El turismo, ajeno a un tiempo inestable

La gente siempre mira el tiempo, por muy primaveral que sea el día. A partir de ahí, unos arriesgan; otros, menos. «El martes ya se nos puso feo el tiempo y no teníamos el paraguas encima; aquí hay que ser previsores», declaraba en el paseo marítimo de Santander Gloria Guerrero, de visita desde Málaga aprovechando que su hija, también Gloria, seguirá formándose como médico en el Hospital de Valdecilla. Madre, hija y padre, Fernando Pérez, no podían evitar comparar el tiempo con el de su tierra: «Nada que ver. Ahí no hay invierno».

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También están los que arriesgan, como Paco Rodríguez y Karla Bolaño, una pareja llegada desde Barcelona y que eligió Cantabria para celebrar un año de casados. Después de alojarse en Comillas, conocer Cabárceno y Santillana del Mar, los enamorados se hacían fuertes en su argumento allá sobre las dos de la tarde. «Durante gran parte del día no ha llovido y, si lo hiciera, un poco de agua no es nada;con un abrigo ya es suficiente», compartían, camino de una terraza. También siguieron esa política Mayte Tirado y sus hijas, Marta y Ana Martín, de Madrid. «Dejamos el paraguas y nos ha salido una jornada preciosa;si llueve, pues mira, estamos acostumbradas».