Secciones
Servicios
Destacamos
ÁLVARO MACHÍN
Santander
Lunes, 19 de julio 2021, 07:11
«Íbamos en quinta velocidad y hemos bajado a tercera». La frase es de Ángel Cuevas, el presidente de los hosteleros, pero recoge una sensación casi generalizada. Aunque se manifiesta de diferentes formas. Algunos hosteleros ya empiezan a notar que las reservas se han frenado ... . No bajan, pero se estancan. Otros siguen con unos números prometedores (mejores incluso que en 2019), pero el teléfono suena estos días con demasiadas preguntas cada vez que los datos de la pandemia en Cantabria salen en las noticias. Tampoco el tiempo ha ayudado. Una mala primera quincena de mes. Precisamente a la mejoría que ya se nota y que pronostica Aemet se agarran en los negocios para que el balance acabe siendo bueno. Y en la calle pasa algo parecido. Toque de queda, incidencia disparada (aunque el número de muertes se ha reducido por la vacunación). Más de uno con planes hechos, se los piensa. Del optimismo a -otra vez- el 'esto no se acaba'. El verano pasado fue el de salvar los muebles. Funcionó, en cuanto a la actividad económica, de menos a más. Este tenía que ser el de la recuperación. Pero ya con medio mes consumido, va de más a 'igual no es tanto'. Y en cuanto a los temores, lo opuesto. El anterior fue de más (por de dónde veníamos) a menos. Este, de menos (por las vacunas) a más.
Resulta difícil hacer una comparación exacta entre veranos. Sacar una conclusión nítida tras la primera quincena de julio. Cabárceno y Fuente Dé han registrado menos visitantes (un 13,8% y un 4,84% menos, respectivamente). Cantur lo achaca a las campañas de gratuidad del pasado año y al mal tiempo. Que el cielo no ha ayudado es evidente. Los expertos en meteorología saben que los días buenos de sol, «los que sirven para ponerse moreno», concreta un experto, son los que tienen entre ocho y nueve horas de insolación. En los primeros quince días de julio de 2020 fueron seis. Esta vez, cuatro. Y, en general, esta vez llovió mucho más (48 litros por metro cuadrado frente a 6,7, según los datos de Aemet).
En el caso de las oficinas de turismo se ha incrementado el número de visitantes un 50,02%. «Lo que refleja que están llegando viajeros», señalan en Cantur. Pero hay que tener en cuenta nuevamente el factor del tiempo (se entra a preguntar más cuando hace malo) e, incluso, que en 2020 no todas estaban abiertas. También El Soplao mejora. Notablemente. De 10.689 visitantes a un total de 17.424.
El aeropuerto Seve Ballesteros es otro de los elementos que inclina el balance hacia el lado optimista. En junio de 2020 sólo se contabilizaron 401 pasajeros (el primer vuelo fue el día 23 procedente de Valencia), mientras el mes pasado la cifra fue de 35.741. Goleada. En julio la oferta hace un año era de 21 rutas y esta vez, de 23. «Pero los aviones vienen mucho más llenos», señalan desde la Asociación de Amigos de Parayas. Todavía había mucho miedo a viajar.
«A pesar de la pandemia y del tiempo se puede hablar de un arranque bueno. Muy significativo es que en las oficinas se ha atendido un importante número de andaluces y valencianos, dos mercados que se han sumado a los tradicionales del País Vasco, Madrid y Castilla y León. Esto demuestra que las conexiones aéreas contribuyen a crear nuevos flujos de turistas y que para un destino como Cantabria ofrecer una buena accesibilidad es primordial. En términos generales se puede definir la primera quincena como un buen arranque de temporada. Especialmente los fines de semana. Si bien es cierto que la pandemia crea incertidumbres, seguimos siendo un destino que oferta seguridad, espacios al aire libre, naturaleza, no masificación y eso, junto a las temperaturas moderadas frente a la ola de calor en otros puntos, nos beneficia. Mantenemos el optimismo respecto a que será un buen verano y con la vista puesta en nuestro objetivo de alargar la temporada a septiembre y octubre», resume el consejero Javier López Marcano.
