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Unos iban a aprobar y otros a probar. Entre los opositores que se han presentado este domingo a la prueba para optar a una de las 75 plazas del Cuerpo General Auxiliar del personal funcionario de la Administración General había de todo. Quienes llevaban el ... temario preparado y quienes acudían tan solo a ver el examen. En total, 3.004 personas concurrían a una de las convocatorias más numerosas de la Comunidad Autónoma. Aunque hubo bajas. Bastantes. Se sabe porque los opositores son nombrados uno por uno para acceder a las aulas donde les corresponde realizar el examen y dos de cada tres no estaban.
La prueba empezaba a las 10.45 horas y los asistentes han ido llegando a las diferentes facultades de la Universidad de Cantabria muy progresivamente. Apenas ha habido grandes concentraciones, aunque sí se notaba más actividad que cualquier otro domingo y había serios problemas para encontrar aparcamiento. En la puerta de la facultad de Derecho fumaba cinco minutos antes de la prueba Cruz Corral, natural de Madrid pero residente en Cantabria desde hace siete años. Era la segunda vez que se presentaba y tenía cero nervios. «Soy Técnico Superior de Administración y Finanzas y lo que me interesan son las oposiciones a la Administración, cuyo examen es parecido, así que lo de hoy me lo tomo como una prueba de nivel». El que no se juega nada o se juega poco, acude a opositar de otra manera. Sin la angustia encajada en el estómago.
En el polo opuesto esperaba ayer a que la llamasen Carmen, de Santander, que –ella sí– estaba «de los nervios y apenas he dormido», decía. El año pasado se quedó a 0,35 puntos de conseguir plaza, así que ayer iba a por todas. «Hay menos plazas que la anterior convocatoria y la gente se presenta habiendo acumulado ya muchos puntos». Carmen había estudiado «mucho, todo lo que he podido». No ha habido navidades para ella. De hecho, en abril de 2024 se cogió un viaje a Tanzania, pero en octubre convocaron las oposiciones, «así que lo tuve que cancelar», contaba con cierto pesar. Ojalá haya merecido la pena.
La convocatoria fue «inesperada». Eso es algo en lo que coincidían varios de ellos. «Pensábamos que nos dejarían descansar, pero en vez de eso nos han dado muy poco tiempo». Como «pocas ganas» le ha puesto en esta ocasión Benjamín Arce, confesaba sentado en un banco en los pasillos de Derecho. Le acompañaba su pareja, Nuria Campo «para darle apoyo moral». «Es muchísimo temario y muy pocas plazas, así que sobre todo lo que voy a necesitar es mucha suerte».
Hay quienes lo cogen sin ganas y hay quienes lo cogen sin tiempo. Juana, de El Astillero, tiene dos hijas y una casa. Así que estudia «un poco por la mañana, otro rato después de comer y algo por la noche», es decir, cuando logra sacar un minuto. El año pasado entró en bolsa y este año aspira al menos, a lo mismo. Mientras estaba pendiente de escuchar su nombre y apellidos, jugueteaba entre las manos con el carné de identidad. «Llevo mucho, mucho tiempo estudiando», decía. ¿Y qué tal las Navidades? «Navidades muy pocas la verdad».
No muy lejos de Juana estaba César Aparicio, santanderino de 32 años. ¿Cómo lo llevas? como respuesta, una sonrisa. «Bueno, me presento por verlo». Su intención es concurrir también a las oposiciones para la Administración y viene de las de Archivo y Bibliotecas. Aún así, uno nunca se acostumbra a esa sensación de antes de un examen. Tiene algo de agónico al empezar y de eufórico al final.
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