Tres horas en tractor de camino a la protesta

Los trabajadores del sector primario irán llegando a la ciudad en cuatro grandes grupos desde la zona occidental, la parte oriental, Campoo y los Valles Pasiegos para dar forma a una tractorada que iniciará su marcha conjunta a las doce del mediodía.

Por eso Acebo adelantó todo el trabajo que pudo en la tarde de ayer e hizo a las siete de la mañana lo que otros días deja para las ocho. Hoy amanecerá de noche, «a las seis», una hora antes de lo habitual. Dejará preparado el alimento de las vacas y acudirá al punto de salida en Meruelo. Irá en tractor, como casi todos. Hasta entonces, ayer tenía mucha faena y poco tiempo. «Los ganaderos estamos acostumbrados –a no tener tiempo–», asegura este joven de 31 años, doce de ellos trabajando en el campo. Llevará una pancarta que conserva de otras tractoradas.Esta vez se debate entre dos mensajes: 'Sin ganadería ni agricultura, comeréis basura' y 'Ganaderos con ilusión, en peligro de extinción'. La primera parada será en Ribamontán al Mar. Allí se unirán más ganaderos y agricultores. La segunda, en Heras (Medio Cudeyo). En total, hasta Santander calcula tres horas.

Las mismas que tardará Emilio Macho desde Reinosa, que protesta por lo mismo: las cargas burocráticas y que se saque al lobo del Lespre «ya». Eso sí, reivindica desde el humor, «porque ya no nos queda otro remedio».En uno de los tractores –llevará dos–, estampará «una viñeta de un lobo atacando a un potro y una vieja espantándolo». Ayer se les hizo de noche –a Emilio y a los chavales del pueblo– preparando 'el carruaje' entre palés, banderas y rotuladores. «Estoy un poco nervioso», reconocía el ganadero, «porque queremos que no haya follones y salga todo bien». A las cinco todavía tenía que «lavar el tractor y quitar la tierra incrustada en las ruedas». Una tarea minuciosa que en parte disfrutan, porque les saca de la rutina. Como 'el paseo' hasta Santander. «Es intenso y cansado, pero tiene su parte buena y es el apoyo de la gente». En el camino, los trabajadores del campo reciben aplausos, gritos de ánimo y esperanza. Es como una carrera, su 10.000 del Soplao. «Notas que la gente comprende el malestar del campo», celebra. Las vacas de Emilio se quedan en Reinosa, con su hermano y un vecino.

Agapito Fernández, de El Tejo (Valdáliga), ve el mar, los Picos de Europa y el Naranjo de Bulnes desde su estabulación en el barrio de Ceceño. Tiene al menos cuatro tractores, pero llevará dos. A bordo, irán él y un amigo, a veinte kilómetros por hora. Su mujer y su hijo le acompañarán en coche. «Hoy –por ayer– dejaremos los tractores bien limpios y todo preparado para no tener que madrugar tanto mañana –por hoy–», apuntaba. Aún así,«a las cinco y media arriba». De su tractor colgará una bandera de Cantabria y otra de España. En la pancarta, un mensaje claro, sencillo: 'Sin sector primario no hay vida'. No tiene bocina Agapito, dice que le basta con «el claxon del tractor».

Saldrá pronto, a las ocho, y atravesará primero los pueblos del litoral (Rubárcena, La Revilla, Gerra, Prellezo, San Vicente, Ruiloba, Santillana) hasta llegar a Cabezón. Allí se reunirá con más gente. Tienen que estar en la Sniace de Torrelavega a las diez y cuarto para llegar a las doce a Santander, el epicentro de esta marea que cubrirá de tractores el asfalto de la capital. En el trayecto, quedará tatuado el rastro de su desesperación, porque Agapito suena un poco desesperado: «Publicidad engañosa. Eso es lo que se está haciendo con los trabajadores del campo –alega el valdáligo–, porque dicen que contaminamos, que generamos huella de carbono, pero no se dan cuenta de todo el carbono que reciclamos con nuestros cultivos y con la siembra». «Están arruinando la base de un país», clama. «Cuando nos aplauden por el camino siento alegría, aunque seamos una gota en el océano. No es que vayamos mañana a Santander y de repente todo se solucione, pero intentaremos cambiar la tendencia actual y que la gente nos valore», reflexiona.

Desde Corvera de Toranzo responderá a la convocatoria José Luis Gómez, vecino de Soto de Iruz y propietario de una ganadería. Un hombre curtido en el arte de reivindicar los problemas que atraviesa el sector.«Hemos ido a todas las tractoradas que ha habido y seguiremos haciéndolo», aseguraba ayer. Esta vez le acompañará su hija de 18 años, algo que, indica, «es circunstancial, porque ella no va a dedicarse a esto». La cosa está complicada en el campo. Padre e hija preparaban ayer el tractor y la pancarta: 'Detrás de un litro de leche, hay muchas familias'. «No queremos follones y vamos a ser pacíficos», repetía el pasiego, un mensaje que también transmitían sus compañeros de otros lugares de Cantabria. Eso y que no se politice el asunto.

Manuel Sainz, de El Turujal, en Cabezón de la Sal, también llevará su queja a Santander hoy. Lo hará en coche, como miembro del sindicato Aigas-La Unión. «En cuanto deje todo a punto, marcharé corriendo a la ciudad para ayudar en la organización de los tractores», explica. Algunos incluso pensaban ayer alargar la manifestación «y quedarnos en Santander durante 24 horas en señal de protesta», decía Emilio, el campurriano. Parecía convencido. «Llevaremos mantas, sacos de dormir, bocadillos...». Todo para aguantar un día y una noche. «Hemos incidido en que vamos a ser pacíficos –aclaraba–, pero firmes, porque queremos que nos escuchen y que nos hagan caso. Han mirado para otro lado durante demasiado tiempo».

Será complicado alzar la vista hoy en Santander y no ver el rostro de la protesta en los tractores.