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En las conversaciones durante estos días con los propietarios de hoteles, con la gente del turismo rural o los cámpines se escuchan frases familiares. «Va a depender mucho del tiempo», «hay que ver cómo se comporta la última hora»... Son los argumentos de la rutina ... cuando, por estas fechas, reciben una llamada de este periódico para saber qué pinta tiene la Semana Santa en el sector. Siempre ha sido así. Bueno, siempre no. Porque el tiempo y la última hora no le importaron a nadie en 2020 -con todo cerrado- y a muy pocos en 2021 -sin movilidad entre comunidades y estirando hasta donde se pudo el turismo local-. Ese detalle, además de los datos, confirma que la Semana Santa de 2022 es «la de la recuperación». Con amenazas vigentes aún (los coletazos de la pandemia, la guerra o los precios), pero claramente distinta a las dos últimas. En Hostelería, el pasado viernes, daban casi por hecho que la ocupación en Cantabria será mejor que la de 2019.
Con una Semana Santa 'cerrada', como en los dos últimos años, Cantabria pierde unos 100.000 turistas, y algunos negocios del sector, entre el 10 y el 15% de su facturación anual. Ese panorama sirve como punto de partida del análisis. A partir de ahí, una ensalada de datos de este año. El presidente de los hosteleros, Ángel Cuevas, contó el viernes cómo estaban las reservas en ese momento. Hasta el miércoles (día 13), al 61%. Para los tres días más fuertes en estancias y en precios, de jueves a sábado (del 14 al 17), el porcentaje llegaba al 89%. Y para la cola en la que aún quedan algunas comunidades de vacaciones durante la semana siguiente (de domingo a sábado, del 18 al 23), un 55%. En ese mismo orden, en 2019, los porcentajes fueron del 60%, del 93% y del 50%, respectivamente. Contando con la llamada de última hora -lo de 2019 son datos finales- se confirma esa previsión de mejorar las cifras.
Más números. La Asociación de Campings de Cantabria pone sus porcentajes de reserva actuales para los días clave en un «80 o 90%» en cuanto a la pernoctación 'estable' en bungalós. Además, estima que el cliente de paso (tiendas, caravanas) ocupará «sobre un 60%» de las plazas. Y desde la Asociación de Turismo Rural hablan de un 70% ya reservado a estas alturas.
OPTIMISMO EN EL SECTOR
A esto hay que sumar el regreso de las procesiones y de los grandes actos religiosos (que pregunten en Castro), que el aeropuerto cuenta estos días con 24 rutas (el año pasado eran cinco a estas alturas y en 2019 la cifra estaba por debajo de la de este año) o que Brittany Ferries ya opera a pleno rendimiento sus rutas marítimas. También que la estación de esquí seguirá abierta en los días festivos si nada se tuerce. «La última nevada ha permitido que los aficionados se animen a esquiar en estas vacaciones, a pesar de que la Semana Santa este año cae muy tarde. Es un buen broche para una de las mejores temporadas de Alto Campoo», dicen desde allí. De hecho, las reservas en La Corza Blanca (el alojamiento de Cantur pegado a la instalación) estaban ya el viernes por encima del 65% para la dos principales noches -con más de un centenar de clientes-.
Hasta ahí los números. Lo siguiente son las valoraciones. La primera, del propio Cuevas.
-¿Le encaja la idea de hablar este año de la Semana Santa de la recuperación?
-Sí, me encaja.
Y la opinión se repite, con matices, al hablar con los profesionales en negocios concretos. «Si lo ceñimos sólo a Semana Santa, sí claro. Pero hay que ser prudentes porque no sabemos lo que puede venir después. El verano pasado fue espectacular y todos estábamos muy ilusionados, pero luego vino lo de noviembre y diciembre. Así que, visto lo visto, sería muy prudente. Lo que sí es una Semana Santa más normal, más como siempre», destaca Sergio Peón, director del Hotel Bahía, en Santander (con el 90% reservado para los días festivos y sobre el 83% el resto de la semana). Su compañera Cristina Pérez, directora del Hotel Sardinero (85% para jueves, viernes y sábado, y 80% para el resto) y del Hoyuela (70% y 60%), sí que se apunta «a la idea de recuperación». «Lo vemos», dice.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO
Pero destaca tres detalles: que, a raíz de la pandemia, las condiciones de cancelación de reservas «son más permisivas» (un riesgo para estas últimas horas que hace depender, si cabe, el resultado aún más del cielo), que los precios medios «son algo más bajos» y que este periodo se ciñe «al cliente individual, al particular». Es una reflexión importante. «Que se hable del tiempo es un síntoma de normalidad, pero nos referimos a un periodo para ese tipo de cliente concreto, el individual. Porque en el ámbito de los congresos, los grandes eventos o reuniones (o banquetes con muchos comensales) seguimos en pandemia».
