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La manida metáfora pseudoexistencial proclama que el tren solo pasa una vez en la vida. En realidad, contrariamente, los trenes –símbolo de libertad en el ... imaginario literario– viven encadenados a la rutina de un permanente viaje de ida y vuelta; así que mañana podemos coger el mismo tren que pasó hoy. El hombre que miraba pasar los trenes –Popinga, el personaje de Simenon- creía que quien sube a un tren se marcha para siempre. Para los pasajeros habituales lo intrépido es quedarse en la estación, perderlo es desobedecer la rutina. Otros trenes se adelantan en provocador destiempo. Como la comitiva judicial que desahució -por sorpresa y sin nueva orden de lanzamiento- a una familia de Solares. A su paso, un impetuoso torbellino de viento les dejó desnudos en el andén. En Cantabria tenemos experiencia en perder trenes y hasta en perseguirlos por las traviesas vías ministeriales. Qué decir del AVE, pájaro de humo al que nos hemos subido y bajado cada legislatura. Creyeron que ansiábamos un billete a Madrid cuando sólo nos hemos manifestado para reivindicar la abolición del MetroTUS, que ha causado más indignación que décadas de anuncios y desmentidos de alta velocidad e intensidad.
Nuestro Parlamento renuncia ahora a un hipotético AVE que a medida que las infografías iban acercando a Cantabria, la realidad iba retrasando su ejecución. Preferimos un dos por uno: Cambiamos la 'alta velocidad' de Palencia a Reinosa por dos trenes de 'altas prestaciones' a Madrid y a Bilbao, y mejoramos Cercanías. Desafortunadamente, a veces, los trenes más importantes pasan de largo. Investigadores catalanes han descubierto cómo bloquear células durmientes de cáncer para evitar recaídas y metástasis, financiados por la Asociación Española contra el Cáncer. Un tren al que no se ha subido institución alguna. Mientras hemos destinado miles de millones a construir AVES lentos, caros por sus sobrecostes y con pocos pasajeros, según han denunciado esta semana los auditores europeos del Tribunal de Cuentas. No se desanimen. Los trenes no pasan solo una vez. Ahora que estamos tratando de restaurar el mileurismo tenemos otra oportunidad de ganar la misma miseria que hace tres lustros.
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