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El túnel de Valdecilla

El túnel de Valdecilla

Leyendas de Cantabria ·

A pesar de que nunca existió, al parecer mucha gente recorrió el subterráneo que unía el hospital con la Residencia Cantabria

Aser Falagán

Santander

Sábado, 27 de marzo 2021, 09:54

A tenor de la tradición popular, el subsuelo de Santander debe está más horadado que el de Nueva York y Moscú. Pero si hay un túnel que destaca por encima de todos; uno que infinidad de personas juraron haber transitado con naturalidad es el que conectaba el antiguo edificio principal del Hospital Valdecilla; el que se erigió en 1973 sustituyendo a algunos pabellones y la antigua Residencia Cantabria, maternidad de casi todos los santanderinos nacidos entre finales de los años sesenta y los años diez del siglo XXI. Un túnel que, por eso de que el nuevo Valdecilla se construyó sobre el mismo solar, sobrevivió a la remodelación y sigue tan lozana como siempre. Y por supuesto, en servicio, como puede atestiguar cualquier santanderinos. Sí, claro; desde luego.

El túnel que une el Hospital Valdecilla con el Hospital Cantabria es uno de los más conocidos de Santander y probablemente uno de los más largos del subsuelo de la capital. Une el centro sanitario de referencia con la antigua maternidad, que sigue conservando esta función entre sus atribuciones, y permite el paso del personal sanitario, camillas, enfermos, equipamiento y hasta de las visitas sin necesidad de salir al exterior. Esta útil infraestructura une dos complejos que en la época que se construyó parecían casi edificios gemelos, con una estética y acabados similares.

La mayoría de los santanderinos conoce ese túnel, muchos de ellos lo han recorrido y hay quien defiende incluso que está habilitado para el tráfico de ambulancias entre uno y otro cetro.

Tan vez este último salto mortal tenga que ver con el curioso acceso de ambulancias que tenía la antigua maternidad. Claro que esta última versión resulta al mismo tiempo muy compleja de cotejar, sobre todo si se tiene en cuenta que el túnel ni existe ni existió jamás. Es más, la tenaz insistencia de algunos santanderinos de la época de haber pasado por ese él plantea un reto al continuo espacio-tiempo de la ciudad y de sus propias vidas; como la brecha temporal en la que se vio atrapado el vuelo 512 de Aviaco.

El Hospital Valdecilla, tanto los nuevos edificios Tres de Noviembre y Valdecilla Sur como sus antecesores, tiene infinidad de galerías subterráneas para comunicarse entre sí y con los pabellones –el fenómeno se suele denominar planta sótano– y no se puede saber si en el futuro se construirá alguna más, pero nunca ha existido ninguna que le comunicara con la antigua Residencia Cantabria. Resumiendo, en nuestra realidad temporal no existe tal túnel.

Quizá la leyenda urbana sobre el corredor apócrifo naciera en la laberíntica estructura que escondían los sótanos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en su segunda época, aquitectónicamente hablando. Las tres torres que articulaban el centro sanitario hasta que en 1999 una de ellas se vino abajo carcomida por la aluminosis llevándose la vida de cuatro personas, se habían construido en 1973 para sustituir y ampliar algunos de los antiguos pabellones de la Casa de Salud Valdecilla original, inaugurada en 1929. Pero mientras que los del norte fueron demolidos, los del sur se mantuvieron en pie albergando varios servicios del centro, como llegaron, convenientemente restaurados, a la época más moderna del hospital.

Dado el desnivel del terreno, todos los edificios se conectaban con la estructura principal de tres bloques (Norte, Sur y Trauma) a través de los sótanos que desembocaban en la zona de consultas y recepción del centro hospitalario; un intrincado complejo en el que si no se tenía un gran sentido de la orientación o se conocía muy bien la casa era bastante sencillo perderse.

Quizá por ese entramado piramídico de laberintos, todo un desafío para cualquiera que no estuviera familiarizado con él, se popularizó la leyenda urbana de que uno de los túneles conducía a la Residencia Cantabria, situada a pocos cientos de metros y edificada en los años sesenta siguiendo el mismo estilo que se aplicaría después a Valdecilla. El resultado era que ambos edificios parecían casi hermanos, lo que contribuyó a consolidar la creencia.

Por qué hay santanderinos convencidos de que han paseado por el túnel que los comunica es un enigma, al menos en esta dimensión espacio-temporal. Porque sencillamente resultaba imposible pasar de un edificio al otro sin salir a la calle. Pero seguro que conoce a alguien con conoce a alguien, o que conocer a alguien que conoció a alguien, que lo recorrió. Atrévanse a negárselo.

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