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«Cuando no es una cosa es la otra. El caso es que nunca llegamos a tiempo al destino», expresó esta tarde Marta Sainz, usuaria de la línea C3, que conecta Santander con Liérganes. En su caso, viaja a diario desde El Astillero hasta la ... capital cántabra –y vuelta– por motivos laborales. Este miércoles, nada más abandonar su puesto de trabajo, salió «pitando» para coger el tren que sale a las 15.15 horas. Y llegó a tiempo. La sorpresa se la llevó cuando el convoy llegó se paró en la estación de Valdecilla. «El maquinista se fue del tren y ahí nos quedamos sin saber qué había pasado». Una nueva avería en la Red de Cercanías de Cantabria paralizó el servicio durante más de cuarenta minutos y afectó a «más de sesenta personas», según contaron los pasajeros que estuvieron presentes y que hablaron con este periódico.
Son tan habituales estas incidencias que, cuando el tren se detuvo, los usuarios ya se imaginaban lo que había ocurrido. Y como también es habitual en este tipo de averías, la máquina fue remolcada por otra que la acercó hasta la capital cántabra para ser reparada. Mientras, los pasajeros esperaban en el andén de la estación de Valdecilla.
Algunos, «muy cabreados», llamaron a Renfe para exigir una explicación sobre lo ocurrido. Y sobre todo, para saber cuanto tiempo tardaría en llegar el nuevo convoy. «No sólo no nos explicaron que había ocurrido, es que además nos colgaban», comentó Sainz, que fue una de las usuarias que marcó el número de teléfono del operador ferroviario. «No es normal que no nos den nada de información», lamenta.
Otros decidieron abandonar por su propio pie la estación al ver que la situación no mejoraba. «Fácilmente más de treinta personas se fueron andando», explica Ignacio López. En su caso, tuvo que esperar en el andén, porque «no tenía otra opción».
Su caso es particular. López ha empezado hace relativamente poco a viajar en tren para ir al trabajo. Entre los bonos gratuitos y que quería utilizar menos el coche, pensó que esta era la mejor opción. «Aparentemente es cómodo. O así debería ser». Aunque la realidad es otra. Al menos hasta que no mejore la Red de Cercanías. «En el mes escaso que llevo utilizando el tren para ir a trabajar ya he llegado tarde varias veces. Es que me dan ganas de no volver. No es ni medio normal», lamenta.
Y es que esta avería no es un caso aislado. Ni mucho menos. De hecho, es el día a día de los pasajeros. Además, se produce en un contexto tenso. El pasado febrero se conoció que los 21 trenes que el Ministerio de Transportes prometió para incorporar a la Red de Cercanías de Cantabria se retrasaban hasta 2026 por un error en sus dimensiones. Unos trenes que mejorarían parte del problema ya que, la actual flota de 28 máquinas, está envejecida, con una edad media de 30 años. Una noticia que provocó el enfado de los usuarios que llevan años «soportando» las continuas averías. De hecho, han formado plataformas reivindicativas y han llegado a manifestarse delante de la estación de Santander para exigir soluciones.
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