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Si uno repasa las tablas del Instituto Cántabro de Estadística (Icane) las conclusiones saltan a la vista. En cuanto a la coyuntura hotelera, menos viajeros, aunque un ligero –muy ligero– aumento de las pernoctaciones entre junio y agosto. Vinieron menos, pero se quedaron un poco ... más. Todo esto, eso sí, con altibajos. Porque en agosto hubo mucha gente. Más que el año anterior. Pero es que junio y, especialmente, julio fueron más flojos. Lo uno por lo otro y sale, más o menos, empate en el total. El problema es que septiembre, a falta de datos oficiales, no tiene buena pinta. «En general, hasta agosto estaríamos en un nivel similar al año pasado, aunque el verano de 2023 fuera más lineal. Pero si contamos septiembre, a la espera del dato confirmado, posiblemente el balance sea algo inferior», señala Eduardo Lamadrid, presidente de los hosteleros cántabros. En su resumen veraniego reconoce una subida de precios (motivada por la subida de los gastos), pero destaca que «en menor medida que la media nacional». Las tablas confirman lo uno y lo otro. Que quedarse en Cantabria salió algo más caro, pero que aquí subió menos que en el resto del país. Y lo que queda absolutamente confirmado es el peso que tiene el tiempo. «En agosto –resume Lamadrid– no hace falta que haga muy bueno para que venga gente, pero el resto de meses sí».
Aunque la explosión de los pisos turísticos –sobre todo los ilegales– distorsione ahora los análisis, la encuesta de coyuntura hotelera sigue siendo lo más fiable para saber cómo le ha ido al sector. Lo que dice de este verano es que en junio hubo menos viajeros y pernoctaciones, y en julio bastantes menos. De pasar de los 200.000 a no llegar a 185.000 turistas. Todo lo contrario que agosto. Las cifras del octavo mes son llamativas. Para hacerse una idea, la ocupación fue del 80,19% (en 2023, un 76,71%). Muy alta, frente al 54,52% y 66,49% de los dos meses previos.
549.426 Viajeros
Número de turistas en los hoteles entre junio y agosto. En 2023, en ese periodo hubo 561.918.
129,17 Precio
Tarifa media diaria (en euros) en los hoteles cántabros en agosto (en 2023 fue 118,62). A nivel nacional fue 146,86 (136,82 en 2023).
Esa idea de los altibajos es también palpable en la parte del turismo rural, aunque los resultados que ofrece el Icane reflejan un verano algo más flojo. Más en los 'alojamientos de turismo rural' que en las 'casas rurales', los dos epígrafes que se distinguen. En los primeros, la ocupación media en junio fue del 30,08, en julio del 50,15 y en agosto del 74,18%. «Ha bajado un poco la ocupación con respecto a 2023. En general, el mejor año de los últimos fue 2022. El siguiente fue peor y este ha sido peor aún. En buena parte de junio y unos veinte días de julio no hubo el sol necesario para la ocupación que esperábamos. Veníamos de buenos datos y se pararon en seco. Después, hasta el 28-29 de agosto –el último fin de semana llovió y se fueron muchos– todo ha estado muy lleno. Como resumen, ha sido una montaña rusa y con las cancelaciones hemos bajado un poco. En general, todo ha estado muy concentrado en agosto y con 'flojera' el resto», analiza Jesús Blanco, de la Asociación de Turismo Rural. El tiempo, otra vez, es la clave. También en septiembre, «lloviendo desde el día uno». «Será también peor que el año pasado, aunque, sorprendentemente, parece que no va a ser tan desastre como pensábamos viando los días que ha hecho», adelante el presidente del colectivo.
Los que salen mejor parados de la última actualización del Instituto Cántabro de Estadística son los cámpines de la región. De junio a agosto, sus cifras de viajeros y pernoctaciones fueron mejores y también aumentó la estancia media en sus instalaciones. El mes clave tuvieron una ocupación por parcelas del 64,88% frente al 61,56% del mismo periodo de 2023.
«Empezamos junio con una buena dinámica y, aunque las primeras semanas de julio fueran malas por el tiempo y fallaran los clientes de paso, se mantuvieron las reservas. A partir de ahí hemos ido para arriba y se ha trabajado bastante bien. El año pasado fue bien, pero este diría que ha sido mejor. Se están haciendo bien las cosas y se trabaja bien. El balance, por resumir, ha sido bueno en un verano que no ha sido del todo verano», describe Eneko Valle, que preside la asociación regional del sector.
«Estamos contentos –concluye–, pero la pena es que septiembre ha hecho muy malo y seguramente se va a notar».
«La primera semana de septiembre en Santander se ha defendido algo mejor por los congresos, pero en el resto de la región ha sido flojo. Ha habido cancelaciones de última hora por el tiempo, que nos hacen daño. Salvo en Liébana, que es un poco diferente, y a expensas de tener los datos oficiales, habrá una bajada de la ocupación. Aunque parece que será menos de lo que se podría esperar con este tiempo», apunta Eduardo Lamadrid sobre septiembre tras un pequeño sondeo entre los asociados de Hostelería.
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