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Recién arrancada la hoja del calendario de agosto llega la hora de hacer balance, y la opinión de todo el sector turístico es unánime: ha sido un gran mes. Después de un julio más flojo de lo esperado y deseado, lastrado por el mal tiempo ... de la primera quincena, que desanimó a algunos visitantes, agosto ha cumplido las expectativas. Ahora es inevitable comparar los resultados con los del año pasado, otro agosto exitoso, y por lo que explican hosteleros y hoteleros, son bastante parejos: el tirón de Cantabria y de Santander ha podido con los transbordos inoportunos de Renfe, el maltrato de las conexiones aéreas con Madrid y los pisos turísticos ilegales, los grandes males de este verano.
En pleno debate sobre la masificación turística, el malestar de moda para un creciente porcentaje de vecinos de las localidades turísticas, surge la duda de, si además de ganas, hay capacidad para acoger un mayor número de visitantes. No hace falta esperar hasta el final de esta información para saber lo que opinan los profesionales del sector: dicho en pocas palabras, se puede crecer a lo ancho, pero no a lo alto; agosto parece haber llegado a su tope, pero quedan otros once meses en el año para mejorar el negocio.
«La impresión general es que las tres primeras semanas de agosto ha habido buenos datos de ocupación: se puede decir que siempre funciona bien, casi independientemente del tiempo que haga», opina Eduardo Lamadrid, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria. «En la última semana del mes, como en el mes de septiembre, influye mucho más, como también influyó, en este caso negativamente, durante las dos primeras semanas de julio».
A la espera de datos definitivos, Lamadrid calcula que las tres primeras semanas de agosto se ha registrado una ocupación entre el 85 y el 90%. «El puente de agosto –del 15 al 18–, ha sido muy bueno, el mejor fin de semana d el verano, con ocupaciones medias del 90 al 95%».
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Reconoce que, entre los empresarios de la restauración, hay quejas por cómo se ha comportado el arranque de julio, «aunque a partir de los Sanfermines, que es cuando consideramos que realmente 'empieza' el verano –aunque este año hasta la feria de Santiago no ha empezado–, y hasta el anterior fin de semana ha habido gente y consumo».
¿Es cierto que el visitante consume menos que antes? «Parecido al año pasado: cuando decimos que el cliente consume menos, creo que la gente que se aloja en hoteles y hospedajes tradicionales sigue dejando una cantidad de dinero parecida, pero es cierto que hay otro tipo de turismo, y quizás los que venden mucho son Lupa y Mercadona».
Es inevitable hablar de los pisos turísticos ilegales. «Estamos esperando a que salga el famoso decreto –señala el presidente de los hosteleros–; sólo teníamos el borrador y esperamos que nos llame la consejera en los próximos días y nos comente sus impresiones: hemos hecho alegaciones y esperamos que sean atendidas. Estamos ansiosos de que se publique, porque nos influye a muchos. Antes era fácil decir cuál es la cifra de visitantes, porque era oficial; ahora no se puede decir porque no sabemos cuántas viviendas de uso turístico hay, aparte de un pequeño porcentaje de legales».
Eduardo Lamadrid
Asociación de Hostelería
Jaime Paino
Avutcan
Resumiendo, «el verano en Cantabria dura un mes, y lo hemos visto más claro que nunca este año, una punta de trabajo de Santiago al 27 de agosto. Agosto, con unas ocupaciones muy altas, tiene un margen de crecimiento pequeño, pero se puede crecer durante el resto del año. Hay que luchar por otro turismo, no sólo de verano: Cantabria no es sólo la zona costera, y hay mucho que hacer y que visitar».
Francisco Agudo, al frente del Hotel Santemar, en Santander, habla, hasta mediados de la semana pasada, de una ocupación media del 91,30% en agosto. «Estamos satisfechos. Ha habido años de 96% y también de 89%, unos más y otros menos, pero ha estado bien, sobre todo la primera quincena. Este año hemos pinchado en julio, con una primera quincena mala, y eso que siempre la trabajamos».
Con ese 91% de ocupación, Agudo sostiene que todavía se puede crecer. «Con los pisos turísticos, la oferta ha crecido en la ciudad, y quien duerme ahí no lo hace en un hotel. Claro que los pisos turísticos son competencia, y me gustaría que fuese legal».
