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Laura Fonquernie
Santander
Miércoles, 10 de julio 2019, 07:24
La temporada de verano es clave para la hostelería y el tiempo es uno de los factores que puede condicionar el éxito de estos meses. ... En este inicio de julio las tormentas, el granizo y los rayos han sido protagonistas. Sólo durante el martes cayeron sobre Cantabria un total de 312 rayos. El dato lo aporta José Luis Arteche, delegado territorial de la Aemet. A pesar de ello, la sensación general en el sector es que las lluvias no han afectado al número de reservas turísticas y que los datos son parecidos a los de julio del año pasado, aunque con un leve descenso. «Estamos con ocupación ligeramente inferior al año pasado. Los fines de semana están muy bien, pero hay una disminución en los días laborables», señala Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria.
Las cifras no reflejan que ese descenso en el número de reservas esté provocado por las tormentas de los últimos días. Es más, al turismo que llega a la región le afecta en mayor medida la previsión del tiempo «que lo que realmente hace». Y a veces se equivoca, «anuncian tormenta, marcan 100% de lluvia y luego solo llueve media hora al día», dice. Otro elemento importante que destaca Cuevas que incide en la ocupación es la apertura de «muchos establecimientos de hostelería pequeños que pasan desapercibidos». Es decir, si descienden las reservas se debe «más al aumento del volumen de camas que abren y están disponibles que a la rebaja de turistas en la región».
Estos aspectos, junto con las altas temperaturas en otras comunidades son los que marcan las eventuales diferencias que puede percibir la hostelería regional con respecto al verano pasado. «Que haga calor en el resto de España es fundamental porque suben las reservas». Pablo Alonso, presidente de la Asociación de Campings de Cantabria, comparte esta percepción. «Aumentan las reservas cuando aprieta en España» dado que la gente huye de ese calor;en su caso, los datos de ocupación también están en cifras similares al 2018. «No es un julio especialmente flojo», señala, aunque sí considera que existe una tendencia desde hace años. «La primera quincena de julio está bajando. Al verano le cuesta arrancar, pero luego se alarga hasta el 10 de septiembre». En cuanto a las lluvias entiende que afectaría si fueran muchos días seguidos con mal tiempo. «No está haciendo tan malo. Dos días de tormenta a la gente no le cambia los planes».
Igual opinión tiene Jesús Blanco, máximo responsable de la Asociación de Turismo Rural. «La gente no deja de venir ni hay anulaciones porque caiga un chaparrón o llueva varios días». Más si cae por la tarde o durante la noche. También coincide en la 'ola de calor' como un aspecto que atrae al turismo a la comunidad. La gente viene «huyendo del calor, busca el fresco». En su caso los números son más optimistas. «Las reservas de julio son mejores que las del año pasado». Y lo negativo sería que lloviera casi todos los días porque «la primera quincena de julio es clave para tener una buena temporada». No obstante señala que «las lluvias que ha habido han sido pasajeras».
El número de reservas también se mantiene en establecimientos como el Hotel Bahía, de Santander. «Tenemos más o menos el mismo ritmo que el año pasado», señala su director, Sergio Peón. En su caso la sensación es el retraso en el momento de efectuar la reserva. «Se hacen con menos tiempo, más cerca de la fecha y no con tanta antelación». Sobre todo es el caso del turista nacional, los extranjeros «siguen reservando con antelación». Esto se debe a que, «antes de reservar, la gente espera a conocer las temperaturas. Está a la expectativa», lo que supone que la ocupación se retrase, pero que no varíen los datos con respecto al año pasado. Un verano en el que, a pesar de que en Cantabria llovió, «la gente vino porque en España hacía calor. Y este será igual».
La previsión que aventura el presidente de la Asociación de Hostelería es que «la segunda quincena de julio será mejor que la primera» y por eso señala que «aún queda lo mejor». Hasta el 15 de agosto la tendencia es la subida de las reservas. Luego «vuelve a bajar». En líneas generales, el sector afirma que agosto «se ve muy fuerte».
Las tormentas eléctricas de estos días han afectado a los agricultores de algunas comarcas de la región, pero las lluvias, siempre que no sean torrenciales, benefician al sector. «Si llueve de esta manera es bienvenido, incluso nos evita el riego», comenta Ignacio Parraza, de Hortalizas La Colina, en Gama. Sin embargo, si el mes de julio continuara en esta línea, podría verse afectada la producción de algunos alimentos de fruto, como el tomate. «Lo notaremos a largo plazo, no a medio o corto», señala, porque, por ahora, «las cosechas no se han dañado y tiene posibilidad de venta». La temperatura baja es uno de los enemigos de las cosechas ya que «trae problemas de hongos. Afecta a la productividad y a la gestión del cultivo». Parraza considera que las lluvias recientes «no corroboran más que un cambio climático» porque las «tormentas son de primavera, de mayo o junio». Y señala que «los ciclos ya no coinciden con la estación».
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