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Hay un testimonio que sirve para hacerse una idea de cómo van las cosas estos días en las recepciones de los alojamientos. Es el de José Ángel Agüeros, del hotel Los Tejos, en Comillas. «La gente está asustada. Te llaman y te preguntan cómo ... está el tema del covid aquí. ¿Y qué les dices? No les vas a engañar, que vengan y que luego te llamen mentiroso viendo las normas. Nosotros cumplimos con todos los protocolos, pero la situación es la que es. Así que vas con tres cancelaciones y una reserva. A ese ritmo. Es el día a día. Y ahora para agosto está bien, lo tengo al 80% para las dos primeras semanas, pero que todo eso se confirme, no lo sé». También sus números de julio son un buen resumen. Fines de semana, al 90%. Bien. Entre semana, al 40%. Mucha diferencia. En general, un 30% peor que el mismo mes de 2020. Con matices, recoge la situación del sector. Julio fue de más a menos. Empezó bien y acabó, en general, peor que el año pasado. Por el covid y también por el tiempo. Malo. Hay un abismo entre el viernes/sábado y el resto de la semana. Santander, más flojo el pasado verano, ha recuperado a su cliente habitual. Y esa ola de turistas de hace un año en toda la comunidad que buscaba aire puro y seguridad se ha repartido más y vuelve a las islas o a las playas donde el sol está garantizado. ¿Y agosto? Pues no pinta mal, pero nadie pone la mano en el fuego.
Diez llamadas a diez alojamientos. Repartidos por el mapa de Cantabria. La media de ocupación en esos establecimientos en un julio ya consumido sale -a falta de datos oficiales- un 75%. La sensación es que es menos de lo esperado en un verano que venía para 'romper' y que empezó bien. Lo peor es que el cambio de quincena ha coincidido con el paso a nivel tres de los principales núcleos de veraneo y con las nuevas restricciones. Salir por eso en el telediario es la peor campaña de promoción. Revilla decía hace unos días que, con los datos que manejan, la campaña andaba con números de 2019. Buenos datos. Cabárceno, es cierto, supera las cifras de hace dos años (los balances de 2020 son mayores por la oferta de entradas gratuitas que hubo). También El Soplao, favorecido como plan cuando no hace buen tiempo. En el caso de Fuente Dé, la comparación es más difícil porque el aforo en cabina está limitado (aún así son menos viajeros que en 2020) y en las oficinas de Turismo la cifra es superior, aunque también hay más instalaciones abiertas que hace un año.
Ángel Cuevas
Asociación de Hostelería
Pero el jueves, Gema Igual, la alcaldesa de Santander, explicaba que ahora «entran cancelaciones y no entran reservas». Una conclusión en una semana agitada en la región. Y ese mensaje, con matices, lo confirman en los hoteles, en los campings y en el turismo rural. «Va peor», coinciden en todos los ámbitos.
Por partes. «Lo que ha pasado en los diez o quince últimos días influye», explica Ángel Cuevas desde la Asociación de Hostelería. Hay anulaciones y las reservas han pasado a ser pocas, un goteo. «El verano, por ahora, es inferior, sin duda. Tanto julio como la perspectiva que ahora mismo tenemos de agosto». El covid y el tiempo («no hace bueno y encima lo que se anuncia es peor de lo que acaba haciendo finalmente») tienen la culpa. «Estamos, para mal, en los medios». Él explica que estaba «convencido» de que la temporada iba a ser muy buena y que, además, se iba a alargar más de la cuenta. Septiembre, octubre... Porque, además, empezó muy bien, con un junio de movimiento. «Ahora dudo. Estamos peor que hace un año en todo: en incremento de casos, en normas, en restricciones y en tiempo. Y se van agotando las semanas de reacción».
Jesús Blanco | Asociación de Turismo Rural
Las circunstancias, explica, han hecho perder una oportunidad. Ese «10 o 15%» de turistas de más que eligió Cantabria el año pasado por vez primera y que hablaba de repetir. «Íbamos a pescar ahí seguro, pero la situación es tan fuerte que se ha venido abajo ese tirón».
También Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural, se detiene en la idea. «Este año, con la pandemia superada en teoría -eso creíamos- y teniendo en cuenta que nuestro turista es nacional, muchos volvieron a asegurar la playa. Creíamos que iba a ser igual que el año pasado, con ese viajero que buscaba la seguridad, y no. El sur está muy lleno y nosotros menos».
Eneko Valles | Asociación de Campings
Blanco coincide en que la ocupación de julio ha sido, «en líneas generales, peor». «Empezó bien, pero las cosas se fueron complicando por el mal tiempo y porque Cantabria salía en las informaciones a la cabeza de contagios. Eso trajo incertidumbre y un parón. Buenas ocupaciones de jueves a domingo, pero el resto no ha estado bien. Y eso ha persistido hasta fin de mes». En agosto, da por hecho, siempre se trabaja. La ocupación será alta sí o sí. Pero la «buena perspectiva» general está ahora salpicada de llamadas de teléfono en las casas rurales. «Desde hace cuatro días te llaman dándole vueltas a lo de los interiores. Si también afecta a las posadas, si hay muchos contagios por aquí, si se puede anular por esta razón... Estas noticias están estropeando la temporada. Perdimos la Semana Santa, en teoría, para garantizar el verano. Ahora sólo falta que esto tampoco funcione».
