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A principios de mes, más del 80% de los médicos del Hospital de Laredo firmaron y remitieron a Sanidad un manifiesto en el que denunciaban el «proceso de degradación» que sufre el centro y urgían a tomar a medidas para paliar la «grave falta de personal». Desde entonces se han sucedido diferentes concentraciones por parte de los profesionales del hospital pejino reivindicando unas actuaciones que consideran esenciales para sostener la actividad asistencial de un centro que a lo largo del año, según datos facilitados por la Junta de Personal del Área de Salud II del municipio, atiende a una población de 100.000 personas en su área de influencia, una cifra que se dispara hasta los 300.000 e incluso 400.000 usuarios durante la temporada estival.
La falta crónica de personal y la ausencia de sustitutos, que ha llevado a Sanidad ha plantear como solución la derivación de especialistas del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla –en concreto, anestesistas, cardiólogos y neumólogos–, llevaron a la plantilla a comunicar la situación a los Ayuntamientos de los municipios afectados (varios alcaldes, incluidos los que comparten partido con el consejero de Sanidad (PSOE), se han sumado a las protestas de las últimas semanas) y a plantear una nueva movilización que tendrá lugar este sábado a las 13.00 horas en defensa del hospital comarcal, a falta de refuerzos aunque Sanidad haya anunciado esta misma semana la contratación de once nuevos médicos , entre ellos un anestesista. Sin embargo, esta incorporación no evitará el desplazamiento de facultativos de Anestesiología y Reanimación de Valdecilla, que en protesta por esta solución que juzgan «incompleta», porque «no resuelve el problema de fondo», han decidido suspender las cirugías programadas en Valdecilla en horario de tarde, fuera de la jornada ordinaria y, por tanto, de carácter voluntario.
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El conflicto del personal sanitario con la Consejería ante la falta de respuestas a una situación que se han cronificado en los últimos años retrata el paulatino declive de un centro que a lo largo de su trayectoria ha recibido destacados reconocimientos por su labor, como su distinción con el galardón Hospital Amigo del Niño de Unicef. Para entender mejor esta circunstancia, conviene echar la vista atrás y conocer el origen del hospital, su evolución como centro sanitario y las cifras más representativas de la labor asistencial que realiza a una parte importante de la población cántabra.
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Ana Rosa García Javier González Mellado
Inaugurado hace treinta y dos años, en 1991, la creación del Hospital Comarcal de Laredo tuvo como objetivo cubrir la creciente demanda asistencial de el Área Sanitaria II, una de las zonas de Cantabria cuyo peso demográfico más ha aumentado en las últimas décadas. Su capacidad asistencial no solo abarcaba el municipio pejino, sino también las zonas básicas de salud de otros como Meruelo, Alto y Bajo Asón, Agüera, Gama, Laredo, Colindres y Santoña. Un entorno al que también hay que sumar la población de Castro Urdiales a través del Plan Funcional del propio Hospital de Laredo.
Al proyecto original se sumaron posteriormente nuevas dotaciones, entre las que destacan las instalaciones del Servicio de Urgencias y el archivo de historias clínicas, inauguradas en 2005. Dicha actualización se enmarcó en el llamado 'Plan Horizonte' impulsado por el Ejecutivo regional, que tenía por objetivo la modernización de los centros hospitalarios comarcales de la comunidad cántabra. Este plan incluyó también, en sucesivas fases, tanto la reforma y ampliación del hospital de día como la creación de la zona de endoscopias y de nuevos almacenes y vestuarios. Asimismo, dio lugar a la reforma del bloque quirúrgico y del área de consultas del centro.
A este impulso de las instalaciones, que permitió modernizar y aumentar su capacidad asistencial, así como reorientar y potenciar la atención de carácter ambulatorio, se sumaron también otras iniciativas como la participación en 2008 del hospital en el desarrollo de la implantación de la historia clínica electrónica en el sistema sanitario cántabro, así como en la de un nuevo sistema de gestión logística integral pionero a nivel nacional que, tras finalizar en 2009, supuso una mejora sustancial en la calidad asistencial y la eficiencia económica del centro.
