará su proyecto a corto plazo?
–Tenemos por delante la redacción y elaboración de los nuevos estatutos de la universidad al amparo de la LOSU, y desde la Defensoría vamos a participar en ese proceso para que esos estatutos respondan a las necesidades de la UC desde el punto de vista académico, pero también es importante lo que se refiere a la convivencia o el factor humano. La LOSU tiene el cuenta, como figura, al defensor y es importante saber qué papel juega en esa estructura. Y hay otra cuestión que es importante para situarnos en las mismas condiciones que otras universidades de nuestro entorno: el Defensor puede dejar de ser un órgano unipersonal para ser colegiado. Yo creo en ese modelo.
–¿La LOSU fortalece la figura del Defensor?
–Ahora se determina como unidad básica. Como unidad básica, el defensor juega un papel en otras unidades, como la de inspección de servicios; es preciso desplegar el buzón único de denuncias para acotar la corrupción en la universidad, la confidencialidad... Y también están las normas de convivencia que la UC acaba de aprobar recientemente en el consejo de gobierno, que son otro hito importante.
–¿Y a largo plazo qué quiere reforzar, pulir, poner en marcha?
–La idea es seguir avanzando en las cuestiones básicas. Primero, reforzar lo que tiene que ver con la convivencia: la Defensoría Universitaria es un instrumento muy, muy eficaz para la mejora de la convivencia. Otro aspecto importante es que la Defensoría, de alguna manera, sirve como instrumento para velar por los derechos y libertades de toda la comunidad universitaria, con especial cuidado con los colectivos más vulnerables. Es algo que durante este año hemos tratado de potenciar, participando activamente en todo lo que tiene que ver con actividades de refuerzo que hagan de la UC una universidad más inclusiva, más diversa, más igualitaria.
Y la tercera es de control. Normalmente al defensor se le toma como un contrapeso, pero yo no lo considero así, sino más bien como una simbiosis, una colaboración. La UC también es, en cierto modo, garante de que los servicios universitarios funcionen de una manera correcta, no tanto para controlar como para mejorar. Los sistemas de calidad de la universidad han dado grandes resultados y están siendo muy eficientes, pero desde la Defensoría también hemos introducido sugerencias y recomendaciones que pueden mejorar los servicios universitarios.
–En su informe señala que entre los cursos 2021-22 y 2022-23 se han duplicado los casos por problemas de convivencia. Pasan de 7 a 16. ¿Son cifras preocupantes?
–Creo que debemos ver cómo evoluciona esto en el tiempo. Es algo que he comentado con el resto de defensores universitarios en el contexto de la Conferencia Estatal. Todos coinciden y, además, en todos los casos parece que se da el mismo patrón.
El año pasado hubo un proceso electoral en el que, de alguna manera, se dio a conocer más la figura del defensor universitario, y eso tiene como consecuencia una mayor participación. Y estamos pendientes de ver qué ocurre este año y saber, exactamente, si se está produciendo un aumento – o no– de la conflictividad.
–Se han registrado además cuatro consultas y seis activaciones del protocolo por acoso. ¿A qué se deben estas cifras?
–No podría dar como respuesta que han aumentado la conflictividad o los problemas de convivencia, no soy capaz de establecer una conclusión en ese sentido, sino que nos mantenemos cautos para ver cómo es la evolución en el tiempo. Es un pico. Lo que sí está claro es que el protocolo de acoso y las normas de convivencia son un instrumento muy eficaz, muy válido, que merece que cuidemos, conservemos y sepamos utilizar convenientemente.
–¿Lo ocurrido en enero en el Consejo de Estudiantes ha derivado algún procedimiento?
–Han llegado manifestaciones por parte de la comunidad universitaria de rechazo a esa situación, no denuncias. Ha llegado un gran número de muestras de rechazo.
–La situación ha puesto a prueba los mecanismos de la UC. ¿Ha reaccionado bien la institución?
–Yo creo que sí, absolutamente. Desde mi punto de vista, la UC tiene los mecanismos para dar respuesta a este tipo de situaciones que, por supuesto, desde la Defensoría rechazamos, condenamos y que creo que no se engloban dentro de la universidad, sino que creo que es una cuestión de la propia sociedad. Si hay algo, positivo por decirlo de alguna manera, y que refuerza, que nos refuerza como sociedad, es el rechazo unánime que se ha producido ante estas situaciones en todos los ámbitos de la sociedad. En estos momentos estamos en un punto de no retorno en el que la sociedad no tolera este tipo de actitudes y comportamientos, y que rechaza de manera frontal. Y creo que sí, que la Universidad ha tenido una respuesta rápida, eficiente y que además ha sido apoyada tanto por parte de la comunidad universitaria como de la de la sociedad.
–¿Qué ha aprendido en el cargo?
–El año anterior ha sido todo un proceso de aprendizaje. Creo que el defensor universitario es un canalizador de empatías y este año ha servido para generar un clima de confianza entre esta Defensoría y la propia comunidad universitaria; una confianza mutua. Han entendido que pueden acudir a la Defensoría para plantear no solamente quejas y reclamaciones, sino también para destacar aspectos positivos. Además, la colaboración ha sido siempre positiva y a favor de obra; siempre se busca la forma de ir a favor de obra de estudiantes, del Personal técnico de Gestión y de Administración y Servicios (Ptgas) , del Personal Docente e Investigador ( PDI). Y siempre en un clima participativo.
–¿Les llegan casos de novatadas o es un campus libre de ellas?
–Puedo decir que sin aquí no ha llegado absolutamente ningún ningún tema de esa índole, y tampoco es algo que que sea especialmente significativo. Probablemente por una cuestión, básicamente, de la estructura que tiene esta universidad, por su idiosincrasia, por el tamaño... Ese tipo de cuestiones creo que están más asociadas a campus con residencias estudiantiles.
–En términos de convivencia, ¿cómo está la salud del campus?
–Está bien. Tras este año de experiencia, creo que, efectivamente, la universidad es una minisociedad dentro de la sociedad. Y creo que la UC es una gran universidad en el ámbito académico e investigador, pero también en el humano. Y para eso también está la Defensoría, para seguir velando por que eso sea así y seguir avanzando. Es importante para el desarrollo de la actividad académica e investigadora que también seamos conscientes de que, sin el factor humano, todas esas cuestiones no se pueden producir.
–Recomienda a la UC no perder el tren la Inteligencia Artificial.
–Ha venido para quedarse. Es una preocupación general de todas las universidades españolas. Yo creo que es una oportunidad que tenemos que darnos como estudiantes, como Personal Docente e Investigador, o Personal Técnico de Gestión y Administración de Servicios. Y creo que hay que 'descriminalizar' el uso de la inteligencia artificial. Es muy importante el acceso a la formación y a la información y es una cuestión que debemos introducir en el código ético de la UC: cómo utilizarla convenientemente y, desde luego, aprovecharla.
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