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Más allá de los errores a la hora de diseñar la estrategia de defensa de los últimos días y del enfrentamiento prolongado con la presidenta de la Comunidad de Madrid, existe un acuerdo casi unánime en que lo que ha impedido la continuidad de Pablo ... Casado al frente del Partido Popular ha sido la falta de apoyo en los territorios. Casi todas las comunidades pueden sacar su propia lista de agravios por los intentos de su número dos, el ya dimitido secretario general Teodoro García Egea, de romper por la fuerza los equilibrios internos de las federaciones para colocar en lugares estratégicos a perfiles de confianza. En puestos bajos, medios y altos. Con pocos miramientos y sin disimulo. El murciano entró en los territorios como elefante en cacharrería. Allí donde no pudo mover las piezas en un inicio lo hizo después y ahora se disponía a lo mismo con la ronda de congresos regionales que arrancó el año pasado y que aún está por concluir.
Mirando el mapa de España, se ven pocas excepciones a este intervencionismo, pero la dirección del PP de Cantabria cree que su caso es paradigmático. El mejor ejemplo de la desconexión entre Génova y sus satélites. García Egea puso el ojo sobre Cantabria y la primera operación agresiva y sin anestesia fue la que protagonizó Ruth Beitia. El intento de quitar a la candidata natural a la Presidencia de Cantabria para sustituirla por la campeona olímpica en Río fue efímero. Unos días. Tras el desprecio político de Casado -aunque fuera por persona interpuesta- a Buruaga, Génova tuvo que volver a recurrir a ella cuando la exsaltadora dio un paso a un lado apabullada por la presión y tras una sucesión de polémicas intervenciones públicas. Buruaga tragó y lo aceptó.
1. Ruth Beitia. Madrid la nombró a dedo candidata a la Presidencia de Cantabria. Al final, renunció.
2. Jantas locales. Génova paró la votación porque Buruaga tenía más apoyo en las agrupaciones.
3. Congreso. La intención de Casado era impulsar una candidatura frente a la actual líder.
Esa fue la primera de las tres caídas, cual Jesucristo antes de ser crucificado, del calvario cántabro de García Egea en su camino por imponerse a la dirección regional. Su segundo resbalón fue la renovación de juntas locales del PP. En las agrupaciones más importantes concurrieron dos listas: la del oficialismo regional y la de los críticos, más cercanos a la persona de Génova en Cantabria, el diputado Diego Movellán. Los partidarios de Buruaga consiguieron más avales y Madrid dio la orden de paralizar la jornada de votación. Se puso como causa la pandemia, aunque se entendió que la explicación era otra: evitar que se viera cómo estaban los bolos pinados.
Y ahora era el turno del tercer episodio. El que Casado esperaba que fuera el definitivo. Consistía en montar una lista alternativa a la actual líder cántabra, pero tras los últimos acontecimientos se ha desactivado cuando aún estaba sin concretar.
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