Cuando Trotski se fue a Somo
Leyendas de Cantabria ·
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Leyendas de Cantabria ·
No solo Hitler, sino también Trotsky pasó por Cantabria en su huida hacia América, en su caso con destino a MéxicoSe creen ustedes que Hitler es el único personaje histórico que pasó por Somo huyendo de sus enemigos? Pues se equivocan. Lo mismo hizo Lev Davidovich Bronstein, una sarta de palabrejas que probablemente no les digan nada. Pero si les cuento que tras el trabalenguas se esconde Trotski, el asunto cambia. Pues sí; resulta que Trotski también pasó unos días en Cantabria mientras preparaba su viaje a México tras huir de la URSS por su enfrentamiento con su viejo amigo Iosif Stalin, con el que al parecer tenía algunas tiranteces. Y como Hitler, parece que pasó por el pueblo haciendo escala. Son similitudes que invitan a sospechar, aunque del mismo modo que hay quien asegura que lo de Hitler 'lo sabe todo el pueblo', con Trotsky hay quien acota: 'Eso sí que es verdad'.
Como para darle mayor colorido e inverosimilitud a la historia –por si no tuviera bastante–, el antiguo líder soviético, que llevaba ya para aquel momento varios años exiliado en diferentes países europeos pa a salvarse de las purgas stalinistas, habría hecho escala en Cantabria a finales de 1936, en plena Guerra Civil. Viene, por cierto, aquí muy bien una verdad histórica: en noviembre de 1936 dejo Europa para refugiarse en México, aunque desde Noruega y no desde Cantabria.
Alguna pieza podría hasta cuadrar: Somo podría haber servido de escala tras eludir el bloqueo naval, porque en aquella época Cantabria era aún zona republicana, aunque también tendría que tener cuidado de que no se enterara el amigo Stalin en un momento en el que la República necesitaba ayuda soviética.
¿Que dónde se alojó? Aquí la trama se complica. Según una versión, Trotski habría dormido en el Hostal Las Quebrantas, precisamente el mismo lugar que según la otra leyenda urbana dio cobijo a Hitler nueve años después. Pero hay otra teoría, hipótesis o hecho, según la fuente oral que se toque que coloca al fundador delEjército Rojo en el solar que ahora ocupa un centro de telecomunicaciones en el casco urbano del pueblo.
Se quedara donde se quedara, allí habría permanecido Trotski el tiempo suficiente como para que los vecinos recordaran su presencia; haciendo lo que quiera que hagan los líderes comunistas para entretenerse. Tal vez jugara a los bolos comunistas o se bañara en la playa aprovechando una marea roja. O quizá visitara Santander en una de esas lanchas de Los Diez Hermanos, con su casco colorado, por supuesto, cantando aquello de 'Olas que vienen; olas que vienen y van...' con un fuerte acento ucraniano. Se puede intuir que no cogió olas soviéticas, porque en aquella época aún no había llegado a España, la primera tabla, que otra historia sitúa también en Somo.
Después, su presunta marcha se difumina como su llegada a la bahía de Santander, desdibujada en una borrosa neblina y en la ausencia total de esos pequeños detalles que por el contrario salpimentaban el caso de Hitler. Esta vez resulta más complicado encontrar algún poso de verdad en una leyenda urbana menos extendida que la de Hitler, pero también incrustada en el imaginario. Hablar de uno y otro caso en Somo es como organizar un partido de solteros contra casados; es formar dos bandos antagónicos, porque ambos son clásicos del pueblo durante el siglo XX que llegaron al XXI. Puede que una leyenda sea incluso una evolución de la anterior, retorcida y adulterada a base de la transmisión oral; una hipótesis bastante plausible fruto de algún uniforme militar que se viera por allí, fuera del signo que fuera. O cabe imaginar que la de Trotski sea consecuencia de alguna chanza a partir de la supuesta visita hitleriana, o a la inversa. Incluso pudo haber algún pequeño jerarca vestido con símbolos comunistas o soviéticos, algo perfectamente posible durante la Guerra Civil, que la inspirara.
Tampoco puede descartarse que sea una mera invención nacida de la nada. Lo que sí parece claro es que no existe por el momento ninguna constancia histórica de la presencia del revolucionario en Somo, pese a que la leyenda urbana así lo diga y la cronología esté trabajada para que pueda cuadrar. Porque sí: el fundador del Ejército Rojo huyó de la URSS en 1929 y se marchó a México en 1936, donde el agente del NKVD Ramón Mercader lo asesinó en 1940.
Tampoco pasa nada por dejar que la leyenda siga viva e impedir que la realidad estropee un buen mito. Puede que un día las tabernas surferas de Somo tengan un cartel de 'Trotsky estuvo aquí', al uso de los de Hemingway. Menos mal; eso sí, que Adolf Hitler llegó más tarde y no les dio tiempo a coincidir en el bar. Imaginen la escena.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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