Según Jaime Paino, presidente de la Asociación de Viviendas de Uso Turístico de Cantabria (Avutcan), que agrupa a cerca de medio millar de propietarios, se ha llegado a un punto en que la oferta de pisos ha superado la demanda. «El mercado está saturado, sobre todo por esa oferta ilegal que nos afecta a quienes actuamos legalmente. Hemos llegado a ese momento en que, en muchos casos, ya no es rentable dedicarse al alquiler vacacional únicamente, pero el que se dedica a ello es porque no se fía del alquiler de larga duración, o porque los propietarios usan esas viviendas fuera de temporada. De hecho, aunque los precios se han mantenido respecto al año pasado, en Santander han descendido algo porque hay mucha competencia, mientras que en zonas rurales, o fuera de los núcleos urbanos incluso han ascendido».
De este verano destaca que los viajeros hacen estancias más largas y que ha crecido mucho la reserva de última hora, en un escenario de casi plena ocupación.
90% Ocupación media
de los alojamientos hoteleros de Cantabria durante el mes de agosto
95% Ocupación máxima
que se alcanzó durante el puente de agosto, el mejor fin de semana del verano
«En estas fechas en que hay muchísima gente, la capacidad, no sólo de los campings, sino de cualquier tipo de alojamiento, es la que es, y no puede haber más que las plazas de las que se dispone», opina Eneko Valle, presidente de la Asociación de Empresarios de Campings de Cantabria. «Lo que he hablado con todos los campings es que ha sido un agosto bastante bueno. A partir de julio empezó a mejorar la ocupación y hemos estado rozando el lleno bastantes días. Son números similares a los del año pasado. Las estancias también lo son: la gente que viene de alquiler de bungalow o mobil home se queda unos cinco días, y el cliente de tienda de campaña o caravana, dos o tres días, no ha variado».
Hasta la bandera han estado en el Hotel Infantado, en Potes, como cuenta Isabel Fombellida. «Ha estado lleno casi todo el mes, igual con alguna habitación libre alguna noche. Lo que sí hemos notado un poco más flojo, respecto al año pasado, ha sido el restaurante, pero es difícil hacer una comparativa, porque era Año Santo, había ese tirón postcovid... y el año pasado teníamos lleno el hotel y el restaurante. Sí tenemos la sensación de que se gasta menos: tiene un dinero programado de vacaciones, no se quiere pasar y tiene un presupuesto bajito, sobre todo para las comidas».
En Isla, Emérito Astuy, del Hotel Restaurante Astuy, ha tenido su comedor a reventar. «Aquí llenábamos todos los días y seguimos llenando, y no sé cuántos se van cada día sin poder comer. Nuestro público come langosta y no tortilla, y aunque es producto caro lo seguimos vendiendo como siempre, ni mejor ni peor. No podemos decir que la gente se esté gastando menos».
En el hotel también se está trabajando bien. «Agosto ha ido bien, lo esperado: si no fuese así, sería para preocupar. Comparado con el año pasado, muy similar. En el 'cogollito' del verano no se puede crecer más, ahí estamos al límite de capacidad, pero son sólo cinco o seis semanas: desde la última de julio y tres o cuatro de agosto vamos bastante al límite. Esos cuarenta días estamos muy justitos, pero tenemos capacidad para crecer por delante y por detrás».
También ha sido un buen mes en el Restaurante Cañadío, en Santander. «Quizás haya habido más clientela que el año pasado», destaca Teresa Monteoliva, quien subraya que su negocio no está sujeto a grandes vaivenes. «Cañadío es un sitio emblemático, al que no viene todo el mundo, y el que viene sabe adónde va después de 43 años de historia».
Se siente ajena al debate de la masificación turística, y cree que son «los analistas, los ayuntamientos sobre todo, y el Gobierno», quienes deben de preocuparse por preparar las ciudades para gestionar la afluencia de turistas. «No creo que seamos los ciudadanos normales quienes debamos opinar de ello. Lo que sí pienso es que vivimos en una región que vive especialmente del sector servicios, y debemos sentirnos muy contentos de que haya muchísimo trabajo».
Para Ramón López, de La(s) Taberna del Herrero, «el verano ha sido igual que el del año pasado, muy bueno, y estamos muy contentos de cómo ha ido en las tres tabernas. En la línea del año pasado. Alguna ha funcionado incluso mejor, la del centro sobre todo».
Al gestionar establecimientos con mucha capacidad –como el de la S20 y el de Peñacastillo–, cree que aún es posible atender a más clientes, pero matiza: «Hay que apostar más por la calidad que por la cantidad».
«El perfil del turista que tenemos es de clase media, viene con un presupuesto y no puede salirse de él. Nuestro turista ideal es de capacidad económica alta, una persona que cuando viene hace lo que quiere, pero les tenemos que dar algo a cambio. Madrid, por ejemplo, es una ciudad que ha apostado por la calidad, hoteles de superlujo y servicios de gama alta, y eso es lo que igual no tenemos».
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