Emérito Astuy, desde Isla, confirma que las reservas en su hotel (el Astuy) son «ligeramente mejores, incluso, que un año 'normal'». Deja, de hecho, en manos del tiempo que el balance sea «entre bueno y aceptable o entre excelente y extraordinario». «Pero malo no va a ser en ningún caso». Ronda ya el lleno en los días centrales, maneja entre un 75 y un 80% lo reservado en los días previos y le queda esa cola de las jornadas posteriores aún con dosis de trabajo (sobre un 60%). «Como hace tiempo. Yo diría que el pincipio del fin de esta crisis se vio ya el verano pasado. Salvo por el achuchón de las Navidades, ya notamos una actividad similar a la de los años anteriores a la pandemia», resume Astuy, que asegura que han «llenado prácticamente todos los sábados» durante los últimos fines de semana.
También en la recepción del Infantado, en Ojedo (Liébana), ofrecen una visión optimista. Cabe recordar que Cuevas aseguró el viernes que la comarca es la que iba con mejor ritmo de reservas. Los resultados más positivos de la región. «Al 99%», responde Isabel Fombellida desde su establecimiento respecto a los festivos (y en torno al 50% hasta esa fecha). «Va a ser una buena Semana Santa y sí me encaja la idea de la recuperación. Aquí en Liébana siempre entendemos esta semana como un anticipo del verano, como un termómetro, y todas las expectativas son por ahora buenas».
MIRANDO AL CIELO
Son los números y hasta la actitud. «Después de lo que ha pasado en los dos últimos años, me veo con mucha confianza. Estamos muy tranquilos y con ganas. Lo vemos todo de otra manera». Señala, incluso, un cambio de hábito favorable que parece haberse instalado como herencia del covid. «De quedarse una noche en Liébana y pasar el Desfiladero un día y volverlo a pasar al siguiente para regresar, ahora se ha pasado a quedarse dos o tres noches. Se llevan mucho mejor sabor de la comarca y a nosotros nos viene francamente bien».
Entre cálculos y previsiones, la hemeroteca sirve para recuperar las que se hicieron a estas alturas del año en las dos últimas temporadas. Ojo a esta frase: «El 2020 será un año perdido, el 2021 para empezar a recuperar y el 2022 para volver a donde estábamos». Es de abril de 2020. De Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural. «La suscribo, sí», dice ahora cuando se la recuerdan. «La Semana Santa será de recuperación si el sol no nos abandona demasiado y el arreón final va a ser clave. Ha habido altibajos en el ritmo de reservas estas últimas semanas por todo lo que está pasando, pero es tanta la necesidad de salir que tiene la gente que se superarán todos los obstáculos».
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Habrá que ver cómo afecta la subida en el precio de los carburantes -«nuestro turista es de coche», recuerda- y, en general, el efecto que los aumentos de los costes tienen en los hosteleros y en los clientes. «Pero a pesar de todo eso van a venir. Veremos después qué es lo que pasa más a largo plazo».
En las «ganas» que hay de viajar, de escaparse, coincide Eneko Valle, de la Asociación de Campings. «¿Recuperación? Yo creo, espero y deseo que sí». En una región en la que el turista extranjero no es el predominante, su sector aglutina a una parte importante de los que sí vienen -que fueron, precisamente, los que más desaparecieron con la pandemia-. «Poco a poco sí que se va moviendo ese turista de paso que viaja en autocaravana, en el ferri... Es el cliente que nos faltaba para volver a la normalidad y va apareciendo más».
Que vendrán turistas parece cantado (ya se nota su presencia este fin de semana). Incluso, que serán muchos. ¿Nos iremos los cántabros por ahí de vacaciones? En cuanto a los viajes organizados, «se ve cierta recuperación». «Por debajo de la Semana Santa de 2019, pero con buenas sensaciones», resume Eduardo García, de la Asociación de Agencias de Viajes y Operadores de Turismo de Cantabria.
«No olvidemos -apunta en todo caso- que las agencias son prácticamente el único sector que todavía tiene personal en ERTE. Y eso se debe precisamente a seguir por debajo de los datos de 2019. Hay muchos países que, por el covid, mantienen restricciones al turismo todavía».
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