El material ferroviario que Renfe ha traído hasta el núcleo de Cercanías de Cantabria para suplir al tren que fue trasladado a Cataluña ya suma varias incidencias en apenas una semana de servicio. A mediados de la pasada semana la operadora desplazó hasta Santander ... dos trenes (las unidades 129 y 236) que entraron directamente en la rotación de Cercanías, y en ese tiempo una de esas máquinas ya ha protagonizado dos averías. En la primera, no pudo tomar la salida y se suprimió el servicio; en la segunda, al día siguiente de salir de la revisión, volvió a sufrir la misma avería, esta vez en medio de la vía, donde se quedó tirada y tuvieron que hacer transbordo de pasajeros.
«Han traído unidades con muchos achaques, y las incidencias pueden repetirse con frecuencia», resumían este miércoles desde fuentes sindicales ferroviarias, en referencia a la antigüedad de los trenes y a su deterioro mecánico. «Es material viejo, trenes que no quiere nadie». Desde otro sindicato, el de maquinistas y ayudantes ferroviarios (Semaf), recuerdan las dudas que ya expresaron en su momento respecto a sus «temores ante la fiabilidad de este material».
El lunes, el tren número 129, que iba a cubrir el servicio de las 14.42 horas entre Santander y Los Corrales, sufrió una avería en el sistema de señalización en cabina, incidencia que se detectó estando aún en la estación, por lo que tuvo que suprimirse la salida.
«La fiabilidad entre un modelo y otro no tiene comparación. Todos salimos perjudicados»
Tras su paso por talleres para ser revisado, esa misma unidad afrontaba el martes el servicio de las 07.50 horas. Al poco de salir de Santander, concretamente entre las estaciones de Valdecilla y Boo de Guarnizo quedó parado; nuevamente la avería fue en el sistema de señalización. Los pasajeros que ocupaban el tren tuvieron que esperar hasta ser transbordados al que salió a las 08.15 de Santander para proseguir viaje a sus respectivos destinos, mientras que los responsables de Cercanías enviaban un segundo maquinista para asistir al que manejaba la unidad averiado y devolver el tren a talleres.
La decisión de Renfe de desplazar hasta Cataluña una de las siete unidades que cubren las Cercanías en Cantabria para reforzar el servicio catalán (allí llamado Rodalies) se concretó el pasado día 19. Una serie de percances y accidentes (uno de ellos se cobró la vida de una maquinista) dejaron fuera de servicio varios trenes, por lo que la operadora decidió reforzar Rodalies con varias unidades del modelo 447, material fabricado a finales de los ochenta y primeros de los noventa. Y decidió que al menos uno de ellos procediera del núcleo de Cercanías de Cantabria. En su lugar, Renfe ha desplazado hasta Cantabria dos trenes del modelo 470 (números 129 y 236), mucho más antiguos que los anteriores, pues salieron de fábrica entre finales de los setenta y principios de los ochenta, con lo que están ya cerca de cumplir su vida útil.
Ni «reservas» ni «parados»
Algunos sindicatos del sector ya expresaron sus recelos ante la fiabilidad de ese material tanto en cuestión de rodaje como para cumplir horarios entre otras cosas porque no venían para estar de «reserva», ni para suplir a trenes que estaban «parados», como se señaló oficialmente, porque «en Cercanías de Cantabria circulan todos los trenes. Aquí todos entran en la rotación, no hay ni parados ni en reserva», replican desde sindicatos ferroviarios. Y en cuanto han entrado en servicio, las incidencias protagonizadas por uno de ellos no han tardado en llegar.
«Aquí salimos todos perjudicados», apuntan sindicalistas del sector ferroviario cántabro. «La fiabilidad entre uno y otro modelo no tiene comparación», y aunque la avería sufrida por uno de esos modelos más viejos también «podría haber sucedido en otro de los más modernos, la probabilidad es mucho más baja por lo anticuado del otro material». Precisamente el estado en que se encuentra este material ha provocado cierto malestar entre los maquinistas
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