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Nacho González Ucelay
Santander
Domingo, 26 de septiembre 2021, 15:23
Valentín Alonso | Ganadero
Valentín Alonso habla de los ataques de los lobos como quien lo hace del sorteo de la lotería nacional, con la diferencia de que, en el primero de los casos, el premio es la calamidad. «A mí me tocan todos los años», dice el ganadero. « ... De 2010 para acá no recuerdo ningún año en el que no me hayan tocado». El último fue este verano. «Me mataron a un potro y me dejaron herido a otro». No es necesario entrar en los detalles de ese ataque: como otros muchos, una carnicería.
Resignado a su suerte, Valentín ha tenido que ir cediendo poco a poco a las amenazas de los lobos. Tuvo vacas, cabras y ovejas. Doce ovejas. «Pero los lobos me mataron a seis en un ataque y, al final, acabé quitándome de encima a las otras seis porque no había forma de sacar partido».
Desde aquello solo trabaja con ganado equino. «Ahora tengo once potros, pero tampoco se crea que la situación ha mejorado». Los lobos siguen visitándole y las indemnizaciones que recibe por los daños apenas le compensan. «¡Hombre! Si me pagan 350 euros por un potro muerto que vivo vendería por 650...». Esto, añade, por no hablar de plazos «porque aquí ya se sabe... Te pagan cuando te pagan», se queja.
Vecino de Pesaguero, donde dice él que los guardas han visto estos días «las huellas de cuatro lobos», Valentín no se corta a la hora de calificar la inclusión de estos animales en el catálogo de especies protegidas. «Vergonzosa. Están echándonos de casa. Si esto no se soluciona pronto de alguna manera, estamos ante el final de la ganadería extensiva».
Guillermo Blanco | Consejero de Desarrollo Rural
Guillermo Blanco no se da por vencido. A pesar del estacazo que la ministra Ribera asestó el martes al colectivo ganadero de la región redoblando la protección de las familias loberas afincadas al norte del Duero (ya lo estaban las del sur), el consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente vaticina una larguísima batalla judicial contra el Estado en la que le van a acompañar sus colegas de Galicia, Asturias y Castilla y León.
«Ahora mismo no me planteo el peor escenario», subraya Blanco, para quien la decisión del Ministerio «es un dislate».
Un dislate desde el principio, piensa él. «Porque en 1992 la Unión Europea adoptó una directiva (la Directiva Hábitats) que permitía a las autonomías asumir la gestión del lobo, especie cinegética. Lo permitía en el año 1992, cuando la presencia del lobo en Cantabria era bastante precaria porque había tres o cuatro familias. Y hoy, treinta años después, cuando esa población se ha multiplicado por cuatro o por cinco, ya no se permite».
Desde esa perspectiva, «la que muestra que nada ha cambiado», el consejero no puede sino atisbar «una decisión ideológica auspiciada por un Ministerio y unas asociaciones que no viven en la realidad». Y es que, según él, «no viven en la realidad los que dicen que al lobo se le combate pagando los daños que causa rápidamente, porque eso es como decir que si a uno le entran a robar en casa todas las semanas se tiene que conformar con que su seguro le pague los daños rápidamente. No, uno no quiere eso. Uno quiere que no le entren a robar».
Florencio Enríquez | Ecologista
Florencio Enríquez pone la cara anversa de un conflicto del que las organizaciones conservacionistas se consideran triunfadoras. «Valoramos positivamente la inclusión del lobo en el catálogo de especies de especial protección», remarca el presidente de Ecologistas en Acción, que recuerda que esta «era una vieja demanda» de las asociaciones naturistas que iba en consonancia con las líneas de actuación que la normativa europea plantea para la especie.
Enríquez precisa que, desde hace ya un tiempo, «los grupos ecologistas veníamos planteando que el lobo ibérico tenía que dejar de considerarse especie cinegética», demanda que durante décadas les ha ocasionado constantes tropiezos judiciales con el Gobierno autonómico.
Para él, que el Ministerio para la Transición Ecológica haya alumbrado su propio plan de gestión «es una fantástica noticia» porque esa herramienta «va a ayudar a conseguir el tan ansiado equilibrio en la convivencia entre los lobos y los ganaderos» que él no acaba de hallar en los planes de gestión autonómicos.
En este sentido, Enríquez entiende que el plan del Gobierno de Madrid aborda de frente el problema. «Esta norma fomenta la adopción de medidas preventivas, con las correspondientes ayudas, dejando abierta la puerta al sacrificio excepcional en el caso de que se demuestre que esas medidas preventivas no han sido eficaces», recuerda el ecologista, que, sin embargo, advierte: «Pasarán años hasta encontrar una solución que satisfaga a todos».
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