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Una llamada telefónica de veinte minutos con Inés González basta para entender la emoción que siente una chica de 17 años que está viviendo «un sueño». Ella pertenece al grupo de los 106 peregrinos cántabros que ha viajado hasta Portugal para acudir a la Jornada ... Mundial de la Juventud (JMJ), un evento multitudinario que congrega a más de un millón de personas y que se celebra en Lisboa desde el pasado lunes hasta el 6 de agosto. Es la emoción de una persona que lleva mucho tiempo esperando un evento y que, por fin, ha llegado. Inés pertenece a la parroquia de Cartes, que se ha juntado con la Diócesis de Santander para vivir esta experiencia «vital». Su viaje comenzó el pasado 26 de julio. Llegaron hasta Oliveira do Bairro, una ciudad portuguesa situada en el distrito de Aveiro. Allí vivieron el preludio al arranque oficial de la JMJ con varios días de encuentros, eucaristías y mucha preparación previa para que todo salga según lo previsto.
«En Oliveira do Bairro nos han acogido familias de la zona y hemos estado con ellos hasta el día 31», explica la joven cántabra. Una modalidad que, según la Diócesis de Santander, «brinda a los jóvenes un mayor conocimiento de la cultura del país en el que se celebra este encuentro mundial y, además, propicia una vivencia mayor de la hospitalidad cristiana, que también enriquecerá a quienes sean los anfitriones».
Inés González
Parroquia de Cartes
Layre Crespo
Diócesis de Santander
Inés lo corrobora. «Es un intercambio cultural que nos enriquece y del que hemos aprendido mucho. Creo que no lo vamos a olvidar. Estamos todos unidos por la misma causa», comenta. Igual que Leyre Crespo, una joven de 19 años de la Diócesis de Santander. «Estoy muy feliz. Emocionada y aprovechando cada minuto. La experiencia con las familias de acogida fue increíble. Nos trataron como a sus hijos o nietos», añade.
Después, el grupo de peregrinos cántabros se desplazó hasta Estoril, donde se celebró el lunes el encuentro de la Iglesia española, que reunió cerca de 40.000 peregrinos procedentes de 67 diócesis del país, 32 congregaciones religiosas y 11 movimientos de ámbito nacional e internacional. «Sin palabras», reconocen las dos cántabras.
Crespo tenía claro desde hace meses que quería vivir en primera persona este multitudinario encuentro de jóvenes católicos. «Nunca se sabe si podré repetir». Lo que también tiene claro es que han sido días cargados de emoción que no podrá olvidar nunca. «Sentimos una conexión inexplicable con jóvenes de todo el mundo. Es como si nos conociéramos de toda la vida», comenta la joven santanderina.
Pero aún queda lo mejor: conocer al Papa Francisco. El Pontífice se traslada a Lisboa para la celebración de este evento multitudinario, el primer viaje internacional que realiza tras operarse de una hernia el pasado 7 de junio. «El Papa Francisco es la máxima representación de la Iglesia y poder conocerlo es algo que nunca me imaginé», explica Leyre. De hecho, reconoce que es un acontecimiento que le inquieta. «Estoy nerviosa. Es un día muy importante que recordaré toda la vida. La ilusión de verle no se puede explicar», cuenta. Esto no sucederá hasta el jueves por lo que aún le quedan nervios para rato.
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