«Hace tres meses, viendo esto, bajé la potencia contratada»

Para hacerse una idea, la descripción del local. En total, veinte tocadores y, en cada uno, un secador con una potencia de entre 2.000 y 2.500 vatios. Y a eso hay que sumarle un sistema de aire acondicionado que es esencial en un negocio de este tipo. «La máquina, otros 20.000 vatios», explica. Y todo, sin posibilidad de seleccionar franjas de consumo ni de adoptar soluciones de ahorro. «Tenemos que usarlo cuando toca, independientemente de que sea en la franja de una hora pico de gasto. Aquí no se puede elegir». Con momentos, claro, de seis, siete y ocho secadores a la vez. O de aire acondicionado a tope para garantizar la comodidad. En las horas punta de su jornada.

Hay, por tanto, poco margen de maniobra. «Aquí sí que cambiamos hace unos años toda la iluminación a teconología Led, porque usamos también mucha luz en los tocadores, en los techos... Pero, más allá de eso, es que tampoco puedes hacer mucho más. Usas los secadores cuando toca y el aire acondicionado hay que ponerlo, aunque en este verano -bromea- haya hecho menos falta que otras veces».

Más allá de lo que depare la factura de julio y, obviamente, la dque llegará cuando acabe agosto para saber si los cambios que hizo serán suficientes para seguir conteniendo el gasto, Macavi sí recuerda las dudas recientes cuando decidió bajar la potencia. «Cuando hice el cambio de compañía me asusté un poco con lo de la potencia contratada pensando que igual tenía algún problema o no era suficiente. Pero no. Y luego vi que pagaba algo menos».