El turismo esquiva la crisis y registra un puente de noviembre «extraordinario»

Viernes, sábado y domingo fueron los mejores días. Un 90% de ocupación en la capital. «Ha bajado un poco esa tendencia el lunes y el martes, precisamente porque el lunes no era fiesta y no todo el mundo goza de puente;pero aún con todo estamos muy contentos», insistió ayer Agudo.

En la Cantabria más rural las pernoctaciones también han funcionado muy bien. «Teniendo en cuenta que en esta época del año el 50% del sector da el cerrojazo, los que nos hemos atrevido a mantenernos abiertos hemos trabajado con un lleno entre el 80% y el 90% el fin de semana;aunque luego ha bajado un poco el resto de días, hasta un 60%, más o menos», aclara el presidente de la Asociación de Turismo Rural, Jesús Blanco.

Las jornadas consecutivas de viento sur, que han elevado las temperaturas de forma inusual para esta época del año, y «las ganas irrefrenables que tiene la gente de salir y disfrutar», espolean este fenómeno que está sirviendo para que hoteles, casas rurales y restaurantes hagan caja mucho más allá de la temporada estival.

Se notaba ayer en las terrazas de Santander. En la zona centro no había una mesa libre para tomar un vino y en El Sardinero los aficionados del Deportivo Alavés se mezclaron con los turistas y los santanderinos para salir a tomar el sol y picar algo. «Esto es un cambio social que venimos experimentando desde que salimos de la pandemia», advierte el zaragozano Ángel García Segovia, que se toma unas cervezas con su mujer y unos amigos. «La gente ya no piensa en el largo plazo porque no existe. Nadie sabe si va a venir una pandemia, una guerra o vete a saber qué. Se vive el día a día y ya no ahorra», asegura. Antiguamente era un pensamiento casi exclusivo de los jóvenes pero ahora la filosofía del 'carpe diem' es práctica habitual en cualquier tipo de edad.

Unas mesas más adelante Aitor Álvarez disfruta de un vino con su pareja. Son vitorianos y han venido a ver el partido en los Campos de Sport de El Sardinero. «Nosotros no hemos sido nunca de hacer grandes gastos y en ese sentido la inflación no nos está afectando a que tengamos que dejar de hacer cosas. Todavía nos manejamos en presupuesto y mantenemos el ritmo», asegura entre risas.

Baños de verano en noviembre

Darse un baño en la playa es gratis y ayer lo aprovecharon decenas de valientes. O no tan valientes, porque el agua estaba a 18 grados. «Hace muy, pero que muy bueno. No es como en Ávila, de donde venimos, y donde sólo hay dos estaciones: invierno y la de trenes», ironiza Javier Almarza. La familia entera ha venido a Santander para visitar a una de sus hijas, que estudia periodismo en la universidad. «Íbamos a venir sí o sí, pero con este tiempo da gusto. Ha llovido un poco el domingo pero luego ha hecho muy bueno otra vez y nos ha dado tiempo a estar por Liencres y a comer en algún sitio que estaba muy bien».

Madrileños, castellanos, vascos y extranjeros de mediana edad centran el perfil del turista que llega estos días a Cantabria. «Se está notando mucho la llegada de franceses. Es un fenómeno que nos está llamando mucho la atención y que no sabemos muy bien a qué se debe;pero es un agenial noticia», señala Fernando Sebrango, gerente del hotel Chiqui. Es una buena noticia porque significa que se ha dado carpetazo al lastre que dejaron las restricciones en pandemia. La esperanza ahora, según coincide todo el sector, es que el invierno no sea tan fatídico como se avanza.