¿Y el dato de la ocupación? En 2020 junio fue flojo. El establecimiento que abrió, de entrada, tuvo que tirar del cliente cántabro (no había movilidad) y sólo a partir del 19 se trabajó en condiciones. Julio arrancó con el 70% de media de las habitaciones ocupadas. Pero esa media se repartió de forma desigual. El turismo rural, un 80%. Los hoteles, un 60%. A partir de ahí fue remontando. Junio de 2021, por su parte, ha funcionado bien. «El fin de semana del 11 al 13 fue casi de récord», comentan en el sector. Ya en julio, la ocupación media se estimó en un 75%. Mejor que hace un año. Pero parece estancarse. No en todos los casos, pero sí como media.
Tanto que desde Hostelería dicen que «el extracto general es inferior». Que, si tienen que comparar hasta la fecha, va «peor». «Sin la vacunación completada esto es una noria. Las reservas entraron muy fuertes al principio, pero luego se frenaron. Han sido un goteo. Ha habido alguna anulación, pero sobre todo es ralentización. En todo caso, queda. El tiempo es muy importante. Y creo que el final del verano, el otoño y hasta el invierno, ya con la vacunación al completo, va a estar muy bien. El final de septiembre, octubre e incluso noviembre», analiza Cuevas.
La clave está en la pandemia. En que se complique, en las restricciones. El mejor ejemplo es lo que cuenta el director de un hotel en Santander. A 15 de julio su facturación es mejor, incluso, que la de 2019. Ha vuelto el cliente tradicional que el año pasado no vino. Ellos cerraron julio de 2020 con una media del 44,89%. A día de hoy van por un 82%. Y en cuanto a agosto, a estas alturas en 2020 tenían reservado un 29% (acabaron teniendo un 76%) y ahora mismo ya tienen cerrado un 79%. Numerazos. «Pero no sabemos qué va a pasar. No podemos hacer planes y los clientes llaman mucho preguntando cómo está la situación».
La clave está en la pandemia y las restricciones. Hay un dato definitivo. Del 1 al 15 de julio de 2020, 18 positivos detectados. En el mismo periodo, ahora, 3.560. De una incidencia de 3 a una de 565. De tres hospitalizados, a 65. Nada de toque de queda, ni prohibición de venta de bebidas. Incluso, el pasado verano coincidió con los días que trabajó con menos limitaciones el ocio nocturno (ahora cerrado).
DESDE AEMET: El pronóstico es de una «subida gradual y moderada de las temperaturas»
EN LA HEMEROTECA: Hace un año la noticia era el bloque de Nicolás Salmerón, el único brote que había en Cantabria
Un vistazo a los periódicos de esos días muestran un panorama radicalmente distinto. La noticia estaba en el edificio de Nicolás Salmerón, en Santander, que Salud Pública decidió confinar. El único brote activo en Cantabria. Ahora los rastreadores no dan abasto. Se destacaba entre las noticias hace un año que volvían a abrir los cines o cómo fueron los primeros conciertos. Muchos recuerdan la frase de Revilla, aquella de «el virus lo tenemos chamuscado». Fue en junio de 2020. «Si hace mes y medio nos dicen la ocupación que tenemos ahora no nos lo creeríamos», resumía Ángel Cuevas unas semanas después. Lo dicho. De menos a más. Y ahora, de más, de un arranque muy optimista, a tener dudas.
Y queda otra diferencia básica. La vacunación. En julio de 2020, en esa primera quincena, no hubo muertes porque apenas se registraron contagios. El día 15 había un caso activo en las residencias. Ahora, en la cuenta hubo que sumar un fallecimiento durante la quincena y no hay ningún caso activo en los centros de mayores, pese a que la incidencia está disparada. La explicación está en las vacunas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.