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Tres de las cinco grandes industrias lácteas de Cantabria (Andía Lácteos, Nestlé y El Buen Pastor) mantienen el pulso y este lunes volvieron a recoger ... la leche de los ganaderos cántabros con cierta normalidad, aunque, a medida que transcurren los días la situación cada vez es más complicada debido a la falta de suministros para poder transformar el producto.
El paro de Andros, la semana pasada, y el de Lácteos Santander, hace unos días, ha provocado que los ganaderos cántabros –que están racionando el pienso por si la huelga se prolonga– tengan que recolocar su leche en las otras tres industrias lácteas de la región, principalmente en Andía, que hasta el inicio de la huelga transformaba el 30% de la leche de Cantabria. «De momento nadie está teniendo que destruir la leche», apuntaba, con cierta tranquilidad, Raúl Guillarón, secretario general de Asaja Cantabria. «Estamos rezando para que esto termine», reconocía a este periódico el representante sindical, minutos después de mantener una conversación telefónica con la directora general de Ganadería, Beatriz Fernández, «quien me ha manifestado que está muy preocupada por lo que está pasando».
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Mientras que desde Andía Lácteos no quisieron pronunciarse sobre su situación y remitieron al Grupo Iparlat, del que es filial, que tampoco quiso hacer ningún tipo de valoración, en Nestlé señalaron que su deseo es «evitar que nuestra actividad productiva quede afectada y garantizar el abastecimiento de sus productos en la distribución».
Sin embargo, según apuntaron desde el gabinete de prensa de esta empresa, en la actualidad «las fábricas de lácteos de la compañía ubicadas en la cornisa cantábrica están teniendo dificultades en la recepción de mercancías, como materias primas y envases, así como en la expedición de producto terminado».
Por su parte, el presidente de la Asociación de Industrial Lácteas en la región, Álvaro Ortiz, advirtió que si no se arregla el problema, y en muy breve plazo de tiempo además, «tendrán que tirar la leche los ganaderos», que se verían así abocados a una situación «caótica» e incluso «catastrófica» tras la que vienen padeciendo en los últimos años, por los costes de producción y la pandemia del coronavirus.
Ortíz explicó que en Cantabria «se mueve algo» el suministro de materiales, gracias a que la Guardia Civil está escoltando a distintos transportistas, pero no así fuera de la comunidad autónoma, donde, según indicó, «es más complicado».
En boca de todos los últimos días, la leche y, sobre todo, su precio, también ocuparon algo de tiempo en el Parlamento de Cantabria, donde el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco, contestó a una batería de preguntas efectuadas por la bancada popular.
El regionalista, que confirmó que, efectivamente, a día de hoy no se había derramado en Cantabria «ni un solo litro de leche» –«mañana no lo sé», reconoció–, explicó que «es necesaria la tramitación del convenio de cesión de la aplicación que queremos utilizar Asturias, Galicia, Castilla y León y Cantabria» y, a la vez, «solicitar al Ministerio la modificación de la Ley Alimentaria para dar cabida al uso de estas plataformas».
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