La última ampliación del espacio sanitario, que comenzó en 2017 con la adjudicación de la redacción del proyecto de ejecución, ha estado marcada por las correcciones y retrasos. En 2018, cuando se adjudicó la obra, la falta de licencia de actividad y de la licencia de primera ocupación del hospital dio lugar a un periodo de discusiones entre los técnicos del Ayuntamiento de la localidad y los del Ejecutivo regional. Posteriormente, en 2019 tuvieron lugar nuevos contratiempos, provocados por variaciones en el proyecto de obra y la necesidad de que Medio Ambiente concediese la licencia de actividad para la actuación. Superados estos trámites, en 2020 el vicepresidente cántabro, Pablo Zuloaga, acudió al centro para anunciar el reinicio de una intervención cuyo objetivo es permitir renovar el bloque obstétrico-quirúrgico y ampliar a seis el número de quirófanos, gracias a lo cual la capacidad de acometer intervenciones quirúrgicas experimentará un incremento de entre un 25 y un 50%. Aunque la falta de anestesistas, precisamente, compromete la posibilidad de alcanzar esas metas.
La evolución del Hospital de Laredo le ha llevado a contar con unas instalaciones que, pese a los recurrentes problemas de personal que sufre desde hace años, especialmente durante la temporada de verano, abarcan multitud de servicios. Según los datos del Servicio Cántabro de Salud (SCS), el centro cuenta en la actualidad cuenta con 132 camas y cinco quirófanos, a los que se suman un paritorio y siete salas convencionales de Rayos X. En materia de tecnología sanitaria, dispone también de dos ecógrafos asociados al servicio de Radiología, cuatro en el de Cardiología y otros diez dependientes del resto de servicios. Asimismo, dispone de un TAC y de un mamógrafo.
A toda esa infraestructura y equipación se suma el equipo profesional encargado tanto de la labor asistencial como de los requerimientos propios de la actividad del centro y de su mantenimiento. Según los datos aportados esta misma semana por el consejero de Sanidad, Raúl Pesquera, la plantilla de facultativos ha crecido de los 120 que tenía en 2018 a los 152 actuales (sin contar aún los once últimos fichajes). Además, el centro cuenta con 172 profesionales de otras categorías profesionales, en las que se incluyen personal de enfermería, matronas, técnicos de radiodiagnóstico y laboratorio y fisioterapeutas, entre otros, así como el personal no sanitario. En total, más de 600 empleados.
La labor de la plantilla del Hospital de Laredo queda retratada en los datos ofrecidos por la propia Junta de Personal en el comunicado en el que anunciaban la nueva movilización. En él destacaban que en 2021 el centro gestionó 5.100 ingresos, 3.400 intervenciones quirúrgicas, 115.000 consultas, 39.000 atenciones en Urgencias, 63.000 radiografías simples, 9.300 ecografías, 5.600 TACs, 3.400 ecocardiogramas, 245 ergometrías, 1.000 gastroscopias, 960 colonoscopias y 257 partos (frente a los 329 realizados en 2020).
La falta de personal –y en este apartado influye especialmente la carencia de anestesistas– ha derivado en uno de los males endémicos del sistema de salud, tanto a nivel regional como nacional, como son las listas de espera quirúrgicas.
En el caso del centro pejino, que cuenta con seis especialidades –Cirugía General y Digestivo, Ginecología, Oftalmología, Otorrinolaringología, Traumatología y Urología–, según los datos que ofrece el propio Servicio Cántabro de Salud acumuló al cierre de 2021 una espera media de más de 100 días para las 1.644 intervenciones pendientes. Como es habitual, Traumatología y Cirugía General y Digestivo son las dos áreas que más casos acumulan, sumando entre ambas más de la mitad del total.
La situación que vive el personal del hospital, que viene siendo denunciado durante el último mes con especial intensidad, refleja las complejas circunstancias que deben afrontar tanto sus profesionales como los propios usuarios. El sindicato CSIF ya recalcó a principios de este mes que «la plantilla médica está mermada en todas las especialidades y el personal se siente abandonado», reclamando por ello la necesidad de que Sanidad tome «medidas urgentes» no ya con el fin de paliar este escenario, sino de revertir una situación ya crónica de carencia de profesionales. Dos semanas más tarde, el día 20, hubo una nueva concentración –la tercera semana consecutiva– en la que el personal fue arropado también por vecinos de la villa. La falta de candidatos a concurrir en estas plazas no ayuda a aclarar el incierto horizonte que debe afrontar la plantilla del hospital.
Tras las numerosas concentraciones realizadas por el personal en demanda de soluciones, este sábado la nueva convocatoria de movilización se presenta como una de las más multitudinarias de este constante carrusel de iniciativas reivindicativas de las que, según señalan sus impulsores, depende la viabilidad del propio hospital cántabro.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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