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Camarera
En 2008 Yana Liashko abandonó Nizhun (Ucrania) «en busca de una vida mejor». Y eso que, por aquel entonces, «la situación no era tan grave como ahora». Su abuela sigue viviendo allí y no quiere abandonar el país. «Tiene 80 años y está muy ... preocupada, igual que todos los ucranianos», asegura Liashko. Y aunque este conflicto no es nuevo para ella, reconoce que la situación «no ha hecho más que empeorar». Ahora mismo, «en Ucrania están preparados para lo peor. Rusia no tiene límites».
Tanto ella como su madre –también residente en Cantabria– están constantemente pegadas a la televisión. «Me gustaría volver a ver noticias positivas sobre mi país», explica, «porque eso significaría que habría terminado todo».
Liashko confía en que el apoyo que está recibiendo Ucrania por parte de Europa y Estados Unidos «pare los pies a Rusia». Y es que, a su parecer, lo que pretende Putin es tener todo el poder y que «Ucrania siempre tenga que depender de ellos». Liashka se niega. «Nosotros solo queremos tener libertad y no más limitaciones. Poder elegir si queremos entrar o no en la Unión Europa, si queremos viajar a otros países... en definitiva, ser un país independiente y desarrollado».
Presidenta Oberig
«Cada día que pasa muere algún soldado y me preocupa el futuro de Ucrania». Mariya Kurnytska es ucraniana y representa en Cantabria a la comunidad de su país. Es la presidenta de la asociación 'Los ucranianos y gentes del Este, Oberig' (que en su lengua significa 'acogimiento').
«Estamos acostumbrados a vivir con la amenaza de una invasión de Rusia». Kurnytska lamenta que esta situación no sea nueva. Y así lo atestigua. «La guerra en Ucrania no para desde hace ocho años». Aunque, también reconoce que ahora se ha agravado. «La gente está muy preocupada, muchos han preparado la maleta de emergencia».
Sobre cómo están gestionando sus compatriotas esta crisis solo tiene buenas palabras. «Los ciudadanos están muy unidos y van a resistir porque es nuestro país». Y sentencia que «no van a dar la bienvenida a ningún invasor».
La presidenta de la asociación confía en que el apoyo internacional que está recibiendo Ucrania pare los pies a Putin. «Estoy muy agradecida a todos los países que han brindado su apoyo porque eso significa que no es solo nuestra lucha, si no la lucha de toda Europa». Y aboga por un país desarrollado con valores europeos.
Médico
Oleksandr dejó Kiev, su ciudad natal, hace seis años, junto a su mujer y su hija. Estudió Medicina en su país, pero al llegar a España tuvo que presentarse al MIR para ejercer. Y reconoce que, «muy a su pesar», nunca quiso regresar a Ucrania. «Esta situación es la misma que hace años, y no queríamos desarrollar la vida de nuestros hijos en un contexto de tanta inseguridad». Es más, recuerda que ya hace seis años «llegaban avisos constantemente de bombas en centros comerciales».
Sus padres y su hermano viven en Kiev y «están asustados, tienen miedo». A pesar de que el Gobierno ucraniano trate de tranquilizarles, «la sociedad teme que mañana Rusia empiece una guerra». De hecho, añade, «mi familia está pensando en mudarse al oeste del país o incluso a España».
«Ucrania solo quiere seguir desarrollándose y vivir en paz, que ese debería ser el estado natural de los países». Es más, Boiko asegura que uno de los motivos que lleva a Rusia a atacar a su país es la «gran evolución que hemos experimentado». «Rusia no quiere tener al lado a un país desarrollado, quiere un país pobre», sentencia. «Ellos viven en un mundo diferente, sin desarrollar... y quieren arrastrar a Ucrania a lo mismo».
Cuidadora
La historia de Oksana Bushmych es diferente a la del resto. Ella aterrizó en Cantabria de luna de miel sin ninguna pretensión de quedarse. En Zubryza, un pueblo al oeste de Ucrania, era profesora de Historia y no se imaginaba el cambio «a mejor» que iba a vivir. Le gustó tanto la región que en 2007 se instaló junto a su marido en Cantabria. Y es aquí donde han formado su familia. «Prefiero que mis hijos crezcan aquí».
Pero sus allegados –excepto su hermano que vive en Cantabria– se quedaron en su país. Y es eso lo que le atormenta. «Hablo con mis padres todos los días y me cuentan que nos pueden atacar en cualquier momento».
Bushmych explica que la gente tiene mucho miedo. «Los ucranianos están retirando su dinero de los bancos, yendo a hacer la compra como locos, por si acaso». Esta mujer cree que Rusia no quiere que Ucrania se desarrolle ni que esté en Europa. Pero aun así, considera que los ucranianos van a resistir y no van a abandonar su país ni a sus compatriotas. «El pueblo ucraniano quiere defenderse pero no quieren que les maten, solo desean vivir en paz».
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