DE MÁS A MENOS
El mensaje desde la Asociación de Campings tampoco varía. «Peor que el año pasado por el tiempo y por las noticias en los medios sobre Cantabria», resume Eneko Valle. Más bajo en la actividad «pura y dura de camping» y «parecido al año pasado» en los bungalós. «Y agosto ahora mismo apunta también un poco peor. No saben si viniendo de vacaciones al camping van a poder ir a pasar el día a Comillas o a Santillana o a donde sea y van a poder entrar a un sitio a comer».
Más allá de esas visiones generales hay cuestiones concretas que aparecen al charlar con los responsables de los alojamientos. La sensación de que Santander ha recuperado algo del terreno perdido con respecto al resto de la región el pasado año (aunque no esté al nivel de 2019) o los problemas que están teniendo en algunos establecimientos porque «un contacto directo o un positivo en la plantilla» hace que, de un día para otro, pongan en cuarentena «a seis o siete empleados de golpe». «Y tienes que meter de golpe a un chico que no sabe dónde están las cucharas».
MOTIVOS
Alguno cuenta también las «cosas nunca vistas» en una recepción que están pasando por sus manos este año. «Justificantes falsos de centros de salud para evitar gastos de cancelación» o que, ante un pronóstico de lluvia de tres días seguidos, «te llaman y te explican que un primo suyo es contacto directo y que...». Que no vienen y que a ver si pueden evitar pagar nada.
De lo que más se habla es justo de cancelaciones. «Me he desquiciado. El fin de semana te pegas una paliza, llega el domingo y calma chicha hasta el viernes. Dos minutos antes de hablar contigo, me han llamado unos para cancelar. Está a la orden del día», explica David García, del Hotel Ramona (Laredo). «El anuncio del cierre de los interiores fue un bombazo. Inmediatamente empezaron las anulaciones de manera dramática», añade Emérito Astuy (Hotel Astuy, Isla).
PREVISIÓN
Eso de los posibles cierres de interiores hace pensar a Fernando Sánchez, del hotel Museo Los Infantes (Santillana del Mar). «A ver dónde come toda esta gente si cierran finalmente. Es que se van todos para casa o te llenan los supermercados». Incluso los que han mejorado ligeramente sus números en julio respecto al año pasado tienen dudas. «El cambio de quincena está siendo durísimo, el ritmo de reservas es menor porque entran cancelaciones. Por eso creo que el verano, en general, con el parón de agosto, va a ser peor», resume Tomás Gutiérrez (Hotel El Muelle, de Suances).
Sergio Peón, del Hotel Bahía (Santander) -está igualmente entre los que han mejorado ligeramente el mes que acaba de terminar-, también notó desde el martes pasado el aumento de cancelaciones, «pero, sobre todo, en cosas programadas de restauración». «Unas bodas de plata, unos cumpleaños, celebraciones... Todo lo que toca a restauración nos está haciendo polvo». «No son muchas, pero sí que hay cancelaciones», apunta Menchu Guadalupe desde el Gran Hotel Victoria (también en Santander).
TENDENCIAS
Sirva otro testimonio, el de Margot Astuy (Hotel Juan de la Cosa, de Santoña), también como el del principio. Una especie de resumen de la situación general. Reconoce que el año pasado -como todos vivió el confinamiento, con el añadido del cierre perimetral posterior de Santoña- el verano, julio y agosto, «fue el mejor» de los «treinta años» que llevan en Berria. Julio ha sido «mucho peor». «Mira, el 95% de ocupación que tenía prevista para el mes a finales de junio, con las reservas en ese momento, se quedaron en un 70%. Muchas cancelaciones y un porcentaje muy alto de ellas, gratuitas por el covid. Por eso pienso que los datos de ocupación con estas previsiones de reservas no sirven para medir la temperatura del sector. Ahora yo tengo la sensación de que podemos hacer un 100% en agosto, pero salgo, miro al cielo y empiezo a temblar».
Astuy (Isla): 85% en julio, peor que en 2020. «Empezó bien, flojeó y acabamos mal». «El anuncio del cierre de interiores ha sido un bombazo».
Museo Los Infantes (Santillana): 60-70% en julio, una caída del 20%. Agosto, bien hasta el día 8 (un 85%). Incertidumbre y «todo de última hora».
Gran Hotel Victoria (Santander): Un 80%. Similar a 2020. Agosto marcha igual que el año pasado, «pero se han paralizado las reservas».
Ramona (Laredo): Un 70% (20-22% menos que en 2020). Agosto, bien hasta el 15. «Pero con muchas cancelaciones».
El Tejo (Comillas): Un 60%, con una caída del 30%. Agosto es «impredecible». «Ahora mismo, bien. Pero no sabes».
El Muelle (Suances): 90%, «ligeramente mejor porque en 2020 abrimos el 26 de junio». «Pero el cambio de quincena está siendo durísimo».
Bahía (Santander): Más del 80%. Algo mejor el alojamiento, peor peor la restauración. Y lejos, en todo caso, de las cifras de 2019 (91,80%).
Infantado (Ojedo): Un 90%. Un poco peor y una bajada importante en restauración. Agosto también es más bajo, «el año pasado estábamos llenos».
Ecojébar (Rasines): Algo más de un 70%. Ligeramente mejor. Agosto va «bien, pero están esperando a ver qué pasa».
Juan de la Cosa (Santoña): Sobre un 70%. Peor que en 2020. Mucha diferencia entre fin de semana y entre semana.
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