Lluvia, tormentas y trombas. La gente percibe que este noviembre ha sido uno de los más húmedos de la historia; pero no es sólo una percepción. Lo atestiguan los registros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). «Santander ha superado su récord histórico al ... contabilizar 20 días consecutivos de lluvia. No sucedía algo así al menos desde 1961 en que se tienen registros», remarca María Rosa Pons, de Aemet. «Si hablamos de hito de toda Cantabria, la estación de medición de Terán de Cabuérniga ha contabilizado 21 seguidos en que ha llovido. Es algo que no sucedía allí desde noviembre de 1991».
El paraguas ha sido instrumento ineludible durante todo el mes. Pero lo peor no ha sido sólo la persistencia de las precipitaciones, sino también su intensidad. «Ha llovido de continuo pero también mucho», certifica Pons. «El tipo de nubes verticales que han descargado sobre la región dejó chaparrones muy intensos que arrojaron cifras muy altas de precipitación acumulada». Lo saben bien los vecinos de Sopeña, Cabezón de la Sal, Mazcuerras o Treceño, donde el pasado 24 de octubre revivieron la pesadilla de las inundaciones. «Ha habido una sucesión de borrascas con sus frentes asociados que se han quedado estancadas en el golfo de Vizcaya y han producido una sucesión de días de precipitaciones que han ocupado todo el mes de noviembre».
Los pescadores salen a faenar de nuevo tras 16 días de parón
Han sido 16 días consecutivos con algún aviso por fenómenos costeros. «A veces es sólo fuerte oleaje, pero otras veces va acompañado de vientos, de mar de fondo...», concreta María Rosa Pons, de Aemet. La situación ha sido tan peligrosa que toda la flota ha estado amarrada en los puertos a excepción de los grandes barcos de arrastre.
Este pasado domingo la Consejería de Ganadería y Pesca –que rige los permisos para faenar en fin de semana–, abrió la veda para permitir el trabajo, después de dos semanas de parón. «Nos ha venido de maravilla porque la gente ya estaba nerviosa. Un descanso siempre viene bien porque este es un trabajo muy sacrificado;pero nunca viene del todo bien si es un descanso obligado. La flota estaba deseando salir porque aquí, día que no sales es día que no haces dinero», concretó Miguel Fernández, presidente de las cofradías de Cantabria.
Cuando alguno de estos frentes más virulentos alcanzaba la costa, quedaba acorralado por la cordillera cantábrica y descargaba con fiereza allá donde tocase. En Soba, en el Alto de Miera, donde la geografía facilita este fenómeno, se llegaron a contabilizar hasta 94 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada el pasado 9 de noviembre. Es una cifra extraordinaria, que a finales de mes llevará a nuevos récords históricos, los del agua acumulada por las lluvias en estos 30 días.
Terán suma en lo que va de noviembre 382,3 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada
«De nuevo hablando de la estación de Terán de Cabuérniga, si nos vamos a lo que ha llovido en todo el mes, vemos que suma ya 382,3 litros por metro cuadrado de precipitación acumulada. Un récord para noviembre que no se daba desde hacía 28 años. En Santander, la estación meteorológica de Ojaiz ha recogido 354,4. Esto supone un máximo que no sucedía desde 1980. Y en Villacarriedo el dato fue de 360 litros por metro cuadrado en lo que llevamos de mes. Y no alcanzaba tan alto desde hace 30 años». En la mayoría de los observatorios de Aemet ya se han superado con creces la media de litros de lo que sería normal para todo el mes. Incluso en algunos casos ya supera hasta el doble, por lo que las cifras al fin de noviembre pueden ser todavía más llamativas.
Perjuicio en la hostelería
Para los expertos de Aemet este fenómeno puede resultar hasta interesante para enmarcar los hitos en el histórico de la comunidad autónoma. Incluso para estudiar las características que han confluido para que coincida semejante fenómeno atmosférico; pero para el sector turístico no ha resultado tan interesante.
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94
litros por metro cuadrado fue la precipitación acumulada en Soba (Alto Miera) el pasado 9 de noviembre. Un día en que hubo varias inundaciones como consecuencia de las trombas de agua.
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-3,2
grados centígrados fue la temperatura registrada en Alto Campoo el pasado viernes, día 15, en plena ola de frío. La más baja de todo el mes en Cantabria.
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11
metros de olas registró la boya Augusto González Linares, situada a 20 millas de las costas cántabras, durante el temporal de mar del pasado día 15.
En plena temporada baja, las lluvias y el frío han sacudido las cuentas de hoteles, casas rurales y restaurantes. «Iba a venir poca gente, porque esta época es para nosotros de las más flojas; pero en estas condiciones de temporal la gente se ha asustado y ha habido muchas cancelaciones», remarca Ángel Cuevas, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria.
Ahuyenta la lluvia, que sale reflejada en los telediarios; y también la nieve, «porque sobre todo en el interior tienen la sensación de que subir al norte es adentrarse en una zona imposible por la nieve, cuando en realidad en Cantabria no hemos tenido problemas porque no ha habido ninguna carretera cortada a turismos», agrega Cuevas.
En las zonas rurales el impacto ha sido aún peor. «No sólo están las cancelaciones sino también la gente que no ha hecho reservas. Es comprensible que nuestro público objetivo quiere vivir experiencias y con tantos días de agua es complicado», resume Jesús Blanco, presidente de la Asociación Nacional para la Calidad del Turismo Rural. «La esperanza que tenemos es que el tiempo mejore y podamos tener un buen mes de diciembre y sobre todo en el puente». Por lo pronto la semana llegará con viento sur, algo que hará subir las temperaturas y también despejará el cielo cántabro.
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