Rubén Gómez se ha aprendido de memoria la definición de tránsfuga que viene en la RAE. Ha pasado de ser la llave del Gobierno de Cantabria para aprobar el Presupuesto de 2017 a acusar al bipartito de comprar el voto de su excompañero Juan Ramón ... Carrancio, al permitirle seguir en la Mesa del Parlamento a pesar de que ya no es miembro de Ciudadanos, el partido político por el que recibió el acta.
-PRC y PSOE acaban de asumir la reforma fiscal exigida por Juan Ramón Carrancio para dar luz verde al Presupuesto, parece que la firma del acuerdo es un mero trámite.
-Es una vergüenza. Vulnera la decisión de las urnas en 2015 y supone pisar todo aquello que Miguel Ángel Revilla ha vendido durante tantos años y que ahora mismo Pablo Zuloaga, el nuevo secretario general del PSOE, también está diciendo. El Gobierno va a hacer saltar por los aires la ética y la higiene democrática en las instituciones, manchando al Parlamento de Cantabria con el transfuguismo. No engañan a nadie. Todo el mundo, dentro y fuera de esta Cámara, tiene claro que es un tránsfuga. El PRC y PSOE, también. Lo que quieren hacer es acallar sus conciencias diciendo en voz alta que no lo es cuando ellos mismo son conscientes de lo que está pasando.
«Es una desfachatez lo que ha ocurrido. PRC y PSOE quieren acallar sus conciencias»
negociación del presupuesto
-Mientras Miguel Ángel Revilla y Pablo Zuloaga le llaman «tránsfuga», sus partidos le defienden en la Cámara. ¿Están haciendo un doble juego para tratar de salvar su imagen?
-Eso ya es de chiste. Si no fuera una cosa tan seria como la aprobación de los presupuestos, la ley más importante del año, sería para echarse a llorar de la risa. Estamos hablando de un tránsfuga que presenta enmiendas con el membrete del Gobierno de Cantabria, que las registra mal, y que tienen que venir después PRC y PSOE a enmendarle la plana. Es una desfachatez absoluta. Me parece muy triste que el legado que va a dejar Miguel Ángel Revilla en su ocaso político sea comprar a un tránsfuga y aprobar el Presupuesto con él.
-Pero el presidente se sigue vendiendo como una víctima del transfuguismo.
-Lo que ha demostrado es que sólo le preocupa él mismo: llegar a 2019 en las mejores condiciones posibles para ganar unas elecciones y hacer carrera a mayor loa de sí mismo. Revilla está mostrando unas falta absoluta de escrúpulos y de ética al pactar con un tránsfuga. Está intentando culpar a los demás como si esto no fuera con él. Quienes negocian con un tránsfuga son sus consejeros, sus portavoces y sus grupos parlamentarios y él está tan manchando de esta ignominia como ellos. Es que el propio Carrancio ha reconocido que ha negociado con varios consejeros y técnicos.
-¿La intervención de regionalistas y socialistas en el debate sobre transfuguismo fue la constatación de los hechos?
-La intervención del portavoz regionalista, Pedro Hernando, en el debate sobre el transfuguismo fue vomitiva, un insulto a la inteligencia y a las instituciones. El saber a posteriori, como hemos visto, que hacía esa defensa a ultranza del transfuguismo cuando ya había presentado como suyas las enmiendas del tránsfuga horas antes de intervenir en el pleno, me parece que es reírse de esta Cámara. Y eso es un insulto que yo pensaba que el PRC no iba a ser nunca capaz de hacer. Ahora el Gobierno pretende que nos creamos que no están negociando nada. Luego se mostrarán sorprendidos cuando el día 22 vote a favor y dirán que es una sorpresa.
«Sodercán es una empresa para jugar con los amiguetes a ver cómo nos repartimos el dinero»
-¿Es cierto como denunció el lunes el PP en el Parlamento que le han amenazado con quitarle fondos si se levantaba en armas contra su excompañero de partido?
