Tres residencias concentran el 90,3% del total de casos activos en los centros cántabros

«Los mayores contagiados que están en el centro tienen buen estado de salud, casi sin síntomas, o bien con síntomas leves», afirma Julio Soto, director general de Políticas Sociales, que no puede valorar el estado de los ingresados, donde acuden «no solo por complicaciones de covid, sino porque hay riesgo o bien otras patologías que agravan el cuadro clínico».

A pesar del crecimiento de los contagios, las residencias no han tenido que lamentar nuevas víctimas, tras registrar tres fallecidos en lo que llevamos de verano: un residente de Vitalitas San José (28 de julio), uno en Virgen del Faro (29 de julio) y uno en San Pedro (11 de agosto). Los centros, que en abril, mayo y junio apenas registraron fallecimientos gracias a la vacunación de sus residentes, han visto cómo el virus ha vuelto a entrar en sus instalaciones. ¿Hay tranquilidad en las residencias, sobre todo ante la agresividad que está demostrando Delta? «Es lo que advierten los sanitarios de la nueva variante, pero hay un dato que no se puede olvidar. Las vacunas están demostrando su eficacia, porque de las casi 10.000 personas que hay en las residencias (entre usuarios y trabajadores), solo tenemos 62 usuarios y 20 trabajadores contagiados, que es un porcentaje mínimo», afirma Soto. Aún así, no baja la guardia y pide «responsabilidad» a todos: «Las residencias y la población en general podemos estar relativamente tranquilos. Las vacunas no te garantizan que no te contagies, pero sí te protegen para que la enfermedad no se desarrolle de manera grave». No obstante, dice, «eso no quita para que sigamos pidiendo responsabilidad, porque de los centros entran y salen trabajadores, usuarios. Por eso justamente hay que seguir manteniendo medidas de seguridad». ¿Son eficaces ante Delta? Lo son para Soto, que pone cifras para argumentarlo: «Tenemos casi 90 centros, y solo hay tres con un número de contagiados. Y contándolos que tienen uno o dos, no superan los seis centros. Es un porcentaje mínimo, así que las medidas son eficaces».

La clave, por tanto, para el control del contagio pero también el agravamiento de la enfermedad, está en la vacuna. Casi el cien por cien del personal y los usuarios están inmunizados, dice Soto, pero no siempre ha sido así. «Actualmente los no vacunados no llegan al 3%, pero al principio sí fue un porcentaje más alto, llegó casi a un 30%, pero con el tiempo ha ido disminuyendo», explica.

«La mayoría de las residencias estamos inmunizados casi al 100%, sí que en alguna queda alguien suelto, pero la evidencia al final ha acabado imponiéndose». Preguntado por el debate de cambiar de ubicación a aquellos trabajadores que no tienen la pauta completa puesta, Soto considera que en Cantabria es un «porcentaje mínimo» y que no tiene ningún sentido en el ámbito residencial, «porque un auxiliar de geriatría tiene que estar atendiendo a sus residentes, no la puedes poner a que esté en labores de mantenimiento».