-No hablaría de amenazas, pero sí he visto amenazada la estructura del grupo parlamentario. No porque hayan querido jugar con eso directamente, pero cuando uno ve que todas las decisiones que se toman son para beneficiar al tránsfuga, la impotencia que te genera es muy grande. Cuando se produjo la ruptura del Grupo Mixto se planteó el caso de que se repartiera al 50% la asignación y eso hubiera supuesto que tendríamos que haber despedido a gente. Para mí es un mal trago tener que andar con la soga al cuello y ver cómo el puesto de la gente pudo estar en peligro por un problema inmoral que ha generado otra persona.
-Les han salido como a Esperanza Aguirre «muchas ranas en el charco». ¿A Ciudadanos le faltó control en los fichajes cuando se echó a andar partido?
-Más que poco control, porque creo que todos sabíamos quién era Juan Ramón Carrancio, lo que nunca pensamos es que tendría el listón moral tan bajo. Siempre creímos que iba a respetar más el proyecto. Lo que sí hubo es un exceso de confianza, que no es malo, pero se ha confiado mucho en las personas por las que se ha apostado y, a veces, cuando haces eso, te defraudan.
-Entonces, ¿la sombra de la duda la tuvieron desde el primer momento? ¿Por eso le quitaron como cabeza de lista y pasó usted?
-Lo que teníamos claro es que no era buen número uno. Lo cierto es que él encabezaba la lista porque yo, en un principio, me negué a hacerlo. Pero después se me pidió que fuera y acepté el reto de encabezar la lista y creo que fue una buena decisión. Por más dudas que hubiera de su desempeño, nunca imaginamos que hubiera llegado a tal grado de desfachatez. A utilizar y aprovecharse por cuestiones personalistas de un acta que ha obtenido gracias a Ciudadanos.
-¿Cuál es la situación actual después de la fuga de militantes?
-Después de vivir durante dos años en lo más oscuro, en la Edad Media de Ciudadanos, ahora ya hemos pasado al Renacimiento. Estamos creando nuevos grupos locales, están entrando perfiles muy buenos y estamos muy ilusionados. Vamos a presentar en 2019 un proyecto muy sólido. El partido ha crecido, está activo, tiene vida interna y estamos siendo por primera vez en mucho tiempo verdaderos ciudadanos. Hemos ahondado mucho más en la democracia interna para evitar esos caciquismos que se generaron al principio y contra los que luego tuvimos que actuar.
-¿Será el candidato en 2019?
-Queda mucho para eso. Desconozco cuándo van a ser las primarias. Me niego a pensar en las elecciones. Yo no voy a hacer como el Gobierno, no voy a dar por perdida esta legislatura. Cuando llegue el momento, ya veremos dónde está cada uno.
-Ha pasado de pactar con el bipartito a ser de los más críticos. ¿Se les rompió el amor de tanto usarlo?
-Nosotros cumplimos nuestra parte del pacto, pero ellos no. No se ha sabido adaptar a la situación actual. Ha venido con los mismos vicios del pasado, lo vemos con las figuras y los nombramientos que se repiten como el de Salvador Blanco. Es un Gobierno que se ha quedado en el titular bonito pero que no ha hecho nada productivo por Cantabria. Y eso lo matizaría hasta este verano. A partir de entonces, ha habido un cambio. Miguel Ángel Revilla ha visto que la situación interna del resto de partidos les favorecía de cara a las siguientes elecciones y ha decidido parar. Está en permanente campaña electoral. Piensa exclusivamente en que el reloj corra lo más deprisa posible para que llegue 2019 y poder decir que ha ganado las elecciones. ¿Y para qué? Ahora mismo no tiene un programa de gobierno. Simplemente lo hace por una cuestión de ego.
-Hablando de Salvador Blanco, ¿el Ejecutivo ha patinado con su salto a Sidenor?
-Me parece que es para reírse de todos los cántabros. Estamos hablando de una persona que ha sido hasta tres veces reprobada por el Parlamento. No tiene un pase que lo último que firma Salvador sea un contrato de 75.000 euros para una Fundación que preside el expresidente del PSOE, Ángel Agudo. Es que la mujer del César no solo ha de serlo, tiene que parecerlo. Da la sensación de que Sodercán es una empresa para jugar con los amiguetes a ver cómo nos repartimos el dinero.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.